A Jane Fonda (Nueva York, 1937) ya le acompañaba el apellido para saltar sin trampolín al cine hollywoodiense. Su padre, Henry Fonda, cultivó esa curiosidad por el mundo de la actuación, pero jamás se imaginó que ese interés traería consigo la lucha activista por "salvar el mundo".
Su madre era Frances Seymour Brokaw. Tanto ella como Henry pertenecían a una familia aristocrática. Ella era la segunda esposa de su padre, quien ya tenía una hija y soñaba en este matrimonio con tener el varón deseado. Su presagio no se cumplió. Enseguida, nació la pequeña Jane y dos años más tarde su hermano, Peter. Este hecho le hacía sentir que su padre no le daba el afecto que necesitaba, y que la rechazaba continuamente, lo que desencadenó una relación conflictiva durante muchos años.
Al famoso actor le gustaban demasiado las mujeres, razón por la que poco a poco fue decayendo su matrimonio hasta llegar a problemas conyugales que afectaron a la salud psicológica de Seymour. El suicidio era lo que se acercaba. Y tristemente, llego de la forma más cruel, cuando decidió cortarse el cuello con una cuchilla de afeitar. Henry Fonda, en vez de contarles la realidad a sus hijos tal cual fue, decidió mentirles, diciendo que su madre falleció de un ataque al corazón. Esta mentira, descubierta más tarde a través de revistas, terminó de destruir a los hermanos hasta tal punto de que Peter intenta suicidarse de un tiro en el vientre y Jane comienza con un trastorno alimenticio de dependencia compulsiva: la bulimia, de quien fue presa durante más de veinte años: "Me encantaba comer, pero quería estar delgada. Comía y vomitaba de 15 a 20 veces al día", contaba la propia actriz.
Pero ello no le impidió aflorar sus pasiones. Una de ellas, la pintura. Jane estudió esta rama artística en París, pero la actuación le venía inyectada en vena y terminó formándose como actriz en EE.UU., en el Actor's Studio, de la mano de Marlon Brando y Paul Newman. Ahí comienza a dar sus primeros pasos como modelo para ganar su primer dinero y llega a la portada de Vogue y otras revistas conocidas. Jane Fonda encontró en la interpretación la mejor manera para obtener ingresos y poder mantenerse.
A los 23 años protagonizó la película Me casaré conmigo, cuyo director fue Joshua Logan (amigo del padre). Cuatro años más tarde, realiza Los Felinos con Alain Delon, en Francia. Y entonces, Jane Fonda se convierte en una magnate de la interpretación. Fue la estrella de las películas clásicas de los 60 incluyendo Cat Ballou y Barbarella.
En 1969 fue nominada al Oscar por su actuación en Danzad, danzad malditos (1969), y obtuvo la preciada estatuilla por su creación de una prostituta en Klute (1971). Fue nominada al Oscar a la mejor actriz por Julia (1977), y consiguió su segundo galardón al año siguiente por El regreso (1978). Entre rodaje y rodaje, ya a principios de la década de los 80 y con casi 50 años, padre e hija se reconcilian en la famosa película En el estanque dorado, cuyo argumento narra la misma relación de problemas entre un padre y una hija que no logran entenderse. En el diálogo de este film, por primera vez se dicen "te quiero".
El compromiso político de Jane Fonda: Hanoi, Irak y Greta Thunberg
Revolucionaria, viva, con una astucia indeleble, y por encima de todo, activista. La revista Forbes ha calculado su fortuna en 200 millones de dólares, aunque la ganadora de dos Oscar podría tener mucho más si no fuera por sus ayudas, con millonarias donaciones, para salvar a las ballenas, evitar los embarazos adolescentes o para proteger los valores de la democracia.
El compromiso político de Fonda se remonta a los años cincuenta, durante la administración Eisenhower. Primero se implicó con los grupos que trabajaban a favor de los derechos civiles y, más tarde, en las protestas contra la guerra de Vietnam, conflicto colonial francés asumido por Estados Unidos, cuyos ciudadanos no acabaron de entender por qué sus tropas estaban en el país asiático. Esa incomprensión se acabó tornando al descontento y la indignación.
Lejos de escuchar a sus ciudadanos y replantearse la situación, la presidencia de Richard Nixon hizo que el país se implicase aún más en el conflicto y, en consecuencia, que las protestas aumentasen de intensidad. De este modo, en 1970, Jane Fonda junto al activista Fred Gardner y el actor Donald Sutherland organizaron en Estados Unidos una gira
El 8 de julio de 1972 la actriz estadounidense llegaba a Vietnam del Norte para una visita de dos semanas como activista contra la guerra que enfrentaba a Washington y a Hanoi. Un viaje que ha perseguido durante toda la vida a la artista. Allí, Fonda llevó a cabo una campaña antibelicista en la que, durante esas semanas, denunció las acciones del ejército de su país, mostró su apoyo al gobierno de Vietnam del Norte y desmintió las acusaciones de torturas a los prisioneros estadounidenses en cárceles vietnamitas.
