La idea de que los artistas musicales de éxito deben llevar una vida sana y ordenada es algo muy reciente. Salvo honrosas excepciones, su genialidad siempre ha venido acompañada de excesos. La mayoría cayó en las garras de las drogas, y hay innumerables anécdotas de comportamientos del rock que terminaron en desastre. La mezcla de éxito, un negocio floreciente y la adulación de los acólitos es explosiva. Pero si además hay relaciones sentimentales entre los integrantes de un grupo, las complicaciones aumentan. La trayectoria de Fleetwood Mac incluye todos estos elementos. Era cuestión de tiempo que esto se reflejara en una serie, como sucedió con Todos quieren a Daisy Jones (Prime Video).
Hoy Mick Fleetwood cumple 77 años, y será por aquello de que los viejos rockeros nunca mueren, pero sigue en pie a pesar de haber llevado la peligrosa vida que reflejan los libros escritos sobre esa tormenta perfecta de pasiones y excesos. Aunque para mí y para todos los que amamos el brillante legado musical de esta banda, hay mucho que agradecer a todo eso.
Dicen que la creatividad guarda estrecha relación con recibir constantes estímulos intelectuales, y el jovencito Mick tuvo que ingeniárselas para ser niño a pesar de vivir en lugares tan dispares como Egipto y Noruega. Al muchacho tampoco le podríamos pedir buenas notas académicas, así que decidió crearlas musicales. Poco le importó que le echaran del colegio a los 15 años; su madre le enseñó a amar la música, y eso no se olvida. Aunque se le daba bien la flauta, lo suyo con la batería era pasión. Lo primero que vemos y oímos en el videoclip de uno de los grandes temas de la banda, "Big Love", es justo un ataque de batería al que se van añadiendo elementos al ir hacia atrás. Para muchos, se trata de uno de los clips más creativos que se conocen.
Un apellido y Peter Green
Sí, el alto del sombrero es el que pone con su apellido la primera de las dos palabras que dan nombre a la banda. Un metro noventa y siete de individuo que no puede pasar inadvertido, aunque no ha sido nunca su intención. La otra palabra, Mac, vino dada por las sílabas centrales de otra de las caras de la moneda poliédrica del grupo, el bajista John McVie.
Esa combinación de apellidos fue idea del verdadero impulsor del proyecto, allá por los lisérgicos 60: Peter Green. La ocurrencia tenía su motivo: McVie no estaba del todo decidido a pertenecer al clan, algunos contratos previos no se lo permitían, y nada mejor que incluirlo en el nombre para que se decidiera. De hecho, no aparece como integrante del grupo en su primer álbum, de 1967, que curiosamente se llamó así: Fleetwood Mac.
Puro blues. Y de 12 compases. No hay que quitarle mérito a Jeremy Spencer por su forma fresca de hacer suyo uno de los estándares del género, pero fue la sólida base rítmica de Mick Fleetwood la que realmente dio forma al sonido inconfundible de la banda. Aunque el tema es de Elmore James, estos tipos supieron colar esta carga enérgica en las listas del mundo.
Y así fue como se oyó por primera vez hablar de esa banda de nombre extraño pero con gancho. No fue la única vez que les dio por este autor legendario. Pocos meses después del famoso mayo del 68, en París, hicieron bailar a unos estrafalarios habitantes de la Ciudad de la Luz con otra muestra de buen blues de James marcándose un directo fantástico de “Dust My Broom”.
Para aquellos que, como yo, creen que la mejor época de Fleetwood Mac llegó después, parecerá un grupo completamente distinto. Para alcanzar Rumours en 1977, la banda tuvo que pasar por una decena de álbumes de estudio, lanzando uno o dos cada año. En esos tiempos, las bandas estaban bajo una presión constante para grabar y grabar sin cesar, lo que culminó en un caos… afortunado.
Un 'reality' musical
En esa etapa, la voz que cantaba, aunque no era la única voz cantante, era la de Lindsey Buckingham. Él y Stevie Nicks, que llegó al grupo gracias a él, terminaron su relación romántica. Al mismo tiempo, Christine McVie y John McVie se divorciaron, y Mick Fleetwood descubrió que su esposa tenía una aventura con su mejor amigo. Ese fue el caldo de cultivo perfecto para crear una obra maestra que nos dejó joyas como la canción que Bill Clinton eligió 15 años después para su campaña electoral: "Don’t Stop".
La lista de anuncios que han incluido este tema musical en estas últimas cuatro décadas es muy larga, en campañas que van desde coches hasta bancos. Parece que el concepto de no parar de forma animada y optimista (curiosamente, mientras el mundo se derrumba alrededor) resultó de lo más contagioso. Pero ¿cuándo cambió la banda su sonido para acercarse a lo que vendría después? Cuando Nicks compuso y cantó “Sara”.
Los vaivenes emocionales de esa suerte de comuna hippie en la que se había convertido pertenecer al grupo tomaron forma en esta enorme canción. Todos escenificaban sin pudor su propia vida, entremezclando infidelidades y romances bañados en alcohol, y en un reality musical aplaudido por millones de personas. Así llegaron varios álbumes y las carreras en solitario de los personajes que luego se reunirían, entre sesiones de rehabilitación, para grabar una obra cumbre como Tango in the Night.
Pasión por la música y el vino
Este álbum de 1987 ha sido el caleidoscopio musical que mejor refleja todos los ángulos y colores de una relación imposible y a la vez, llena de luz. Las miserias de sus vidas se vistieron de etiqueta con una elegancia jamás superada, ni por ellos, ni por ningún otro artista musical.
El hombre que hoy cumple 77 años lo vivió con tanta pasión como le fue posible, aunque no pudo evitar dedicarse a algo más serio como los vinos o la restauración. Su local, el precioso Fleetwood's on Front St en Hawái fue pasto de las llamas en los incendios de Maui de 2023, pero sigue copa en mano y con un pie sobre la batería, como siempre.
Si la muerte de Peter Green, retirado de la música desde los 70 por sus problemas mentales, le animó en 2021 a dedicarle un monumental homenaje musical, la muerte de Christine McVie en 2022 le golpeó hasta lo existencial. Y una vez más, el dolor se hizo música cuando en los Grammy de 2023 se unieron a él nada menos que Sheryl Crow y Bonnie Raitt para recordarla con una de sus canciones: “Songbird”.
Del larguísimo recorrido histórico del músico que hoy cumple años, bien podemos extraer la lección de que los momentos más críticos son también aquellos en los que podemos brillar más.
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