"Manolete es el más español de los toreros". Para Agustín Díaz Yanes (Madrid, 1950), el conocido como Monstruo cordobés (1917-1947) es "el que mejor entronca con los artistas españoles más puros, más genuinamente hispanos".
Así lo dijo este miércoles en la conferencia La tauromaquia y la cultura del pueblo en la Real Academia Sevillana de Buenas Letras. Precisamente fue el pueblo el que le encumbró, pero para el director de cine madrileño e hijo del banderillero Michelín no en el sentido más comúnmente extendido: "Discrepo un poco de la idea ya muy asentada de que el público se volcó con Manolete porque después de una guerra atroz necesitaba olvidar. Más bien creo que la República y la guerra había cambiado las costumbres y los sentimientos de los públicos".
Agarrándose a la explosión de Manolete, "por primera vez en la Historia de España, una gran parte de la población, la más desfavorecida, había salido del anonimato para convertirse en protagonista. Y aunque su proyecto fuera derrotado quedó el momento, la experiencia".
El público impone a Manolete y al manoletismo, y así el toreo cambiará para siempre", sentencia Díaz Yanes
La revolución manoletista, ante un público "enfervorizado", alcanzó, para Díaz Yanes, su "epifanía" en México: "La otra España, donde se tuvo que construir la Monumental para poder albergar a los que le querían ver torear".
Aquí el director de la multipremiada Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto subraya que "fueran los otros españoles, los exiliados de la guerra tan generosamente acogidos por el presidente Cárdenas, los que mejor entendieron y escribieron sobre el torero cordobés".
Y sobre su advenimiento como figura del toreo -Díaz Yanes destaca un trío de "grandes revoluciones del toreo moderno": Belmonte, Manolete y El Cordobés-, señala que "Manolete era un torero al que no se le vio llegar, oculto entre las desgracias de la guerra. Irrumpió, como Belmonte, de repente, como una ola gigantesca que arrasó con todo".
"Heterodoxo: torea de perfil, con la muleta retrasada, dando todas las ventajas al toro; inventa la faena moderna en tres tiempos: prólogo, nudo y desenlace" es la descripción técnica como matador de toros. Y de seguido vuelve a entroncar Díaz Yanes -gran partidario como aficionado de largo de Paco Camino, Antoñete y Morante de la Puebla- con el binomio Manolete y el pueblo: "Melancólico, como la mayoría de la población, hierático y majestuoso, y un verdadero aristócrata del pueblo con quien el pueblo -el público- conecta de inmediato".
En esta entrega unánime hay una excepción: "Una gran parte de la crítica y de los entendidos, que le niegan la mayor".
Para Díaz Yanes, en resumen, "el público impone a Manolete y al manoletismo, y así el toreo cambiará para siempre".
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