Cuando Marta Bustos tenía 24 años su vida cambió radicalmente. Se quedó ciega por un accidente doméstico. Era aficionada a la cosmética natural, lo solía hacer a menudo, pero ese día, mientras fabricaba jabón en su casa, algo salió mal. La sosa cáustica le destrozó la cara y le quemó los ojos dejándole sin visión.
Por aquel entonces, en junio de 2020, Marta vivía en Estados Unidos junto a su marido David. Como cuenta en una conversación con El Independiente, allí las ambulancias cuestan entre 1.500 y 3.000 euros y las medicinas tienen un precio desorbitado. Los gastos no paraban de aumentar por lo que decidieron hacer un crowdfunding y la respuesta en redes sociales fue brutal. El vídeo de Marta se hizo viral y con eso pudo costearse parte del tratamiento.
A pesar de que en un primer momento el diagnóstico no era nada alentador, en julio del 2021 se sometió a una cirugía para colocarse una queratoprótesis, lo que le permitió recuperar la vista parcialmente.
El camino no ha sido fácil, pero la energía y el optimismo que desprende Marta ha atrapado la atención de miles de seguidores (más de 200.000 en Instagram y 170.000 en TikTok) e incluso de la reina Letizia, que le pidió una dedicatoria de su libro hace unas semanas.
Una historia de superación que ha contado al mundo a través de sus redes sociales y su podcast La vida es ciega, y que ahora traslada a las páginas de su libro Cuando perdí mis ojos marrones, donde narra cómo es vivir con discapacidad y su vida después de aquel fatídico accidente.
P.- En el libro narras con pelos y señales cómo fue el accidente. Las curas en el hospital, los primeros diagnósticos… Te llegaron a decir que no volverías a ver. Es muy duro de leer, y no me quiero imaginar lo duro que fue vivirlo.
R.- La verdad que la incertidumbre de las primeras semanas en Estados Unidos fue uno de los momentos más duros del proceso. Recuerdo el momento en el que me dijeron que no volvería a ver. Era una sensación de desesperación, de que se te acaba la vida. Pero las cosas malas no me las creía porque confiaba en que había una solución. En 2020 y con 24 años que tenía en ese momento me resultaba difícil de creer.
P.- Tenías tan solo 24 años cuando pasó. ¿Crees que lo hubieras vivido de otra manera si te hubiera pasado ahora?
R.- Es difícil de decir. Probablemente lo hubiera llevado de la misma forma. Más que el tema de la edad es mi personalidad. Soy una persona muy de acción, de no conformarme. Con casi 28 años que tengo ahora hubiera sido casi lo mismo.
"Recuerdo el momento en el que me dijeron que no volvería a ver. Era una sensación de desesperación, de que se te acaba la vida"
P.- ¿Siempre has sido tan optimista?
R.- Sí, siempre lo he intentado, pero eso no quiere decir que tenga una vida fácil. De hecho, mi infancia y mi adolescencia fueron bastante tumultuosas. Siempre he sido muy agradecida y eso va relacionado con el optimismo.
P.- Estabas en Estados Unidos cuando pasó todo. Llamasteis a los bomberos porque la ambulancia cuesta entre 1.500 y 3.000 euros. Más los medicamentos. Tuvisteis que hacer una campaña de crowdfunding para poder costear todo. Además de enfrentarte al problema y la incertidumbre, tuviste que afrontar los costes.
R.- Fue otra de las situaciones bastante desesperadas que viví. Es evidente que sin la ayuda de la gente y sin dinero no hubiera sido capaz de pagarme el tratamiento, pero cuando te sucede algo tan grave tus prioridades están muy claras. Desde el primer momento me repetía que tenía que recuperarme físicamente en tema de salud y que ya encontraría una solución. A veces pienso que ya sabía lo que iba a pasar.
P.- Cuentas en el libro que, aún sabiendo que no es tu culpa y que hay cosas que se escapan de tu control, te responsabilizas de lo ocurrido. ¿Cuándo te desprendiste de la culpa?
R.- Hace no mucho. Tardas un tiempo, pero por todos los inputs de la sociedad. Yo en redes sociales me quejo poco y aun así la gente me culpa. ¿Si no me estoy quejando ni siquiera por qué me estás culpando? Tienes que hacer mucho trabajo de terapia, de autoconocimiento, de entender las sensaciones que tienes y por qué las tienes. Quieres saber quién es el culpable, y es que a veces no lo hay.
