Parece mentira, pero no han pasado ni dos años desde aquel frío 20 de enero de 2021 en el que Joe Biden juraba como nuevo presidente de los Estados Unidos y, saltándose todos los precedentes e incluso las normas más básicas de educación, Donald Trump puso en duda el resultado de las elecciones, decidió no ir al Capitolio y partió de la Casa Blanca rumbo a Mar-a-Lago, el fastuoso club privado que Trump posee en Palm Beach, Florida. Mar-a-Lago es una lujosa mansión de 126 habitaciones y 10.000 metros cuadrados que, según Forbes, está valorada en 160 millones de dólares. Trump la compró en el 1985 y, tras más de ocho años como vivienda privada, decidió convertirla en un club privado. La familia, eso sí, aún dispone de una vivienda exclusiva dentro del recinto solo para ellos.
En realidad, no solo el matrimonio Trump puso rumbo a Florida. Los hijos mayores del ex-presidente, Don Jr. e Ivanka, también se instalaron allí. Se rumorea que Eric, el tercer hijo de Trump, también se ha comprado una casa recientemente.
De Nueva York a Florida
Antes de las elecciones presidenciales del 2016, todos los Trump vivían en Nueva York y pasaban muchos fines de semana en el club de golf que Trump tiene en Bedminster, New Jersey. Sin embargo, debieron pensar que ya no iban a ser bienvenidos en unos estados tan demócratas y prefirieron poner rumbo a la muy soleada y mucho más republicana Florida. Se sabe que Don Jr., por ejemplo, vendió la mansión que tenía en los Hamptons y se compró junto a su prometida, la presentadora de Fox News Kimberly Guilfoyle, una gran casa en Jupiter, un barrio de Florida situado a pocos minutos de Mar-a-Lago. Por lo que se rumorea, su nuevo hogar les podría haber costado 9,7 millones de dólares.
Su hermana Ivanka también hizo algunas compras importantes en Florida. Según el Wall Street Journal, Ivanka y su marido, Jared Kushner, se instalaron al principio con sus tres hijos en un apartamento alquilado en un lujoso edificio de la zona de Surfside, un distrito de unos 6.000 habitantes cuyo alcalde es, al parecer, seguidor de Trump. Sin embargo, se cree que su nuevo hogar es solo temporal dado que la pareja presuntamente se habría comprado una mansión y un amplio terreno en la isla de Indian Creek, una exclusiva zona conocida como el "búnker de los multimillonarios". Tan solo viven 86 personas y, por lo que se sabe, la gran mayoría votaron por Trump en el 2020.
Un sorprendente silencio
Pero no solo ha habido cambio de residencia en los Trump. Al principio, todos mantuvieron un perfil muy bajo, sobre todo Donald Trump, algo sorprendente teniendo en cuenta su afición a los comentarios grandilocuentes y su pasión por la publicidad personal. Sin embargo, más allá de alguna aparición aislada en los medios de comunicación conservadores, Trump mantuvo un gran silencio. Tan solo se volvió a ver a la familia unida en el funeral de Ivana Trump, la primera esposa del ex-presidente, fallecida tras un accidente en su apartamento de Nueva York.
También su hija Ivanka, muy aficionada a colgar fotos de su familia y ella en Instagram, pareció desaparecer de esta red y, más allá de poner una foto suya vacunándose contra la COVID, no se supo nada de ella durante bastante tiempo. Tan solo recientemente comenzó de nuevo a poner fotos de ella viajando con su marido y participando como voluntaria en varias organizaciones benéficas de la zona. Algunos quisieron ver en semejante movimiento un intento para limpiar su imagen, muy dañada después del gran protagonismo que Ivanka y su marido, Jared, conocidos como Jabanka, adquirieron durante sus años como asesores en la Casa Blanca. Recordemos que Ivanka fue la única de los hijos de los Trump que acompañó a su padre a Washington, lo que significó que tuvo que renunciar a su trabajo en la Organización Trump y también sus propios negocios (tenía una línea de moda y complementos y otra de alta joyería muy exitosa).
