El primer viaje de Cristobal Colón (Génova, 1451-Valladolid, 1506) a las indias fue un "éxito". Pese a que la tierra firme que encontraron los exploradores prodecentes de España no era la buscada, la aventura se saldó con el descubrimiento de un continente totalmente nuevo para los occidentales. Tal fue el triunfo que de las tres carabelas que se aventuraron desde el Puerto de Palos de la Frontera (Huelva) aquel agosto de 1492 se pasaron a 17 naves para la siguiente empresa.
El hallazgo de las islas de las Bahamas, Cuba y la Española (actualmente Haití y República Dominicana) fue sólo el principio de la colonización. El siguiente paso era asentarse en los territorios y educar en la fe católica a los autóctonos, así como encontrar el camino hacia India y Catay, hoy región china. Las órdenes de Isabel I de Castilla eran claras: "Tratar a dichos indios muy bien y con cariño, y abstenerse de hacerles ningún daño, disponiendo que ambos pueblos debían conversar e intimar y servir los unos a los otros en todo lo que puedan", la obligación de cumplir con ello y la responsabilidad de que se llevara a cabo era de Colón.
Después de un segundo viaje en el que se arribó a las Antillas y donde la situación en el Fuerte Navidad era trágica -los marineros que quedaron en la primera expedición aparecieron muertos-, Colón navegó por la costa en busca de un lugar más seguro. Así, se fundó la primera ciudad del Nuevo Mundo, La Isabela, en La Española, y se consolidó el poder colono en la isla, aunque a la llegada del próximo viaje este orden no se mantendría igual.
Rebelión contra Cristobal Colón
La tercera andanza de Colón hacia América, iniciada el 30 de mayo de 1498 desde Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), fue sin duda la más complicada. Tras un paso por las islas de Tobago, Granada, Margarita y Cubagua, Colón desembarcó en La Española, donde aguardaban unos conquistadores que no estaban satisfechos con las promesas que les habían llevado a recorrer el Oceano Atlántico. Además, la población indígena se había visto reducida considerablemente por las enfermedades europeas, así como castigados por el trabajo forzado y los maltratos de los mandatarios españoles, lo que provocó su rebelión. La respuesta de Colón y de sus hombres al cargo se basó en la represión violenta, con castigos y ejecuciones, algo que iba en contra de las directrices previamente escritas por la reina Isabel la Católica.
Las noticias que llegaban a la península ibérica desde el Nuevo Mundo pusieron en alerta a los Reyes Católicos, que decidieron encomendar al administrador real Francisco de Bobadilla una misión: detener a Colón, a su hermano Bartolomé y a su hijo Diego y traerlos de vuelta a Europa. Bobadilla, bajo el cargo de juez pesquisidor con una flota de tres naves y el titulo de gobernador para poner orden en La Española, aprisionó a los Colón en Santo Domingo, y el 20 de noviembre de 1500, hace exactamente 522 años, los embarcó a España encadenados.
Una vez en España, Colón cumplió condena de un mes y medio hasta que le fue concedida una audiencia con su Majestad, que puso en libertad al explorador aunque éste perdió su prestigio y parte de sus poderes. Dos años más tarde, Colón se rehizó y se lanzó a su cuarto y último viaje al Nuevo Mundo, pero con una serie de prohibiciones, como la de no tocar tierra en La Española.
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