"La primera vez me vi en el espejo me vi súper fea, dije 'ostras esa soy yo'. Pero me dio igual, estaba tan contenta de volver a ver"
P.- ¿Cómo te trató tu entorno cuando pasó todo? ¿Sentías que de cierta manera te infantilizaban?
R.- Mi pareja, mi familia y mis amigos más cercanos me trataban igual, y eso fue algo que necesitaba. El resto del mundo sí me infantiliza. La gente dice que es por ayudarte y sí, eso está guay, pero cuando tienes una discapacidad, aunque haya muchas cosas con las que necesites ayuda, puedes hacerlas sola y eso te da ese chute de ser consciente de que eres capaz.
P.- ¿Qué es lo que más echabas de menos ver cuando estabas ciega?
R.- Hablar el idioma de las miradas. No poder mirar a mi pareja a los ojos me dolía mucho. Pero más que el mar o cualquier cosa en concreto, lo que más echas de menos es la independencia.
P.- En julio de 2021 te sometiste a una operación que te permitió recuperar parcialmente la vista. ¿Cómo fue volver a ver? ¿Viste las cosas con otros ojos?
R.- Fue muy fuerte. Yo vivía en Estados Unidos y llevaba como dos años sin ver a mis padres. Fue impactante ver que todo seguía tal y como lo recordaba. Una de las mejores sensaciones del mundo. Es verdad que tenía muchos estímulos, me distraía mucho, y era abrumador, pero fue increíble.
P.- ¿Y cómo fue volverte a mirar en el espejo y ver a la nueva Marta?
R.- Yo estaba muy mentalizada de la pinta que iba a tener. La primera vez me vi super fea, dije "ostras esa soy yo". Justo había perdido mucho peso y estaba muy delgada, pero me dio igual, estaba tan contenta. A las semanas siguientes cuando bajó la inflamación de los ojos ya me veía guapa. "Esta soy yo, no pasa nada", me dije.
P.- ¿Siempre mantuviste la esperanza?
R.- Sí, es como si hubiera sabido lo que iba a pasar.
P.- ¿Faltan más voces y testimonios como el tuyo que reflejen cómo se vive una discapacidad?
R.- Quizás sea por el ambiente en el que me muevo, pero veo muchas personas del colectivo que hablan. Es una maravilla porque hace años hubiéramos sido invisibles en redes sociales. Esto ayuda a muchas personas que lo viven en silencio y que creen que son los únicos a los que les pasan estas cosas.
"La gente me dice que publico por llamar la atención, y en realidad solo estoy existiendo igual que lo hacen ellos"
P.- Bueno, ahora tienes una comunidad con miles de seguidores en redes sociales. Incluso la reina Letizia te pidió que le dedicarás tu libro. ¿Cómo se lleva esa fama? ¿Recibes muchas críticas?
R.- Por fortuna tengo una comunidad muy guay. Recibo poco hate comparando con el resto de mis compañeros, que es horrible. Pero nadie se salva. La gente me dice que publico por llamar la atención, y en realidad solo estoy existiendo igual que lo hacen ellos. Otros opinan sobre cosas de tu vida como si hubiera estado en ellas, o en mi caso, como si hubiera estado en el accidente. Es doloroso. Entiendo que puede haber hate hacia un político o cuando hablas de ciertas cosas, pero en mi caso no me pronuncio sobre nada.
P.- ¿Después de haber recuperado la vista todo te parece posible?
R.- Sí, salvaguardando las distancias. Muchas veces no somos conscientes del poder que tenemos en el transcurso de nuestras vidas. Todo es posible hasta que se demuestre lo contrario. Es como si empezaras una relación de pareja pensando que se va a acabar, si vas con esa mentalidad vas un poco condicionada.
P.- Ayer dijiste en tu Instagram que hay un nuevo libro que está en el horno…
R.- Sí, la verdad es que el proyecto de este verano es ponerme con el segundo libro. Escribo cada día, pero ahora voy a escribir otra novela. Llevaba mucho tiempo pensando si iba a ser una precuela, si iba a ser una novela distinta, pero no te puedo decir nada más.
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hace 1 año
El principal mensaje que debe permanecer en nuestra retina: usad gafas de protección en todo momento cuando hagais cualquier cosa que implique productos químicos. Esto no es un accidente sino una temeridad que desgraciadamente pagó cara.
El resto de la historia es entretenimiento, sensiblería y morbo. Nada de eso sirve. GAFAS! GAFAS! GAFAS!