A pesar de la gravedad de sus afirmaciones sobre la actitud del gobierno de Estados Unidos en Vietnam, la militancia de la galardonada actriz no dejaba de ser percibida como un capricho de estrella de Hollywood que incluso le hizo adquirir el apodo de Hanoi Jane, en alusión a la capital de ese país.
En esa visita, unas fotos levantaron ampollas entre gran parte de la sociedad estadounidense e hicieron que Hollywood la incluyera en una lista negra. A Jane le hicieron una foto sentada en una batería antiaérea rodeada de periodistas y soldados vietnamitas, que desató la indignación en muchos de sus compatriotas, tachándola de traidora y de faltar el respeto a los soldados americanos, especialmente, a los caídos en la contienda y sus familias.
La instantánea con las "tropas enemigas" generó tanta polémica que el Congreso de Estados Unidos debatió incluso si la actriz debía ser encausada por traición. No se la llevó ante los tribunales, pero la artista siempre ha estado en el punto de mira de muchos estadounidenses que han puesto en duda su patriotismo cada vez que han podido.
"Ni siquiera pensé en dónde estaba sentada. De repente, las cámaras dispararon sus flashes. Puede que estuviera preparado por los vietnamitas pero nunca lo sabré. Si me utilizaron, yo lo permití. La foto existe independientemente de lo que estuviera haciendo o pensando. Me he disculpado en numerosas ocasiones por el dolor que pudiera haber causado a los soldados y sus familias a consecuencia de esa fotografía. Nunca fue mi intención causar daño", declararía la artista.
Puede que estuviera preparado por los vietnamitas pero nunca lo sabré. Si me utilizaron, yo lo permití. Nunca fue mi intención causar daño"
Y, mientras muchos de los jóvenes que protagonizaron las protestas durante los años sesenta abandonaron la militancia cuando alcanzaron la madurez, Fonda ha continuado su activismo, atenta a las preocupaciones de la sociedad en cada momento histórico.
Su lucha más reciente es en defensa del medio ambiente. Antes de la pandemia, fue arrestada por la policía en numerosas ocasiones por formar parte del movimiento Fire Drill Fridays, que reclamaba medidas para frenar el cambio climático. Una lucha que Fonda enfrenta sin miedo, gracias a la fortaleza que le dan su experiencia y su edad. Como declaró a The Washington Post tras su detención: "Ustedes no lo ven, pero tengo una armadura que me protege. Tengo 82 años. No hay nada que me puedan hacer".
Pero eso no es todo. Sin miedo a nada, la protagonista de Barbarella se ha mostrado abiertamente feminista, ha participado en campañas contra la violencia de género, ha criticado el patriarcado y ha puesto en marcha el Jane Fonda Center for Adolescent Reproductive Health, para evitar los embarazos no deseados en la adolescencia.
La otra lucha de Jane Fonda: el cáncer
En pleno tratamiento de quimioterapia para luchar contra un cáncer "muy tratable", la protagonista de Nosotros en la noche (2017), quien está sufriendo un linfoma de Hodgkin -la misma enfermedad superada ya por Dani Rovira- , ha hablado sobre cómo afronta este delicado momento de salud. "No tengo miedo a irme, estoy lista, he tenido una vida maravillosa. No es que me quiera ir, pero soy consciente de que será más pronto que tarde que eso ocurra", ha declarado la ganadora de dos Oscar en una entrevista concedida en exclusiva para el medio estadounidense Entertainment Tonight.
"Cuando llegas a mi edad, será mejor que seas consciente de la cantidad de tiempo que hay detrás de ti, que es más que el queda por delante. Es sencillamente ser realista", reflexiona la actriz.
Sin embargo, la propia actriz ha asegurado feliz que su oncólogo le había confirmado que ya podía "suspender la quimio". Las buenas noticias las acompañaba la siempre combativa intérprete de una foto suya asistiendo a una manifestación para concienciar a la sociedad por el cambio climático en Washington. La cumpleañera calificaba lo sucedido como "el mejor regalo de cumpleaños".
Precisamente en la entrevista del medio nombrado subida a YouTube, Jane habla sobre los efectos que le producían la quimioterapia: "La semana de tratamiento siempre es complicada, me siento cansada, pero después de eso estoy bien, he estado viajando y haciendo campaña contra el cambio climático", explicaba la actriz. Ahora ya no se tendrá que preocupar sobre este asunto.
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