De Carlota Casiraghi, nieta de la irrepetible Grace Kelly y de la no menos icónica Carolina de Mónaco, siempre se ha dicho que está recogiendo el testigo de sus flamantes antecesoras y la verdad es que desde hace unos años se está consolidando como un icono de estilo. En el 2010 fue nombrada embajadora de Chanel y desde entonces solo aparece en público enfundada con algunas de las magníficas creaciones de la maison de la rue Cambon. Hace pocos días, por ejemplo, la vimos en las celebraciones del Día Nacional de Mónaco ataviada con un precioso abrigo de tweet.
Pero no fue lo único que destacó de su última aparición pública: a su lado estaba su marido, el productor de cine Dimitri Rassam, el cual odia posar para las cámaras y nunca suele acompañar a su esposa a ningún evento. De hecho, es la primera vez que se lo ve en tierras monegascas. Las malas lenguas ya han asegurado que era para acallar rumores: los chismorreos sobre desavenencias, supuestas peleas a chillido limpio y posibles rupturas rodean a la pareja, a pesar de que nunca han trascendido fotografías que prueben semejantes escenas y, cada vez que se habla de divorcio, ellos dan un paso adelante en su relación.
Tan pública como privada
Dicen que a Carlota Casiraghi le desagrada profundamente semejante niveles de intromisión en su vida privada. Ella es una persona muy privada --y se rumorea que muy tímida-- y no le gusta dar que hablar. Además, a diferencia de su madre, que en su momento llegó a protagonizar portadas de revistas prácticamente cada semana por sus amoríos --y ni hablemos de su tía Estefanía--, Carlota ha conseguido lo que parecía imposible en el mundo de los royals: tiene presencia pública en contadas ocasiones y, al mismo tiempo, disfruta de una vida prácticamente anónima. Más allá de que vive en París con Rassam y sus dos hijos (el que tuvo con su primer marido y el que tuvo con Dimitri) no se sabe casi nada de su día a día.
Además, ella ha sido increíblemente astuta en sus apariciones públicas y se ha sabido crear una imagen perfecta, el equilibrio exquisito entre apasionada de la moda (que lo es) y mujer sumamente inteligente (que también lo es). Tanto aparece luciendo las últimas creaciones de Chanel, como habla de filosofía y, sobre todo, de literatura, su gran pasión.
Quienes la conocen aseguran que Carlota es una mujer de un cerebro privilegiado y que, además de dominar varios idiomas a la perfección, siempre fue una estudiante destacada que llegó a licenciarse en Filosofía en la prestigiosa universidad de la Sorbona.
Los encuentros literarios de Chanel
De hecho, fue ella quien consiguió impulsar unos encuentros literarios esponsorizados por Chanel y distribuidos por internet. Conocidos como los "Rendez-vous littéraires de la Rue Cambon", Carlota reunía entorno a libros a destacadas caras de Chanel, como actrices y modelos, y también a escritoras y poetas de renombre. En uno de los encuentros, por ejemplo, se sentó junto a la actriz Keira Knightley y la escritora de Manchester Jeanette Winterson. El tema de discusión era la obra de la autora británica Virginia Woolf y su influencia en las autoras de hoy en día. Otro de los encuentros fue dedicado a Marguerite Duras y otro a la filósofa Lou-Andrea Salomé.
No es la única vez que hemos visto la faceta más intelectual de Carlota. En alguna ocasión ya había hablado de su pasión por la obra de Flaubert y Baudelaire, y en un vídeo recomendó libros de alto calibre, del clásico Heptamerón, escrito por Margarita de Navarra, a Conversaciones con amigos, de Sally Rooney. Otras veces ha hablado de lo mucho que le gustó Blonde, de Joyce Carol Oates, la novela en la que está basada a película de Netflix sobre Marilyn Monroe.
Podcast sobre escritoras y una fundación sobre filosofía
Pero hay más: se sabe que Carlota se ha apuntado a la moda de los podcast y está realizando uno, titulado Les Rencontres, para dar voz a escritoras que acaban de publicar recientemente su primera novela. Además, desde el 2015 es presidenta de Les Rencontes Philosophiques de Monaco, una institución para promover el debate entorno a cuestiones filosóficas de actualidad. Y ha probado suerte en el mundo de las letras: junto a uno de sus profesores de instituto, el filósofo y crítico literario Maggiore, publicó en el 2018 Archipiélgao de pasiones, en donde conversaban sobre los grandes sentimientos, de la amistad al odio.
Carlota parece sentirse muy cómoda en su faceta más intelectual y la compagina con su vida como madre de dos críos pequeños. Poco ha trascendido de su vida privada, más allá de que está casada con Dimitri Rassam, un productor de cine francés, y que antes de con él, estuvo en una larga relación con el cómico franco-marroquí Gad Elmaleh, dieciséis años mayor que ella y muy famoso en Francia. Cuentan las malas lenguas que a Carolina y al resto de los Grimaldi no les acabó de gustar nunca aquella relación y mucho menos que a él le gustara contar su vida a la prensa.
La pareja tuvo un hijo en en el 2013, Raphaël, pero se separaron unos años más tarde. En el 2017 comenzó a salir con el productor Dimitri Rassam, hijo de la actriz Carole Bouquet (gran amiga de Carolina de Mónaco, por cierto) y del productor Jean-Pierre Rassam, toda una institución en el mundo del cine francés (trabajó, entre otros, con Jean-Luc Godard y Roman Polanski). Carlota y él ya llevan cinco años juntos y han tenido un hijo, Balthazar, nacido en el 2018.
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