La ciudad de Barcelona es conocida mundialmente como capital de la arquitectura modernista, y millones de turistas visitan cada año la Sagrada Familia, el Park Güell y La Pedrera de Gaudí, el Hospital de Sant Pau y el Palau de la Música, de Domènech i Montaner, o la Casa Amatller y la Casa de les Punxes, de Puig i Cadafalch.
La espectacularidad y exuberancia de estas obras, junto al también importante legado de la Barcelona medieval, ha llevado a que la arquitectura moderna pase un tanto desapercibida en la capital catalana, pese a que en los últimos años la ciudad ha acumulado destacados proyectos de arquitectos galardonados con el Premio Pritzker, considerado el Nobel de la Arquitectura.
Si bien es cierto que en general las obras de los Premios Pritzker en Barcelona no están entre las más conocidas de estos príncipes de la arquitectura, constituyen en conjunto un catálogo bastante completo de lo que han sido las tendencias constructivas de los últimos años del siglo XX y principios del XXI.
Estas son diez de las obras que en Barcelona llevan el prestigioso sello de los Premios Pritzker, algunas de ellas conocidas por los ciudadanos y otras que son casi invisibles tanto para barceloneses como para los visitantes.
Torre Glòries
La Torre Glòries, conocida antes como Torre Agbar, es una de las pocas obras modernas que han pasado a ser icónicas en Barcelona, como símbolo del 22@, el nuevo distrito tecnológico de la ciudad, y por su impacto en el skyline barcelonés con sus 144 metros de altura y un diseño futurista, con una estructura que dispone de más de 4500 dispositivos led que posibilitan la generación de imágenes luminosas en la totalidad de su fachada.
El rascacielos, concluido en 2005, fue proyectado por el arquitecto francés Jean Nouvel, que ganó el Pritzker tres años después, en 2008.
Torre de Collserola
La Torre de Collserola es una torre de telecomunicaciones situada en la sierra del mismo nombre, obra del arquitecto británico Norman Foster, premio Pritzker en 1999, que fue construida con motivo de la celebración de los Juegos Olímpicos de 1992.
La esbelta estructura de acero, hormigón y vidrio, de 288 metros, la más alta de Cataluña, es visible desde buena parte del área metropolitana y es otra de las obras arquitectónicas contemporáneas que sobresale en el horizonte urbano barcelonés.
Palau Sant Jordi
Obra del arquitecto japonés Arata Isozaki, premio Pritzker en el año 2019, el Palau Sant Jordi es un pabellón multifuncional construido también para los Juegos Olímpicos de 1992 y es considerado la joya de Anillo Olímpico de Montjuic.
El Palau Sant Jordi es la instalación olímpica más utilizada después de los juegos y acoge toda clase de espectáculos deportivos, musicales y de otra índole, con una capacidad máxima de hasta 18.000 personas.
L'Auditori
El edificio L'Auditori es una de las dos grandes obras, junto al centro comercial L'Illa Diagonal, que Rafael Moneo, premio Pritzker en 1996, ha dejado en la capital catalana, un moderno recinto de 42.000 metros cuadrados diseñado para la celebración de conciertos y como sede de la Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña (OBC), de la Escuela Superior de Música de Cataluña y del Museo de la Música.
Moneo diseñó un edificio sobrio, compacto, rectilíneo y funcional en la zona en expansión urbana de la plaza Glòries, junto al Teatre Nacional de Catalunya (TNC), proyectado por Ricard Bofill con estética neoclásica.
MACBA
El norteamericano Richard Meier, que recibió el Pritzker en 1984, dejó su huella en la capital catalana proyectando el edificio del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, el MACBA, de una modernidad que contrasta en las callejuelas del centro histórico.
El edificio combina las líneas rectas y curvas, pues está configurado como una combinación de prismas y cilindros, y destaca por su gran luminosidad, pues la luz natural penetra por claraboyas y ventanales acristalados y se refleja en sus muros blancos.
Centro meteorológico
El Centro Meteorológico de Barcelona, denominado así porque albergó en los Juegos Olímpicos al grupo de meteorólogos que hizo las predicciones del tiempo para las pruebas al aire libre, fue proyectado por el reconocido arquitecto portugués Álvaro Siza, que ganó el Pritzker justo en 1992.
Se trata de un edificio en forma cilíndrica y de reducidas dimensiones situado en el Paseo Marítimo de Barcelona, y sin duda el menos conocido de entre las obras que han dejado en la capital catalana los ganadores del prestigioso premio.
Pez Dorado
El reconocidísimo arquitecto Frank Gehry, ganador del Pritzker en 1989, está representado en la capital catalana no por un edificio, sino por una escultura, un Pez Dorado situado a los pies del hotel Arts, en el Puerto Olímpico.
De 56 metros de largo por 35 de altura, se trata de un gran entramado de líneas de acero en forma de pez en el que se reflejan los rayos del Sol, dándole su característico aspecto dorado.
Edificio Fórum
Los arquitectos suizos Jacques Herzog y Pierre de Meuron, ganadores del Pritzker en el año 2001, proyectaron un singular edificio en forma de triángulo equilátero de 180 metros de lado y 25 de altura para el Fórum Universal de las Culturas celebrado en la capital catalana en 2004.
Situado al inicio de la Diagonal de Barcelona, en el límite con Sant Adrià del Besós, el edificio, que cuenta con 9.000 metros cuadrados, acoge desde 2011 el Museu Blau - Museo de Ciencias Naturales de Barcelona.
Torres Porta Fira
El japonés Toyo Ito, que ganó el Pritzker en 2013, y el estudio b720 Arquitectos de Fermín Vázquez diseñaron dos modernas torres en el acceso al recinto de Fira Barcelona en Gran Via de L'Hospitalet, unos edificios de 113 metros de altura que albergan el Hotel Porta Fira y la Torre Realia BCN.
Las dos innovadoras torres, que presentan un contraste de formas, aunque mantienen un diálogo entre sí, rinden homenaje a las torres venecianas que se alzan en el recinto de Fira de Barcelona en el área de Montjuic.
Biblioteca Sant Antoni
El despacho RCR Arquitectes (Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramon Vilalta), que recibió el Pritzker en 2017, convirtió una antigua fábrica de caramelos ubicada en el interior de una manzana del Eixample en una biblioteca, un hogar de jubilados y un jardín interior.
El equipo del proyecto ideó la biblioteca como puerta y espacio 'chill-out' de lectura, el hogar de jubilados como fachada de espacio público y el interior de manzana como jardín de juegos para niños y de dinamización de las relaciones sociales.
Estas diez obras no son todas las que llevan el sello Pritzker en Barcelona y su área, pues también se encuentran entre ellas el ya mencionado centro comercial L'Illa Diagonal, un "rascacielos tumbado" de Rafael Moneo y Manuel de Solà-Morales, mientras Arata Isozaki proyectó el acceso principal y el nuevo patio del Caixaforum y el parque de oficinas Distrito 38 en la Zona Franca de Barcelona.
La capital catalana podría tener otros icónicos edificios planeados por los Nobel de Arquitectura, como el Museo del Hermitage proyectado por Toyo Ito, la Torre Espiral de la arquitecta iraní Zaha Hadid o la Torre la Sagrera, un rascacielos diseñado por Frank Gehry junto a la futura estación del AVE en Barcelona que no pasaron de los bocetos por diferentes motivos.
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