La Gavina no tuvo competencia durante muchos años. Quizá ahora tampoco la tiene. Fue el primer hotel de lujo en la Costa Brava y con vistas privilegiadas de la bahía de Sant Pol, se convierte este verano en el faro de S’Agaró, cuando este enclave de calas rocosas cumple 100 años. La ciudad jardín sigue siendo una zona exclusiva y el hotel da la bienvenida a quienes se encaminan por las calles en cuesta que hace un siglo visionó Josep Ensesa.
Ensesa tuvo que convencer a su padre de que comprar estos terrenos cerca de Sant Feliu de Guíxols era una buena inversión. Decidió bautizar la zona como el arroyo que acababa en el mar y que se llama Agaró, a quien el impulsor añadió la s y el apóstrofe, el artículo salado, utilizado en Baleares pero también en algunas zonas de Cataluña. Así nació S’Agaró.
La primera casa fue la Senya Blanca, que servía de guía a las embarcaciones que se acercaban a la costa. La proyectó el arquitecto Rafael Masó y sirvió de prototipo para el resto de edificios que irían poblando la urbanización. Muros encalados, zócalos irregulares y terrazas, barandillas de forja y materiales de la zona: cerámica de la Bisbal d’Empordà y barro de Quart. El proyecto que diseñó Ensesa acercaba las masias catalanas al mar.
Es un estilo que perdura porque "el avi", abuelo en catalán, y como recuerdan hoy sus nietas Júlia y Virginia Ensesa en una conversación con este periódico, "se encargó de protegerlo". "Se negaba a vender una finca si no le gustaba el proyecto", añaden. Además, desde 1995, S'Agaró está declarado como Bien de Interés Nacional y en 2022 se aprobó el Plan Especial de Protección (PEP) que impide que se construyan macroedificios. La atemporalidad de algunas de las características del novecentismo se mantiene intacta. "Es un estilo muy mediterráneo", resume Júlia Ensesa.
Años después de la Senya Blanca abriría las puertas la joya de la urbanización, el Hostal de La Gavina, también diseñado por Masó. Se inauguró en enero de 1932 con 11 habitaciones y durante los años ha ido ampliando su capacidad hasta las 74 que tiene en la actualidad. "Desde estilos Mediterráneo clásico, a Imperial o Isabelino. Todas las habitaciones cuentan con tapizados de finas sedas, maderas nobles, lámparas venecianas de cristal de Murano, ropa de cama de lino egipcio de la más alta calidad y cómodos cuartos de baño repletos de mármol italiano", explica la página del hotel.
Las nietas de Josep Ensesa recuerdan que de pequeñas "no había distinción entre lo que era casa y lo que era La Gavina", los Ensesa celebraban en el hotel la Navidad y aunque ahora cierra las puertas en invierno, "desde que abre hasta que cierra, cada día uno de nosotros pasa por aquí". La familia sigue muy vinculada a este establecimiento. En el que han cambiado muchas cosas, pero otras permanecen intactas.
"Hemos hecho muchas cosas. Antes la zona de convenciones y de bodas casi no se utilizaba, ahora es un espacio con mucha importancia. También hemos hecho un spa debajo de la piscina. Este año hemos inaugurado dos suites con jardín privado. No paramos de hacer cosas, pero siempre manteniendo el espíritu", explica Virginia Ensesa.
S'Agaró en el mapa
Los pórticos, las terrazas al mar y las columnas de inspiración grecorromana, firmados por Masó, empezaron a poblar esta zona de pinos frente al Mediterráneo. En 1953, Francesc Folguera rediseñó el edificio para que llegase el turismo internacional. Y lo consiguió. Un año después, el hotel obtenía la categoría de hotel de cinco estrellas gran lujo. El mismo año, cuenta ahora la exposición que conmemora el centenario, Orson Welles le habló a Ava Gardner de este lugar: “S’Agaró es mejor que Capri”, aseguran que pronunció el estadounidense.
Gardner ya había descubierto en 1950 los encantos de esta playa. Desde principios de los años 50 se rodaron películas de Hollywood como “Pandora” con la diva como protagonista, “De repente, el último verano” con Elizabeth Taylor o “Mr. Arkadin” de Orson Welles entre otras. Estos rodajes hicieron de La Gavina el hotel de referencia para los actores y actrices de la época. Cuentan también que hasta aquí viajó Frank Sinatra para comprobar si era cierto lo que había publicado la revista Variety: Gardner y el torero Mario Cabré se habían enamorado en esta costa.
Los arcos por los que pasó Liz Taylor en bañador siguen hoy en el mismo lugar. La Gavina mantiene su edificio original pero ha ido incorporando otras construcciones. Sus habitaciones no solo han alojado a artistas internacionales. Josep Pla y Salvador Dalí pasaron por La Gavina y los Reyes, Felipe y Letizia, también eligieron este hotel para pasar algunos días tras su boda. Años antes Juan Carlos I visitó el establecimiento y también lo hizo Franco.
Fuera del turismo de masas
En un momento en el que otros enclaves mediterráneos empiezan a sufrir los estragos del turismo de masas, S'Agaró se mantiene como un lugar tranquilo. En La Gavina apuestan por la calidad y por el trato personalizado y consideran que este problema "no les llegará". "Tenemos la suerte de que tenemos turismo de calidad, siempre hemos luchado por ello y hemos trabajado en este sentido. El turismo de masas no es el turismo ni de S'Agaró, ni de la Gavina", resume Virginia Ensesa.
A La Gavina llegan visitantes que repiten. "La mayoría son catalanes, pero en segundo lugar son los americanos", comenta, "toda la vida hemos tenido muchos clientes extranjeros". "Cada vez vienen más familias con niños y gente más joven de lo que solía venir", añade Júlia Ensesa.
El hotel cuenta con varias propuestas gastronómicas. Entre ellas, el restaurante Candlelight con dos soles Repsol, liderado por el chef Romain Fornell. Frente a la piscina, está el restaurante Garbí y otra opción es El Barco. Además, a escasos metros del hotel y justo delante de la playa se encuentra la Taverna del Mar, un restaurante especializado en pescados, mariscos y arroces, también regentado por la familia Ensesa.
A punto de concluir las celebraciones del centenario de esta ciudad jardín, las Ensesa aseguran que el aniversario de La Gavina también tendrá su celebración, aunque quizá con menos actos, "hemos trabajado mucho en el centenario de S'Agaró", argumenta Virginia, que además es la presidenta de la asociación que ha organizado las exposiciones, fiestas y una regata para conmemorar el proyecto de su abuelo.
Tienen el relevo asegurado. "A nuestros hijos les hemos transmitido la pasión por este lugar igual que hicieron nuestros padres con nosotros", explica Virginia. "¿Cómo lo harán? No lo sé. Pero seguro que alguno se implica", concluye Júlia Ensesa.
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