José María pasó toda su vida en el metro de Barcelona. Era al principio el encargado de ver si alguien quedaba por subir o bajaba de los vagones, hacer sonar el aviso de que se cerraban las puertas, y de cerrarlas. Su vida profesional eran tres botones y mucha vista. Muchísimos años después consiguió que le encerraran en la cabina del conductor y darle, además, el mando de la aceleración y el frenado. Y de ahí, repentinamente, a la calle. Sin aviso. José María no sabía hacer nada más. Tenía poca cultura y ninguna preparación. Se dio cuenta tarde de que el plan B se ha de ir preparando mucho antes de verse uno en la necesidad de rentabilizarlo.
Gema Lloret, gran experta en comunicación, me habló con entusiasmo de Vicente Ferrio, un ingeniero de Caminos que había escrito un libro llamado Crea tu plan B. Y yo, que durante más de 17 años mantuve uno que ahora es el que me da de comer, vi claro que había que recordar a los acomodados que la zona de confort es claramente peligrosa.
Pregunta.- Si al que está leyendo esto le va bien, no creo que se tomen muy en serio su “plan b”. ¿Por qué arriesgar lo que ya tienen? ¿Qué les dirías?
"La mayoría de personas que conozco con una posición profesional acomodada van sintiendo un vacío cada vez más grande y difícil de llenar"
Respuesta.- Es una pregunta muy interesante porque muchos profesionales se hacen esa reflexión. Están empezando a ser conscientes de la fragilidad del sistema del mundo corporativo, que está cambiando rápidamente con la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías. Este cambio crea una incertidumbre que se convierte en el dolor crónico de muchos profesionales. La mayoría de las personas que conozco que tienen una posición profesional acomodada van sintiendo un vacío cada vez más grande y difícil de llenar.
P.- ¿Y cómo abordas este tema en tu libro?
R.- Crea tu Plan B ofrece una metodología en tres partes: conocerte mejor a ti mismo, construir tu propuesta de valor y cómo comunicar y vender con eficacia. Lo más importante es conocerse y saber qué has venido a hacer a esta vida. La segunda, encontrar cómo poner esa motivación en práctica y la tercera, aprender a comunicarlo todo para que funcione.
P.- ¿La primera es algo parecido al concepto japonés de ikigai?
R.- Si conseguimos conectar nuestro talento con nuestro propósito de vida, ambas cosas se alinean maravillosamente. No se trata de encontrar tu ikigai; tienes que crearlo tú mismo de forma natural. No se trata de sentarse, pensar y averiguar cuál es el sentido de la vida. Como decía Picasso, “que cuando venga la inspiración te pille trabajando.” En tu día a día verás qué es lo que realmente te motiva.
P.- ¿Lo de llevarlo a la práctica es muy difícil si ya tienes un empleo?
"Si conseguimos conectar nuestro talento con nuestro propósito de vida, ambas cosas se alinean maravillosamente"
R.- Introduzco el concepto de "emprendedor a tiempo parcial" o "emprendedor 20%". Cualquier profesional puede empezar a construir un proyecto paralelo a su actividad principal dedicando menos de la cuarta parte de su tiempo. No se necesita invertir ni descapitalizarse, al menos a priori. Lo único que necesitamos es poner en valor nuestros principales activos: tiempo, conocimiento y red de contactos.
P.- Y en cuanto a lo de contarlo, parece que no sabemos contar las cosas tan bien.
R.- Sobre todo porque hay mucho síndrome del impostor. Centramos la atención en el 5% de la población que puede saber más que nosotros sobre algo, pero olvidamos al 95% restante que sabe menos que nosotros.
P.- Y los que están desempleados ¿qué consejo les darías?
R.- Si ya te encuentras en un ERE o ERTE, tienes habilidades ocultas o no entrenadas. Lo que tienes que hacer es estructurar y ordenar todo lo que has hecho en tu vida. A menudo, planificamos las vacaciones, la compra de un coche nuevo, muchas cosas, pero no lo más importante: nuestra propia vida y carrera.
P.- O sea, esto de tener un plan B, ¿es para todos, o solamente para personas con “carácter emprendedor”?
R.- Sí, incluso aquellos que se sienten cómodos con su trabajo y su vida tienen un "dolorcito interior" de algún tipo, una angustia existencial. Necesitamos ayudar a estas personas a desmontar sus objeciones legítimas y erróneas creencias.
P.- ¿Qué puede fallar a la hora de tener nuestro plan alternativo preparado?
R.- Los emprendedores fracasan a menudo porque actúan por instinto y emoción, en lugar de tener un plan bien estructurado.
P.- ¿Predicas con el ejemplo?
R.- Yo era ingeniero de caminos. Y decidí buscar la forma de ayudar a que las personas encuentren el valor y la inspiración que necesitan para actuar.
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