Hay un tren en Atocha que llaman de la cultura. En su interior, once superventas literarios (la duodécima, Elvira Lindo, se excusa de subir aludiendo compromisos de promoción) ponen rumbo hacia Zaragoza con el fin de hermanar dos ferias del libro, aprovechando la cercanía geográfica y temporal entre ellas. Un peregrinaje en el que once de los autores más leídos de un gigante editorial como Planeta (Juan Luis Arsuaga, Cristina Campos, Luz Gabás, Alice Kellen, Elvira Lindo, Megan Maxwell, Dolores Redondo, Pedro Mañas , David Sierra, Roberto Santiago, Lorenzo Silva y Manuel Vilas) forman la primera expedición de una iniciativa que espera tener una reedición anual.
No existe una afinidad literaria que haga de pegamento entre todos estos invitados. Un popurrí de autores de novela romántica, thriller, realista, histórica o infantil. Tampoco todos son de Madrid. Lo que une a todas estas firmas es la consolidación de un éxito comercial capaz de mostrar el poderío de un grupo como Planeta. Teniendo en cuenta un cálculo aproximado con los datos de la propia editorial, entre todos ellos suman unos 20 millones de ejemplares vendidos. Mientras el otro gran grupo en español, Penguin Random House, llena Madrid de bancos literarios, Planeta apadrina el enlace entre dos ferias, en lo que parece una guerra editorial por acaparar mayor visibilidad institucional.
Desde primera hora de la mañana, los autores aguardan en la estación algo entumecidos, ya sea por sueño, frío o la expectación generada por la prensa que los rodea. Posan junto al alargado morro de un Ave decorado para la ocasión con las portadas de sus libros y la frase: ¡Ven a la Feria del Libro de Madrid! #TrenDeLaCultura. "Renfe quería unir lazos con la cultura, igual que lleva tiempo haciéndolo con el deporte, y al final esta iniciativa ha sido la excusa perfecta", explican desde Planeta.
La hora y cuarto que dura el trayecto es un vaivén de paseos, corrillos y cámaras de televisión buscando con sus focos jugosas declaraciones y la naturalidad fingida de sus entrevistados al posar con sus propios libros. Entretanto, los plumillas se permiten diluirse entre los protagonistas, perderse en sus conversaciones y buscar un enfoque para sus crónicas. Algunas de estas conversaciones son algo torpes y se salvan con tópicos y revestimientos de amable cortesía, como una fiesta en la que los invitados aún no han terminado de romper el hielo.
Manuel Vilas, sobrio, elegante y con su habitual semblante introspectivo, vacila con que pasa más tiempo en el Ave que en su propia casa. "Es un buen sitio para escribir, pensar y trabajar, aunque también tengo que decir que la web de Renfe no es muy bonita", dice medio en broma medio en serio.
De repente, los objetivos de las cámaras, hasta ahora dispersos entre tanto autor reconocido, apuntan como uno solo hacia el principio del vagón. El barullo se apacigua y entre los asistentes emerge la figura de la ministra de Política Territorial y portavoz, Isabel Rodríguez. Por un momento, la campaña electoral hace olvidar la razón del viaje. Después de una amistosa charla en la que Lorenzo Silva elogia la alta velocidad pero acusa el descuido de los trenes de cercanías entre Madrid y Toledo, la ministra vuelve por donde ha venido, dejando atrás ese pequeño lapsus en el que la política ha eclipsado una vez más a la cultura.
Ya en la estación de Delicias, el recio viento aragonés consume los cigarrillos que las más rápidas, Luz Gabás (Premio Planeta 2022) y Megan Maxwell, encienden a la salida. Apurando tres o cuatro caladas mal dadas suben las últimas al autobús rumbo al modernista Café Comercial (antiguo Centro Mercantil Industrial y Agrícola).
Entre los cuadros costumbristas y la ostentosa decoración decimonónica, da comienzo una rueda de prensa en la que participan el escritor aragonés Félix Teira y el director de la Feria del Libro de Zaragoza, César Muñío. Con la elocuencia de todo un Premio de las Letras Aragonesas, Teira celebra que el libro salga a la calle y se festeje. "Tenemos que seducir a la gente para que lea, que sientan el vértigo de la lectura". Como representante de la comitiva del Tren de la Cultura, la directora de la feria de Madrid, Eva Orúe, aprovecha su intervención para recordar su origen zaragozano e insistir en la idea de que todas las ferias del libro son en realidad una sola, que se reproduce en distintas sedes por todo el país. "Por eso es tan importante fomentar la colaboración y promocionar la lectura en toda España", asegura.
Tres horas después de pisar la capital maña, la expedición regresa al recién bautizado Tren de la Cultura. Un acto de diplomacia exprés en el que los embajadores de la Feria del Libro de Madrid, designados por Planeta, apenas han tenido la oportunidad de establecer una primera toma de contacto. A la espera de conocer la efectividad real que pueda tener este gesto para potenciar el interés por los libros entre ambas ciudades, sus protagonistas y organizadores se despiden con la promesa en el aire de repetir el próximo año.
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