Nuevos caminos
Pero no solo dejó atrás negocios lucrativos. Ivanka y Jared se habían consolidado como una de las parejas de moda en Manhattan y eran requeridos en las galas y eventos más destacados de Nueva York. Sus nombres eran sinónimo de glamur y éxito y se habían granjeado un descomunal prestigio como personas de negocios y padres de tres preciosos críos. Pero esa imagen perfecta se empezó a resquebrajar con la campaña de Trump a la presidencia de Estados Unidos y sufrió importantes daños mientras el matrimonio estuvo en Washington.
Es cierto que ambos consiguieron algunos éxitos importantes: ella consiguió que se aprobara legislación para instaurar el permiso pagado de maternidad y su iniciativa para que las empresas invirtieran en formación y captación de talento fue muy bien acogida; él se centró en la política exterior de Oriente Medio y llegó a ser clave para la firma de los Acuerdos Abraham, que permitieron la normalización de las relaciones entre Israel, los Emiratos Árabes Unidos y Bahrain (era la primera vez que Israel firmaba un acuerdo de normalización de relaciones desde que en el 1994 firmara uno similar con Jordania). Sin embargo, los escándalos de la presidencia Trump y, sobre todo, el asalto al congreso, aunque no fueron ni de lejos responsabilidad ni culpa suya, acabaron por salpicarles.
Ivanka, según algunos medios estadounidenses, acabó harta de todo aquello y habría decidido no volver nunca más a la política activa. Se rumoreó que podría hacerse senadora y desafiar a Marco Rubio en su escaño por Florida, pero es una noticia que se acabó desmintiendo ella sola. Ivanka y Jared, que no cobraron ni un dólar mientras fueron asesores senior en la Casa Blanca, habrían decidido reinventarse profesionalmente y se sabe que están trabajando activamente en el impulso de más acuerdos como el de Abraham. En este sentido, es interesante destacar que Jared Kushner escribiera recientemente sus memorias de sus años como asesor presidencial, un libro que se convirtió en un bestseller y que sirvió para devolver a Jared a la primera línea mediática.
No se sabe cuáles van a ser los siguientes pasos profesionales de Ivanka, si va a lanzar un nuevo negocio de moda y complementos, se va a centrar en su trabajo en la Organización Trump (ella fue una de las impulsoras de los hoteles de lujo Trump en todo el mundo) o va a optar por algo totalmente diferente. De momento, lo que sí sabemos es que no piensa apoyar a su padre en su nueva campaña electoral a la presidencia. En una publicación de Instagram dejó claro que no pensaba volver al ruedo, que quería centrarse en sus tres hijos y que no iba a participar en la campaña. Y por si no quedaba claro, ni tan solo estuvo presente cuando su padre anunció su nueva candidatura (aunque sí lo estuvo Jared).
Una boda
Algunos medios de comunicación creen que Donald Trump estaría desesperado porque Ivanka lo ayudase en esta nueva campaña. No hay duda que ella tuvo un papel clave en la campaña del 2016 para convencer a las mujeres de que votaran por Trump y fue ella quien con más elegancia y eficacia supo defender a su padre. Incluso se rumorea que Trump aprovechó que estos días estaban todos sus hijos en Mar-a-Lago para la boda de Tiffany Trump, la hija que Donald tuvo con su segunda esposa, la actriz Marla Mapples, para intentar convencerla. Pero, al parecer, no hubo nada que hacer.
La boda de Tiffany, por cierto, sirvió de telón de fondo perfecto para que los Trump volvieran a la palestra mediática después de que las midterms no acabaran de ir como Donald Trump esperaba. Recordemos que muchos de sus candidatos a las recientes elecciones legislativas estadounidense no obtuvieron su escaño y que muchos analistas en Estados Unidos se apresuraron a decir que la era Trump estaba definitivamente finiquitada. El tsunami trumpista se quedó en una marejadilla. Pero si algo aprendimos en las elecciones presidenciales del 2016 es que no es buena idea menospreciar a Trump. Nadie apostaba por él y acabó en el Despacho Oval.
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