"Todo estaba oscuro y hacía frío", así es como relata Ángel Martín (Barcelona, 1977) el momento en el que salió del hospital tras haber sufrido un brote psicótico en 2017. El cómico, guionista, presentador y escritor, conocido entre otras muchas cosas por ser el azote de la prensa rosa en el célebre programa de televisión Sé lo que hicisteis, se ha convertido en los últimos años en un altavoz y un símbolo de apoyo para la visibilización de la importancia de cuidar la salud mental, en un momento en el que cada vez más gente, sobre todo en España, está sufriendo sus consecuencias.

Martín compartió su historia en uno de los mayores éxitos editoriales de los últimos años, Por si las voces vuelven (Planeta). En este crudo y honesto relato personal, el cómico contó con todo tipo de detalles cómo fue llegar a ese punto de perder la razón y sumergirse en la locura. Para ello, tuvo que volver a abrir una herida que aún no estaba cerrada del todo y sanarla desde una autoconsciencia tan dolorosa como reveladora. Ahora, después de dos años y más de medio millón de ejemplares vendidos, Ángel Martín regresa con Detrás del ruido (Planeta), donde narra, desde una distancia menos traumática, lo más difícil de haber sufrido un episodio así, la lucha para evitar la recaída.

En la portada del libro, un retrato frontal del cómico invita al lector a encontrarse cara a cara con el autor. Algo que Martín recuerda como una especie de "terapia de choque". "Yo prefería haber salido de espaldas o de lejos, pero si refuerza la idea de: 'Oye, nos sentamos a tomar un café, te cuento mi movida por si te sirve y ya está', me parece de lujo", explica en una entrevista con El Independiente.

Pregunta.- ¿Cómo te sientes después de la publicación de este segundo libro, Detrás del ruido?

Respuesta.- Bien, lleva muy poquito, aunque ya he recibido los primeros mensajes de gente que lo han empezado a leer y la verdad es que creo que va bien. La única intención que realmente tenía mientras lo escribía era: "Por si te sirve cómo lo hago yo para que no se vuelva a ir todo al carajo, aquí te va. Te enseño mi cabeza y si te sirve lo que estoy haciendo para que no se te desmonte a ti la tuya, fenomenal". Los mensajes que estoy recibiendo son de: "Oye, si lo que te preocupaba era la sensación de que sirva, a mí me sirve". Así que yo con eso me doy por satisfecho.

P.- ¿Cómo ha sido el proceso? Porque quizá lo que cuentas aquí es lo más complicado de conseguir, pero da la sensación de que te ha costado menos escribirlo.

R.- Es que no tienes que revisitar con tanta profundidad un momento chungo. Es un poco más sencillo de escribir porque no es tan doloroso, a ratos. Realmente estás hablando del presente, de cómo lo haces ahora. Aunque haya lugares que tienes que revisitar, esa visita al pasado no es tan constante como era en Por si las voces vuelven, donde de repente tienes que masticar el peor momento de tu vida todo lo que puedas, para poder traducirlo y que otros lo entiendan. Emocionalmente este ha sido menos duro, afortunadamente. También te digo que si tienes que volver otra vez, acabas reventado. Lo que pasa es que para mí ha sido más revelador porque de repente masticas lo que estás haciendo para estar bien y hay cosas que quizá ni siquiera tú te habías dado cuenta hasta que te paras a pensarlas fríamente para hacer la traducción.

Ángel Martín durante la entrevista con 'El Independiente'.
Ángel Martín durante la entrevista con 'El Independiente'. | Israel Cánovas

P.- Escribe: "A medida que vayas remontando y pase el tiempo, lo que pasa queda cada vez más lejos para todos, excepto para ti".

R- Es que forma parte de ti, es como un tatuaje. No estás todo el tiempo recordando que lo tienes, pero es inevitable saber que lo tienes, porque de alguna manera te ha cambiado. Es un evento tan salvaje que no vas a poder olvidarlo absolutamente nunca, quieras o no. Por poner un ejemplo que podamos entender todos, es como perder a alguien a quien quieres. ¿Cómo de presente va a estar el resto de tu vida? Probablemente siempre. Al principio probablemente estés pensando 24 horas en ese alguien, luego de vez en cuando. A lo mejor tienes temporadas o hay momentos donde piensas con mucha frecuencia o momentos donde no te lo planteas en absoluto. Pero eso no significa que no esté, ya forma parte de tu tristeza o tu melancolía, o lo que sea. Con este tipo de cosas sucede un poco lo mismo. Es inevitable entender que te va a acompañar siempre, pero los demás, como lo han vivido de otra forma, es fácil que lo olviden y más si remontas y estás bien. Entonces cabe la posibilidad de que la forma de interactuar de los demás contigo, a la larga, vuelva a convertirse en lo mismo que era antes de que sucediera.

"El tiempo lo cura todo, siempre y cuando tú hagas tu parte"

P.- ¿Qué función tiene el tiempo en este proceso como elemento sanador?

R.- El tiempo es una herramienta más. Tú no puedes gestionarlo ni pararlo. No puedes decir que no siga avanzando hasta que te recuperes, tampoco puedes pedir que te lo devuelvan. El tiempo va en marcha y ya está, lo único que puedes hacer al respecto es decidir cómo vas lo vas a utilizar. Puedes usarlo para culparte de todo o para intentar remontar, para estar muy atento a las decisiones que tomas, o puedes usarlo para dejar que pase y ya está. Tú eres libre de decidir cómo lo utilizas. Muchas veces se dice esa frase hecha de que el tiempo lo cura todo, y el tiempo lo cura todo, siempre y cuando tú hagas tu parte. Pero si no, el tiempo no va a curar un pijo.

