En el piso de arriba del antiguo Café Berlín de Madrid había un piano. En él se solían sentar artistas noveles o pequeñas bandas de las postrimerías de la Movida. Una noche, tras una entrevista con uno de los artistas más genuinos del siglo XX, comprendí cómo la música podía salvar a un ser sensible y único tras haber pasado por el infierno de las drogas y el alcohol. Mientras los miembros de su séquito y mi equipo se pedían unas cañas, Joe Cocker se subió a aquel pequeño escenario para cantar de forma improvisada una sesión que el puñado de humanos que asistimos jamás olvidaremos. Toda una muestra de amor a este arte.

Ya era 1994 y las radios se inundaban de alma pura mientras se escuchaba un tema de 1966 de The Lovin' Spoonful, en la versión de la voz inequívoca de Cocker.

Si no fuera porque nos dejó justo 20 años después, en 2014, hoy una de las voces más conocidas de la música mundial hubiera cumplido 80 años. Un padre que nunca fue a ninguno de sus conciertos y un hermano que le sacó a cantar en uno de los suyos cuando nuestro muchacho apenas tenía 13 años fueron la familia con la que escuchaba a los grandes del soul en el tocadiscos de su casa de Sheffield, en el cinturón industrial británico. Allí nació su amor por Ray Charles, de quien hasta hizo suya una de sus canciones, "Unchain My Heart".

La aparición de este undécimo disco suyo en 1987 significó mucho. Era su retorno tras su paso por aquello en lo que caían los artistas con frecuencia: el fantasma de la bebida y otras sustancias tóxicas. ¿Cuál fue su secreto a voces? Su forma tan especial de cantar. No puede haber artificio en eso.

Un hombre en Woodstock

Pero vayamos al momento en el que nació el mito. Woodstock. Domingo, 17 de agosto de 1969. Poco después del mediodía y justo antes de un tormentón, sale al escenario nuestro artista con una camiseta pintada a mano que se convirtió en emblemática. Y no fue un concierto corto. Se tiró hora y media haciendo tiempo porque los siguientes no llegaban en medio del caos de organización del concierto que cambió el mundo. Su acierto fue agarrar un temazo de Beatles y darle un punto soul, que siempre fue su fuerte. 

Llegaron los 70, sacó un par de discos en medio de la fiebre lisérgica y bañado en alcohol. Se perdió Joe aquellos años, porque siempre reconoció no ser capaz de recordarlos. En plena lucha por asomar la cabeza en medio de problemas legales y de salud, en 1974 fue capaz de cantar a la belleza de forma sencilla y única con esta canción que le compuso Billy Preston, el Beatle negro. Es tan sencilla y a la vez tan potente… "You Are So Beautiful".

Pocas veces se ha cantado a la belleza de forma tan desnuda, musicalmente hablando. Imagino esa manera de cantar como el resultado de sus problemas y esa canción como su espacio seguro. Por eso contagió al mundo y llegó a estar entre los cinco temas más importantes de aquel año.

Una voz para los 80

En una década llena de estrellas a lo Madonna o Michael Jackson, hubo sitio para Cocker gracias al cine. En concreto gracias a una película que todos los que vivimos aquella época recordamos: Oficial y Caballero. Imposible olvidar aquella banda sonora de 1982: "Up Where We Belong".

Antes de aquella cinta no se solía mezclar lo militar y lo romántico. A Cocker le supuso su único premio Grammy, y la canción ganó el Oscar a la Mejor Canción Original. Parecía que esa forma tan peculiar de cantar podía formar parte de algunas bandas sonoras más, y llegó la que aún hoy se sigue usando como referencia para cualquier striptease: "You Can Leave Your Hat On", incluida en otro de los clásicos del cine de los 80, Nueve semanas y media.

Sí. Fue imborrable ver a Kim Basinger dedicarle su show particular a Mickey Rourke… Aquella provocativa escena se ha quedado para siempre en el inconsciente colectivo. No causó tanto revuelo el original de 1972, de Randy Newman. Nótese la diferencia, respetuosamente hablando.

Coda: sentirse bien en medio del caos

No fue uno de sus éxitos más aclamados, pero sí de los que le dio a conocer al mundo a finales de los 60. Sin duda es una buena forma de acabar este recuerdo de un artista único que nació hoy hace 80 años. Joe supo darle su toque de blues a "Feelin’ Alright", el tema escrito por Dave Mason para su banda Traffic en 1968, y que Cocker versionó con más éxito un año después.

"Incluso en medio del caos, hay un ritmo en mi alma, y con cada latido me siento bien. En la tormenta de la vida, encuentro mi ritmo, bailando bajo la lluvia, simplemente sintiéndome bien”.