Con el verano, es momento de hacer las maletas, disfrutar del calor, coger el coche y acercarse a alguna de las playas que tenemos en España para disfrutar de un merecido descanso.  

De todos modos, esta situación de despreocupación puede torcerse si no tenemos cuidado. Y no con nosotros, si no con el calor y el coche. Y es que las altas temperaturas pueden hacer que afecte de más y tengamos problemas inesperados con nuestro vehículo.

Hay muchos elementos del coche que se ven perjudicados por el calor

Es así que el calor tiene una influencia muy negativa sobre tu coche, sobre todo en el motor. Pero esto no ocurre solo en los coches tradicionales de gasolina, sino también en los que pueden ser los vehículos electrificados.

Hay muchos aspectos mecánicos de los vehículos que pueden verse afectados por las altas temperaturas, Además, el calor reduce el rendimiento del motor del coche y merma la capacidad de reacción del conductor, por lo que se convierte en un combo muy peligroso para la seguridad vial en carretera.

Además, en lo que se refiere a nosotros, conducir con más de 30 grados provoca que los errores al volante aumenten un 20%. A esto, la misma DGT mantiene que debemos regular el aire acondicionado o el climatizador antes de ponernos en marcha y no mientras conducimos.

La batería, el elemento del coche más afectado por el calor

Junto con el motor, tal y como explican desde Norauto, líder en mantenimiento de vehículos, otro de los importantes elementos del coche que más sufren es la batería (sea de uno eléctrico o tradicional de combustión).

Y es que estos grados de más hacen que el ácido del interior de la batería se seque con más facilidad y, si la batería está cerca del final de su vida útil, tiene muchas más posibilidades de estropearse. Tanto, que en la mayoría de las ocasiones es necesario realizar un cambio de batería.

Es más; según estudios como el de ALD Automotive, durante esta estación veraniega aumenta casi el doble las asistencias de emergencia, mientras que el pronóstico es que este año el verano sea algo más cálido de lo habitual.

El líquido de frenos

Las temperaturas muy altas pueden contribuir a la evaporación de líquidos importantes del coche.

Norauto recomienda revisar regularmente el líquido refrigerante o anticongelante para evitar sobrecalentamientos del motor. También es importante comprobar el líquido de frenos y el aceite para asegurar un funcionamiento óptimo del vehículo.

Neumáticos y sistema de frenado

Aunque los neumáticos están diseñados para soportar altas temperaturas, el calor extremo del asfalto puede causar reventones y desgaste prematuro. Es crucial revisar el estado de los neumáticos, asegurándose de que no tengan bultos, cortes o malformaciones, y verificar la presión y el desgaste.

El sistema de frenado también puede verse afectado por el calor. Se recomienda evitar frenadas prolongadas para permitir que los frenos se enfríen adecuadamente.

Sistemas electrónicos y otros componentes

También, el calor extremo puede causar deterioro en el coche como en el alternador y afectar a los sistemas electrónicos, incluyendo el navegador, cuadros digitales y sistemas de infoentretenimiento. Además, la tapicería, el salpicadero, las escobillas, las ópticas, las gomas y las juntas pueden sufrir daños.

Rendimiento de motor

En verano es habitual que podamos atender a una pérdida de rendimiento que sufre el motor debido a las altas temperaturas. ¿Por qué sufre tanto? El problema se debe al volumen de oxígeno que contiene el aire, que es menor cuanto más elevada es la temperatura ambiente.

Así, la combustión de la mezcla aire-gasolina dentro de los cilindros es un poco peor, algo que influye directamente en el rendimiento. Cómo evitarlo: no se puede.

Esto se aprecia sobre todo en los motores turbo o con compresor de aire -sobre todo si no llevan intercooler-, pues pierden hasta 15 CV. ¿El motivo? Que estos motores necesitan más aire para funcionar, de forma que la falta de oxígeno también les afecta más.

Es importante proteger el coche del calor

Si no hay posibilidad de aparcar bajo techo o a la sombra, es mejor tener cubiertas adecuadas, desde la carrocería hasta el volante y las fundas de los asientos.

Hay sombrillas para instalar en la capota, algunas también son automáticas y cubren toda la parte acristalada. O las tradicionales fundas para volante y salpicadero, para aplicar con ventosa. Todo esto sin olvidarnos del crucial y efectivo parasol.

  • Usa un protector solar para el parabrisas. Coloca un protector solar en el parabrisas es una de las formas más efectivas de reducir la temperatura dentro del coche y proteger el tablero de los dañinos rayos UV. Estos protectores son fáciles de instalar y pueden marcar una gran diferencia.
  • Mantenlo a la sombra. Siempre que se pueda, deja tu coche fuera del sol o del calor, a la sombra. Aunque la temperatura será la misma que si está al sol, al menos se evitará que la radiación le afecte de manera directa.
  • Lavarlo con frecuencia. Cuando amanezca, rocíalo con bastante agua para protegerlo de los primeros rayos del día. Puedes hacerlo también durante el atardecer para refrescarlo, pero no en las horas centrales, dado que se evaporará más rápidamente. 
  • Bajar las ventanillas. Para evitar precisamente que el calor se acumule en el interior, lo mejor es dejar bajadas las ventanillas (en un entorno seguro, claro) unos centímetros, de modo que éste pueda evacuarse por las ranuras.
  • Aire acondicionado. Por muy bueno que sea tu sistema de climatización, conviene que no lo actives hasta que el vehículo lleve un rato en marcha y veas que su temperatura de trabajo es la correcta (que el motor no está demasiado frío aún). A continuación, selecciona una temperatura interior adecuada y, siempre que puedas, prescinde de la recirculación del aire.