Cuando paseas por Tampere te da la sensación de que estás visitando varias ciudades en una. Cosmopolita, histórica, industrial, monumental, universitaria y moderna, todas estas facetas caben en el mosaico que completa a la tercera ciudad más grande de Finlandia y la segunda en área urbana solo por detrás de Helsinki.
Dividida en dos por los rápidos que provoca el estrecho istmo entre el lago Näsi (o Näsijärvi) y el Pyhä (o Pyhäjärvi), la ciudad de Tampere tiene una historia inevitablemente ligada a su pasado industrial y a su importancia en el desarrollo del movimiento obrero, tal y como se presupone por las chimeneas de ladrillo rojo que coronan su skyline. Sin embargo, se trata también de una urbe que ha sabido adaptarse y evolucionar al correr de los tiempos y no parece haberse quedado nunca anticuada.
Por otro lado, hoy Tampere presume también de ser la "capital de las saunas" y por ende es uno de los lugares más especiales para acercarse a entender el secreto de la felicidad finlandesa.
Tampere, una ciudad de mil caras
En ese paseo al que se alude al inicio del artículo, el visitante puede pasar por las antiguas fábricas industriales de ladrillo rojo que dieron a Tampere el sobrenombre de 'Mánchester del Norte'. Sin embargo, en el centro de la ciudad también se pueden encontrar edificios con un estilo clasicista centroeuropeo, por momentos, bloques de hormigón de corte soviético y, a las afueras, en el barrio de Petsamo, casas de madera de diferentes colores que conservan la tradición típica finlandesa.
Aunque para ver auténtica arquitectura finlandesa, uno de los mejores ejemplos es la catedral de Tampere, diseñada por Lars Sonck, cuya esencia define como ninguna el estilo neoromántico finlandés de finales del XIX y principios del XX. Aunque su verdadero punto fuerte lo marcan los frescos que pintó para su interior Hugo Simberg, polémicos por la presencia de niños desnudos y también inquietantes versiones de los simbolistas El ángel herido y El jardín de la muerte.
En el centro, las grandes fábricas de ladrillo rojo industrial actualmente se han reciclado en cafeterías, museos y tiendas. En Hämeenkatu, la calle principal, el mercado de Tampere, de estilo art nouveau, es uno de los mejores lugares para conocer el día a día de la ciudad. Mientras que en el Tampere Hall, un gigantesco auditorio que funciona como punto de encuentro, ostenta el museo Moomin, en honor a las historietas dibujadas por Tove Janson que amenizaron la infancia de los niños de la posguerra en países como Japón o Reino Unido.
Por otro lado, Tampere es una ciudad que está llena de universitarios por la calidad y el prestigio de su universidad y sus estudiantes tienen la extraña costumbre de ir por la calle con monos de nieve de colores con multitud de parches, en los que cada color define su rama de estudios y los parches en cuantas fiestas han estado. Y, como toda ciudad finlandesa que se precie, si te cansas de la ciudad, tienes a unos pocos kilómetros del centro bosques como el de Caupi, donde dar un paseo y desconectar.
La historia industrial duerme en la calles de Tampere
Aunque su origen se remonta a principios del siglo XIX, el auténtico punto de partida para la ciudad de Tampere fue la fundación de La fábrica de algodón Finlayson en 1820, puesta en marcha por el escocés James Finlayson, que vio en el uso de la electricidad hidráulica la oportunidad de su vida.
Con la industria llegó la riqueza, pero también el crecimiento de una nueva clase social, la obrera, que necesitaba organizarse y vivir de una forma digna. La fábrica desarrolló su propio hospital, guardería, escuela, bomberos, farmacia y residencia de ancianos. Finlayson también creó su propio sistema de seguridad social en una época en que tal cosa era prácticamente inédita.
Tal era la independencia que llegaba a tener esta pequeña sociedad construida entorno a la fábrica, que a mediados del siglo XIX, en plena inflación provocada por la guerra de Crimea, Finlayson empezó a emitir su propia moneda y esta fue aceptada por todos los comercios de Tampere.
Hoy en día, esta Finlayson area es un lugar lleno de tiendas, cafeterías, galerías de arte, talleres y vida urbana. Y es que, durante la década de 1990, Tampere cambió la industria textil y de metal que le había caracterizado desde siempre y la reemplazó por las tecnologías de la información y las telecomunicaciones. El centro de tecnología de Hermia en Hervanta es la sede de muchas compañías en estos campos, Nokia entre ellas.
Cuna de la Revolución rusa
Lo que no muchos saben sobre esta ciudad es que entre sus muros se fraguó uno de los acontecimientos que más repercusión han tenido en la historia de Europa: la Revolución rusa. Allí, en la Casa de los Trabajadores de Tampere se reunieron por primera vez Vladimir Ilʹich Lenin y Iósif Stalin en un encuentro secreto de los bolcheviques en diciembre de 1905.
En ese mismo lugar, donde comenzó una alianza histórica entre los primeros mandos de la futura URSS, hoy en día se puede visitar el último museo dedicado a Lenin que aún permanece abierto.
Y es que la conciencia de clase que existía en una ciudad como Tampere era digna de admiración por parte de los futuros mandatarios soviéticos. Allí, el 1 de noviembre de 1905, durante una gran huelga general, el conocido como "Manifiesto rojo" fue proclamado en la plaza central de la ciudad. La consecuencia fue la permisión del sufragio universal en Finlandia por parte del zar ruso y la obtención de mayores libertades para los finlandeses.
En 1918, apenas un año después de proclamar su independencia. Tampere también desempeñó un papel relevante, siendo uno de los escenarios de importancia estratégica durante la guerra civil finlandesa (28 de enero-15 de mayo de 1918).
Capital de las saunas
Pero si algo ha marcado el desarrollo turístico de Tampere como uno de los destinos más atractivos de la Región de los lagos es su condición de "capital de las saunas", desde el año 2018. Un honor autoimpuesto gracias a la cifra récord de más de 50 saunas públicas en toda la zona y con especial mención a la Rajaportin Sauna, como la sauna pública más antigua de Finlandia.
Gracias a la amplísima oferta de saunas que existe en la región, se puede practicar la experiencia de relajación y disfrute preferida por los finlandeses de muchas formas distintas. Una de las más recomendadas puede ser saborear un buen menú de comida típica finlandesa y posterior sauna en el restaurante-sauna Kuuma, en pleno centro de la ciudad.
También, en el puerto, existe la posibilidad de irse a alguna de las saunas flotantes que se colocan en medio del lago y desde las que relajarse rodeado de agua, o bien alejarse un poco hacia las afueras y disfrutar del entorno forestal en Kaupinoja's sauna. Sin olvidar la icónica Rajaportti, una humilde sauna ubicada entre casas de madera típicas finlandesas en las que la experiencia puede resultar de lo más auténtica.
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