Con el cartel de 'no hay billetes' José Tomás volvía a pisar una vez más una plaza de toros. Lo hacía en el coso de Alicante, donde le esperaban cuatro toros de Victoriano del Río Cortés, Toros de Cortés, Juan Pedro Domecq y Garcigrande.

Como era habitual, la expectación era máxima y bajo un calor de justicia el torero consiguió arrancar tres orejas, pero tuvo un percance que, afortunadamente, no pasó a mayores y pudo acabar la faena en la ciudad valenciana.

Se calcula que la presencia del legendario torero madrileño ha tenido una repercusión de más de tres millones y medio de euros en la economía de la capital levantina, donde hoteles y restaurantes están prácticamente llenos gracias al aluvión de aficionados, no solo de España, que mañana se sentarán en los tendidos.

A sus 46 años de edad, José Tomás ha vuelto a repetir en Alicante el peculiar formato de corrida que ya tuvo el festejo de Jaén. En esa corrida del 12 de junio en Jaén incluso se escucharon por primera vez algunos gritos en su contra, al tiempo que se exacerbaron y acentuaron las críticas en busca, tal vez, de derribar un mito ya muy duradero que, independiente y poco colaborador con el holding empresarial, resulta un incómodo ejemplo en ciertos niveles del sector taurino.

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