Cuando una casa o apartamento está alquilado, una de las dudas entre los inquilinos es si el propietario puede entrar en la casa cuando quiera. La ley es clara en este sentido y, por mucho que sea el propietario, este no puede acceder sin permiso por temas de privacidad, sea cual sea el motivo por el que quiere entrar.

Desde la firma del contrato de alquiler, y una vez que este entra en vigor, el control de la casa pasa al arrendador el tiempo que dure dicho contrato, pese a que el propietario sea el titular del inmueble. Hay que señalar que este derecho está recogido en la inviolabilidad del domicilio, como queda registrado en la Constitución Española.

El derecho del inquilino con su alquiler

El derecho a la privacidad del inquilino es un derecho fundamental y ningún titular o propietario puede saltárselo. Este se debe a que el inmueble es considerado un espacio personal y el dueño no puede hacer acto de presencia cuando le dé la gana. Si se produce un intento del propietario por entrar en la casa sin avisar y sin consentimiento, puede considerarse una violación de la privacidad y esto tiene consecuencias legales.

Es común que los propietarios quieran acceder a la casa para enseñarla, ya sea a futuros inquilinos, porque está buscando venderla, o por el simple hecho de querer hacer reparaciones. Estos casos tampoco dan derecho al arrendador a entrar en la propiedad si no dispone del permiso de las personas que están en su interior. En caso de que esto ocurra, si eres inquilino, podrás negarte sin que pueda haber consecuencias.

Excepciones en el alquiler

Pese a que el dueño no tiene derecho a entrar en la propiedad sin permiso, hay algunas excepciones. En caso de tener que hacer reparaciones urgentes, se podrá acceder, pero siempre que haya comunicación entre arrendador e inquilino, y nunca debe hacerse como una imposición y sin tiempo de reacción.

En estos casos también es importante recordar que cualquier reparación o modificación deben correr a cuenta del propietario, nunca del inquilino, ya que el arrendador está obligado a preservar el valor del inmueble.

Consecuencias legales para el propietario

Si el dueño de la vivienda entra en la casa sin la aprobación del inquilino, podría recibir sanciones. En caso de denuncia, se puede acusar al arrendador de allanamiento de morada, y dependiendo de la gravedad, las multas pueden acabar en prisión, por lo que no se debe tomar esto a la ligera.

Así que, aunque el dueño de la casa en alquiler siga siendo el arrendador, esto no le da derecho a entrar en él cuando le venga en gana, una vez que el alquiler está en marcha. La ley es clara y protege a los inquilinos, quienes pueden no abrir la puerta al dueño si no les da la gana.  Para evitar conflictos, la más importante es mantener una buena comunicación entre ambas partes y el respeto mutuo, pero siempre conociendo los derechos y actuando con la ley en la mano para evitar caer en errores que pueden tener consecuencias graves.