Si alguna vez has postergado una tarea importante para, digamos, poner en orden la cocina o la oficina en casa, sabes que no sería justo describirte como flojo. Pero tenemos que decirte que eso sí que es procrastinar.

Después de todo, ordenar requiere concentración y esfuerzo (y tal vez hasta te esmeraste en limpiar cada herramienta o carpeta antes de ponerlo en su lugar). Y no es como que te hayas ido de fiesta o te hayas puesto a ver una serie. Estás poniendo algo en orden, ¡es algo de lo que estarían orgullosos tus padres! No es pereza o mala gestión del tiempo. Es procrastinación.

No es pereza o mala gestión del tiempo, es procrastinar

En todos los casos, procrastinar (y dejar de procrastinar) va de la mano de la inapetencia y de la pereza. No te apetece hacer una tarea que sabes que es importante y que antes o después tendrás que hacer. O lo que es lo mismo; nadie hará el informe por ti, nadie estudiará por ti y nadie llevará el coche al taller por ti. Sin embargo, decides enviarla al futuro.

Las redes sociales son aliadas de la procrastinación. Nos impiden estar en la tarea y nos hacen ir posponiéndola, junto a otras actividades de la vida diaria más irrelevantes o agradables (ver las noticias, prepararte un café, mirar los mails…).

Es la dilación, y aunque no es exactamente un problema médico, es algo que puede tener un efecto real y profundo en nuestras vidas si no se aborda. "Hay muchos motivos por los cuales las personas procrastinan", dice Firdaus S. Dhabhar, Ph.D., profesor del Departamento de Psiquiatría de University of Miami Miller School of Medicine, Departamento de Microbiología e Inmunología y Sylvester Comprehensive Cancer Center.

"Las personas pueden procrastinar para evitar hacer cosas que pueden parecer difíciles, complicadas, que consumen mucho tiempo, estresantes o preocupantes".

10 señales de que tiendes a procrastinar

  1. Tu espacio de trabajo está constantemente en desorden.
  2. Te cuesta trabajo llevar un calendario con tus actividades.
  3. Prefieres ceder ante un estímulo a corto plazo, como descansar sin planificar tus tiempos, en lugar de realizar tus actividades y luego relajarte.
  4. Evitas las responsabilidades o las pasas a alguien más.
  5. Te sientes con profunda inseguridad al momento de decidir.
  6. Prefieres tener el menor compromiso posible en tus relaciones laborales.
  7. Pierdes el foco constantemente: cambias de búsquedas cuando navegas por internet y 10 minutos de ocio se convierten en 1 hora.
  8. Te da hambre, te mueves de tu lugar o encuentras cualquier traba a tu concentración.
  9. Sientes aburrimiento con facilidad.
  10. Sueles pensar mucho en las posibilidades (eres muy soñadora o soñador).

Así puedes dejar de procrastinar

No existe una respuesta sencilla a cómo dejar de procrastinar, en parte porque no tiene una causa única o fácil de identificar.

Sin embargo, un cambio significativo en la manera de pensar o aproximarse a la tarea en cuestión casi siempre puede ser parte de la solución del problema, entendiendo que no se trata tanto de falta de ganas o de falta de voluntad, sino más bien de una configuración emocional que complica más de lo necesario la tarea.

Aún así, podemos poner en práctica algunas tareas para aprender a dejar de procrastinar y cumplir con lo que nos proponemos.

  • Es mejor empezar por la que más nos cueste o más miedo nos dé a hacer mal. De ese modo las demás parecerán fáciles y conseguiremos desbloquearlas más fácilmente.
  • Dividir las tareas en partes más pequeñas, de manera que se vaya fase por fases. Esto puede facilitar mucho su realización al poner pequeñas metas más alcanzables.
  • Bajar las expectativas y ponernos metas realistas. Empezaremos la tarea para realizarla lo mejor que se pueda, no perfecta. Con eso nos vale.
  • Escribir cada tarea y tacharla a medida que la tenemos hecha. Esto nos refuerza y ayuda a ver el avance, a la vez que aumenta la motivación.
  • Buscar una actividad gratificante una vez realizada la tarea.
  • No dejes de reflexionar acerca de por qué te exiges tanto. Cómo te limita en el día a día tener que hacerlo todo perfecto y cómo te hace sentir. Es posible que encuentres palabras amables para ti y consigas relativizar si cometes algún error.