Las diferentes casas reales de Europa ya preparan las vacaciones para disfrutar de las vacaciones de verano. Algunos tienen lugar fijo (como Isabel II, que nunca falta a su cita con el castillo de Balmoral en Escocia); otros van haciendo viajes en función del momento.
Máxima y Guillermo de Holanda: polémica por su casa de Grecia
Otros tienen que capear escándalos, como los reyes de los Países Bajos, Máxima y Guillermo, que hace unos años, en plena pandemia, se saltaron las normativas de su propio gobierno y, en vez de quedarse confinados, se fueron al Peloponeso, a su villa de Kranidi, una mansión que les costó 4,5 millones de euros (un coste por el que ya fueron en su día muy criticados).
Tantas críticas destapó su decisión que tan sólo pudieron estar en Grecia un día. Tuvieron que regresar a toda prisa, hacer público un comunicado e incluso grabar un vídeo donde pedían disculpas. "Ponemos fin a nuestras vacaciones", dijeron. "Hemos visto la reacción de la gente en la prensa, es intensa y nos afecta. No queremos dejar ninguna duda al respecto: para que el COVID-19 esté bajo control es necesario que sigan las pautas y el debate sobre nuestras vacaciones no ayuda". Para capear el temporal, al año siguiente se pasaron todo el mes de julio trabajando intensamente y fueron de viaje oficial a Alemania.
La familia real sueca: isla en el Báltico y Costa Azul francesa
La familia real sueca no tiene tanto problema: todos sus miembros se reúnen en la residencia de verano que tienen en la isla de Öland, en el bar Báltico. Allí pueden disfrutar del palacio de Solliden, una preciosa construcción de fachada blanca de estilo italiano cuyos orígenes datan del siglo XVII, aunque el edificio tal como se conoce hoy en día es del 1906. Se dice que fue la bisabuela del actual rey, la reina Victoria de Suecia, lo compró porque sufría de problemas graves de pulmones por culpa de los duros inviernos. Algunos médicos le recomendaron partir a climas más suaves, como Italia, y otros le recomendaron irse a Oland. La mujer optó por combinar ambos destinos: se instaló una larga temporada en la isla báltica, pero en un edificio construido según la moda italiana.
Los reyes Carlos Gustavo y Silvia pasan allí unas cuantas semanas y normalmente luego se van al sur de Francia, a la localidad de Saint Maxime, cerca de Saint Tropez, donde poseen una mansión llamada Mirage que el rey heredó hace unos años de un tío suyo, el duque de Hallandm. No es difícil ver a los príncipes suecos haciendo esquí acuático o navegando a bordo del yate Polaris. También se puede ver con relativa facilidad a la reina Silvia paseando por el pueblo con vestidos sencillos y pasando bastante desapercibida.
Margarita de Dinamarca: castillo antiguo en Jutlandia
Los daneses tienen un plan parecido: la reina Margarita tiene por costumbre desde que murió su marido reunirse con sus hermanas, las princesas Benedicta y Ana María (esposa de Constantino de Grecia), en el castillo de Grasten, en el sur de Dinamarca, en la península de Jutlandia. Es un bonito edificio cuyos orígenes datan del siglo XVI: por entonces, era un pabellón de caza al que, con el tiempo, le fueron añadiendo alas y pabellones.
Normalmente, la soberana llega cada año a bordo de su yate, Dannebrog, y es recibida en el pueblecito costero de Sonderbog con una banda de música y una pequeña delegación del ayuntamiento, encabezada por su alcalde. La casa real danesa suele publicar una fotografía de las tres hermanas juntas al inicio de cada verano.
La reina tiene a su disposición esta mansión y también otra, el palacio de Marselisborg, en Aarhus, una localidad veraniega muy popular para los daneses. Cuando la reina y el resto de la familia real no están allí, se permite que el público acceda a los jardines.
Felipe y Matilde de Bélgica: castillo de Ciergnon y una isla de Francia
Normalmente, después de celebrar el Día Nacional del país, el 21 de julio, con un Te Deum en la catedral de San Miguel y Santa Gudula en Bruselas, los reyes de Bélgica, Felipe y Matilde, y sus hijos ponen rumbo a sus vacaciones estivales. Generalmente alternan sus veranos entre el castillo de Ciergnon, en la provincia de Wallonia, y una pequeña isla francesa, la isla de You.
Ciergnon es un castillo de cuento de hadas, con sus torreones y todo, adquirido en 1840 por el rey Leopoldo I para su esposa, María Luisa. Con los años se fue ampliando, renovando y adquiriendo su aspecto actual. Todos los miembros de la familia real belga están muy unidos a este lugar: aquí fue donde el anterior rey Balduino, cuando aún era príncipe, y su hermano Alberto estuvieron recluidos durante la Segunda Guerra Mundial antes de que la familia fuese obligada a exiliarse en 1944. También fue aquí donde una jovencísima Fabiola de Mora y Aragón fue presentada a la prensa después de que se hiciera público su compromiso con Balduino. Además, el actual rey Felipe, cuando aún era príncipe, vivió gran parte de su noviazgo con Matilde en este castillo. Todos sus hijos fueron bautizados aquí.
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