P.- Háblame de ese ruido que está tan presente en el libro, ¿en qué consiste?

R.- Es lo que tenemos absolutamente todos en la cabeza. Es probable, sin conocerte de nada, que tú mismo lo tengas en tu cabeza, a menos que hayas hecho un trabajo excepcional contigo mismo. Ojalá yo esté equivocado, pero es muy probable que tengas a lo largo del día momentos donde estés estresado o algo te esté generando ansiedad, que no sepas qué decisión tomar respecto a algo, que haya algo que no te apetezca hacer, que estés enfadado contigo por algo que no recuerdas, que no sepas muy bien por qué ese algo te agobia. En esa especie de saco hay un montón de cosas gritando que todo está mal, que nada va a salir bien. Es importante que nos metamos a tratar de poner orden y descifrar por qué está sonando todo eso. Porque a lo mejor muchos de esos agobios ni siquiera son válidos ya. Parece que estamos ahora mismo montados en el agobio que te ponen los demás, el no hagas o no digas esto. Todo lo que provocan los demás, pues me refiero a eso que yo creo que es un cacao que tenemos todos en la cabeza el 90% del tiempo.

Ángel Martín.
El cómico, presentador y escritor Ángel Martín. | Israel Cánovas

P.- Tú hablas en concreto de un día que conseguiste bajar tanto el ruido y recordaste que quería ser cómico y no presentador. A la semana siguiente dejaste la tele. ¿Cómo viviste aquello?

R.- Esa reflexión la hago porque ahora me doy cuenta de que realmente la decisión de dejar la tele vino en cuanto bajé todos los diferenciales. No tiene que ver con que dejas de divertirte, tiene que ver con que, de repente, te das cuenta de que estás haciendo una cosa que te va a llevar en la dirección de ser presentador de televisión, cuando yo lo que quiero es dedicar mi vida a la comedia. Es una reflexión que hago desde donde estoy ahora. El tema es que en 2012 ya no me divertía o estaba cansado. Y es una decisión complicada, como cualquiera que tenga que dejar su curro y de repente se enfrenta a un abismo.

P.- Escribes: "Que los demás entiendan tu problema no es tan importante como que lo entiendas tú". Hablas de no malinterpretar la importancia que le estamos dando a la salud mental, sobre todo a la hora de no tener en cuenta la responsabilidad que tenemos con nosotros mismos y los demás.

"Vivimos en una contradicción constante que nos permite echar balones fuera y no prestar atención a cómo nos estamos comportando con los demás"

R.- Sí, pero porque a veces escucho a mucha que tira balones fuera, en el sentido de que hablan mucho acerca de que como sociedad no estamos preparados para cuidar la salud mental, que todo es un desastre, de qué deberíamos hacer como sociedad, bla bla bla bla. Gente con un discurso muy tajante acerca de cómo deberíamos funcionar. Y cuando llegan a su casa y la persona que convive con ellos les dice que ha tenido un mal día, que está un poco de bajón, en lugar de sentarse a escuchar sin más, lo primero que le dicen es: "A mí no me calientes la cabeza con tus cosas, que yo bastante he tenido ya". El mismo que estaba diciendo que como sociedad tenemos que entender a los demás no es capaz ni de escuchar a la persona con la que convive y a la que supuestamente quiere. Pues que te follen, persona contradictoria. Vivimos en una especie de contradicción constante que nos permite echar balones fuera y no prestar atención a cómo nos estamos comportando en relación con los demás. Lo primero es prestarte atención. Si tú estás haciendo las cosas lo mejor que puedes, entiendo que quieras pasar al nivel 2, de decir: "hostia, vamos a ponernos las pilas todos, joder, porque yo ya no puedo abarcar más". Pero no tiene ningún puto sentido ser el que dice que no hacemos nada, cuando eres el primero en incendiar. Como comprenderás, no tiene ningún puto sentido hablar de lo mal que estamos como sociedad si no eres capaz de ayudar y cuidar de los tuyos. Creo que necesitamos estudiarnos un poquito más.

"Si hay estudios que dicen que la salud mental está empeorando cada año y dejamos que esos datos se cumplan, es que somos tontos como seres humanos"

P.- Ahora se habla mucho de visibilización. De hecho, este año ha salido el dato de que España ha sido el país donde más ha crecido la preocupación por la salud mental en 2023. ¿En qué estado crees que nos encontramos como sociedad?

R.- ¿Como sociedad? No tengo ni puta idea. Si hay estudios que dicen que la salud mental está empeorando cada año y dejamos que esos datos se cumplan, es que somos tontos como seres humanos. Si sabes que estás yendo en una dirección que te lleva a que pase algo trágico y no priorizas el poner remedio para poder decir: "Le hemos dado la vuelta, no ha pasado", pues es que eres tonto. Lo que has hecho ha sido quedarte mirando cómo se cumplían las peores predicciones. O ponemos remedio o podremos ponernos la etiqueta de que fuimos aquellos que nos sentamos a mirar esto que dijimos que pasaría.