No hay época que se dé tan bien al romanticismo y la sensualidad como el verano. La liberación de las ocupaciones, los viajes exóticos o el regreso a los lugares que guardan nuestra nostalgia son una invitación para dedicarse a tiempo completo a lo único que realmente merece la pena en esta vida: el amor. Y después del amor, llegan sus historias, relatos en los que revivir una pasión perdida o simplemente volver a experimentar el placer de sentir que, por un momento, no hay nada más importante que el cosquilleo impaciente de amar y ser amado.
El cine siempre ha sido una de las mejores maneras para vivir este tipo de historias idealizadas en las que todo puede ocurrir. Los paseos nocturnos, las miradas en la playa, los helados compartidos y las espaldas bronceadas. Todos estos elementos contribuyen inevitablemente al desarrollo de un relato que se repite cada verano: el de un nuevo enamoramiento. Las siguientes diez películas parten de la premisa en la que el amor es para el verano y, cada una de ellas, lo demuestra a su manera.
Cuento de verano (Éric Rohmer, 1996)
El romanticismo en el cine de Rohmer es algo que se da por hecho. Este Cuento de verano transcurre con la pausa y la delicadeza habitual del cineasta francés, con paisajes cálidos y luminosos, en una historia llena de sensualidad y juventud. Gaspard tiene pensado encontrarse con su novia, Lena, en el balneario francés de Dinard. Allí su amor se distrae y conoce a otras dos chicas por las que empieza a sentirse irremediablemente atraído, dando pie a una serie de enredos en los que las dudas y la inexperiencia marcan las relaciones amorosas de estos adolescentes.
Vacaciones en Roma (William Wyler, 1953)
El verano es ese paréntesis de libertad que se cuela entre las obligaciones de una vida aburrida y estas Vacaciones en Roma son el mejor ejemplo de todo lo que puede ocurrir cuando nos olvidamos de lo que somos y nos dejamos llevar por lo que nos gustaría ser. Durante una visita a la ciudad eterna, Ana (Audrey Hepburn), la joven princesa de un pequeño país centroeuropeo, se escapa de palacio para visitar Roma de incógnito. De esta forma conoce a Joe (Gregory Peck), un periodista norteamericano que finge desconocer quién es la princesa para conseguir alguna exclusiva. En este juego de falsas identidades, la pareja vive su propia fantasía recorriendo a lomos de una Vespa las calles llenas de magia, romance y diversión.
Antes del amanecer (Richard Linklater, 1995)
Un encuentro fortuito en junio, con el curso ya terminado y atravesando en tren el centro de Europa es la excusa de Linklater para grabar una de las mejores películas románticas de la historia. Céline (Julie Delpy), una estudiante francesa, y Jesse (Ethan Hawke), un joven estadounidense deciden frenar sus destinos en Viena y pasar un día (y una noche) juntos. La química explota entre ellos y durante toda la película el amor entre ellos va creciendo, fruto de sus conversaciones sobre la vida, la muerte y el sexo. La unicidad del momento convierte este encuentro en algo mágico, conscientes de que el hechizo se desvanecerá cuando amanezca, deciden aprovechar una noche única.
Call Me by Your Name (Luca Guadagnino, 2017)
La adaptación de Luca Guadagnino de la novela de André Aciman también es otra historia sobre esos amores que solo pueden darse en verano. En este caso, un pequeño pueblo de veraneo en el norte de Italia es testigo del primer amor de un Elio (Timothée Chalamet), un adolescente que se enamora de Oliver (Armie Hammer), el nuevo ayudante americano de su padre. Al principio Elio es frío y distante, pero, conforme avanza el verano, la atracción mutua entre ambos se va haciendo cada vez más intensa.
Locuras de verano (David Lean, 1955)
Otra vez Italia vuelve a convertirse en un escenario inmejorable para el amor de verano. Este clásico del cine de los cincuenta es una oda a Venecia y su romanticismo. Allí, Jane Hudson, una mujer madura interpretada por Katherine Hepburn, decide pasar sus vacaciones en Venecia. Solitaria, aparentemente rígida y desconfiada, Hudson esconde en su interior un corazón sensible y abierto al amor que acaba encandilándose de Renato (Rossano Brazzi).
Mamma Mia (Phyllida Lloyd, 2008)
La versión cinematográfica de este musical de ABBA es una de las películas por excelencia dentro de este género. Una boda en una isla griega ambienta esta historia en la que el amor transversal e intergeneracional. Amanda Seyfried, Meryl Streep, Pierce Brosnan, Collin Firth y Stellan Skarsgård protagonizan esta divertida comedia de enredo en medio del Mediterráneo.
Palm Springs (Max Barbakow, 2020)
En Palm Springs también hay una boda de por medio, pero el argumento tiene más que ver con la película del día de la marmota. Imagina vivir siempre el mismo día, pero puedes hacerlo con la persona con la que te imaginas viviendo el resto de tu vida. Algo así es lo que ocurre en esta comedia romántica con muy buenos puntos de humor, que protagonizan Andy Samberg y Cristin Milioti.
Retrato de una mujer en llamas (Céline Sciamma, 2019)
Con Retrato de una mujer en llamas, Céline Sciamma consiguió llevarse Premio al mejor guion en Cannes. Este drama de época ambientado en la Francia de 1770 explora los tabúes de un amor prohibido en la Bretaña francesa. Allí Marianne (Noémie Merlant), recibe el encargo de una condesa para hacer el retrato de bodas de su hija Héloïse (Adèle Haenel), una joven que acaba de dejar el convento y que tiene serias dudas respecto a su próximo matrimonio. En la soledad de estas playas del norte de Francia se desata una pasión a contracorriente de lo que se entiende como socialmente aceptado.
Al abordaje (Guillaume Brac, 2020)
Al abordaje es tierna y sencilla, como una cálida tarde de verano en un camping familiar. El argumento parte de un lío espontáneo entre una chica que se va a veranear con su familia a un pueblecito de Francia y un joven enamorado que decide darle una sorpresa. Aunque el resultado no es el esperado, esta romántica historia acaba demostrando que el espejismo del amor es tan frágil que conviene no forzarlo. Por el camino, además, surgen otras historias que ponen en valor la amistad y el respeto a los sentimientos de los demás.
La virgen de agosto (Jonás Trueba, 2019)
Para el final queda esta carta de amor dedicada al verano de los que se quedan en Madrid. Eva (Itsaso Arana) es una chica de treinta y tres años que hace de su decisión de quedarse en agosto en Madrid un acto de fe. Con la intención de sentir algo que cree haber perdido, piensa en el verano como un tiempo de oportunidades. En esos días de fiesta y verbenas, encuentros azarosos y profundas reflexiones, Eva se encuentra con otra versión de sí misma que le hace replantearse muchas cosas y, de paso, también termina enamorándose.
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