La tradición no escrita de la Casa Blanca dicta que, una vez una administración acaba, el presidente y la primera dama escriben sus memorias y explican lo que no se había explicado hasta aquel momento. O, como mínimo, cuentan su versión de lo ocurrido. Con una luz más que favorable, por supuesto. En el caso de Donald Trump no sabemos cuándo lo hará, pero lo que ya sabemos es que su yerno, Jared Kushner, el marido de Ivanka Trump, está a punto de publicar las suyas, tituladas Breaking History, algo así como Rompiendo la Historia. Y prometen ser explosivas. O, al menos, eso ha debido pensar la editorial, porque se rumorea un cheque de siete cifras por las 512 páginas del manuscrito.
No era ningún secreto que la Casa Blanca de Donald Trump se parecía más a una empresa familiar que a otra cosa, y que algunos de los cargos más importantes fueron a parar a Ivanka y a su marido, Jared Kushner, un tipo que llegó a acumular un poder descomunal en la campaña electoral y, luego, en Pennsylvania Avenue.
La antítesis de su suegro
A primera vista, parece mentira que un tipo como Donald Trump y alguien como Jared Kushner puedan llevarse bien. Trump es un hombre al que le encanta la publicidad personal y se mueve con facilidad entre escándalos; Kushner apenas ha concedido entrevistas, lleva trece años felizmente casado con Ivanka, con la que tiene tres hijos, y siempre se ha movido discretamente entre bambalinas. Trump cita la Biblia a la mínima; Kushner es un judío ortodoxo que respeta escrupulosamente los mandamientos de su fe (lo que significa que el sabbath no puede ni coger el teléfono).
La verdad es que, como desvela el libro, los dos hombres no siempre se han llevado bien. Jared e Ivanka se conocieron en runa reunión de negocios: ambos venían de familias que habían hecho fortunas en el mundo inmobiliario y ambos arrastraban problemas familiares. Ivanka había vivido el divorcio de sus padres y la caída (y la posterior resurrección) del imperio de su padre. Jared había visto como su padre entraba en prisión por evasión de impuestos.
Jared no se amedrentó con los problemas familiares. Al contrario: no solo se hizo con las riendas de los negocios de su padre mientras éste estuvo entre rejas, sino que compró y se hizo editor del New York Observer, un periódico que posicionó como uno de los más leídos del país. En el diario se publicaba anualmente una lista de las personas más poderosas de Estados Unidos y, un buen día, Jared recibió una carta de Donald Trumo quejándose de que lo había puesto muy abajo. Aquella fue la primera vez que ambos interactuaron.
Donald Trump intentó que Ivanka se casara con otro
Dos años después de aquella anécdota, Jared e Ivanka comenzaron a salir juntos. Cuando la relación se consolidó y empezaron a pensar en casarse, ella decidió convertirse al judaísmo y empezó a recibir lecciones de un rabino. No fue un camino sencillo: el padre de Jared no pensaba tolerar una nuera que no sintiera al cien por cien la fe judía ortodoxa, por lo que exigió a Ivanka un estudio riguroso y profundo. Donald Trump no entendía por qué su hija era la que tenía que convertirse y no al revés. En una cena con Jared se lo preguntó a bocajarro: "¿Por qué no te conviertes tú?".
Por lo que también explica Jared Kushner en su libro, Donald intentó que su hija no se casara con él, sino que saliera con Tom Brady, el jugador de futbol americano. Pero ni Tom ni Ivanka tenían interés el uno en el otro: él estaba enamorado de Gisele Bündchen y ella, de Jared. También Donald Trump destrozó la sorpresa a Jared de que pensaba pedirle a Ivanka que se casara con él.
Su pésima relación con Steve Bannon
Más allá de cuestiones personales y románticas, lo más interesante del libro es lo que cuenta de los entresijos de la campaña electoral de Trump. En concreto, de sus continuas peleas con Steve Bannon, a quien califica como "un cinturón negro en las artes oscuras de la manipulación mediática". Las discusiones, por lo que explica en el libro, debieron ser de órdago. Sin embargo, Jared Kushner acabó imponiéndose y Bannon fue despedido.
El libro también desvela que Jared Kushner sufrió cáncer de tiroides mientras estaba en la Casa Blanca. Aunque se lo cogieron a tiempo, requirió una operación y que le quitaran gran parte de la tiroides.
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