Han pasado 20 años desde la primera edición y Tomorrowland sigue pareciendo un lugar traído del futuro: por los efectos de la luz, por la música de sus 16 escenarios y por los que deciden acudir al festival vestidos con tonos metálicos, purpurina, lentejuelas y cualquier cosa que brille. La meca de la música electrónica congrega cada año a unas 400.000 personas de más de 200 países y los españoles son de los asistentes más fieles.

Se celebra en Boom, un pueblo de la provincia de Amberes, a 30 kilómetros de Bruselas. Las casas unifamiliares con jardines delante de la puerta bordean el camino hasta llegar a los aparcamientos que se han habilitado para llegar a Tomorrowland. La población se multiplica por más de 20 cuando llegan los festivaleros y la escuela se ha reconvertido en un centro de acreditaciones. 

El lema de esta edición es Life, "vida" en inglés, y esta se representa a través de la naturaleza. En el escenario principal hay cascadas, flores, fuego y música, claro. Desde la organización señalan que “más que un festival, Tomorrowland es una celebración de la diversidad y la unidad. Al ser el hogar de cientos de miles de personas de todos los ámbitos de la vida, una de las cosas más singulares de Tomorrowland sigue siendo el mundo entero reunido en un lugar mágico donde todos son iguales y se unen como uno solo, simbolizando los valores de la libertad, el respeto, la diversidad y la solidaridad”.

La música es la protagonista pero no es indispensable disfrutar del techno para pasarlo bien en Tomorrowland. Es un recinto pensado para disfrutar con el espectáculo, más allá de la melodía. Las novedades de este año pasan por la incorporación de nuevos escenarios, según comenta Debby Wilmsen, portavoz de Tomorrowland, en una entrevista con El Independiente. “También hemos añadido más decoración. Tenemos unas lámparas hechas a propósito para el festival”, añade. Todo en este espacio, que durante el resto del año es un parque, lleva el sello de Tomorrowland, que aunque ha llevado su marca por todo el mundo en el mismo lugar desde su inicio.

En 2024 también hay más “refugios: no solo para el calor, también para la lluvia”, describe Wilmsen. El tiempo Bélgica es muy cambiante y Tomorrowland ha decidido estar preparado para cualquier situación. Si la pasada edición estuvo marcada por la lluvia, en el primer fin de semana de esta se superaron los 30 grados y las sombras estuvieron muy cotizadas.

Tomorrowland y España

El festival tiene su propia bandera que está representada en gorras, camisetas, pins y todo tipo de souvenirs que se venden en el recinto. Pero además, parece un accesorio indispensable para los asistentes y es, además, una forma de identificar su lugar de procedencia. “Los españoles están en el top 5. Vienen más estadounidenses y, obviamente, más belgas, pero con España hay mucha conexión”, comenta la portavoz.

Vienen más estadounidenses y, obviamente, más belgas, pero con España hay mucha conexión

Debby Wilmsen, portavoz de Tomorrowland

Una de las culpables de esa conexión es BJones, la DJ española que tiene tres actuaciones programadas en esta edición de Tomorrowland. La jienense e ibicenca de adopción lleva años vinculada al festival belga y actuó también en su edición invernal en los Alpes franceses.

Pese a tener su localización principal en Bélgica y a finales de julio, la marca Tomorrowland también está en la temporada de verano de Ibiza. Allí, organizan las sesiones en la discoteca Ushuaïa entre los meses de junio y septiembre. Otra vinculación con España es el vino “Solo Vida” que se elabora en una bodega del Penedès para Tomorrowland y se puede degustar durante el festival.

Precios en Tomorrowland

Ver en el mismo escenario a Steve Aoki, Dimitri Vegas y Mike Mike no tiene precio para miles de fans de la electrónica y, por ello, las entradas de Tomorrowland están muy cotizadas. Las más baratas, para acudir un día al festival y compradas con antelación costaban 129 euros. Los pases para el fin de semana ascienden a 304 euros, pero los hay hasta los 624 euros. Pero estas no son las únicas opciones para acceder al festival. Tomorrowland organiza packs en los que se incluye el vuelo hasta Bélgica y también autobuses para llegar hasta el recinto. Con estas opciones, los precios son bastante más altos, hasta los 2.000 euros, incluyendo el alojamiento.

Dentro del festival hay puestos para comprar comida y también barras para la bebida. Para pagar es necesario cargar la pulsera de acceso al festival y la moneda que se utiliza son las “perlas”. Los precios oscilan entre los 3,8 euros por un refresco o una cerveza pequeña hasta los 14 euros de una copa. En la comida también hay variedad de precios: langosta a 30 euros o hamburguesas por 14.