Es un enigma que probablemente nos hayamos planteado en alguna ocasión. La posibilidad de la inmortalidad ha sobrevolado, de un modo u otro, la humanidad desde tiempos inmemoriales. No envejecer, no morir, puede ser una desgracia si todo a tu alrededor es efímero, finito, mortal. También los seres queridos. El dilema es el que centra la historia con la que en 2012 una desconocida Eva García Sáenz de Urturi quiso presentarse en sociedad pese a la negativa de las editoriales. El éxito de la autoedición de su primer trabajo reveló que se habían equivocado, que de la pluma y mente de esta autora vitoriana brotaba literatura capaz de seducir a millones de lectores. Aquella ‘Saga de los longevos’, la historia de una familia que no envejecía, vuelve a salir desde hoy al mercado en forma de reedición y trilogía con la que ampliarla y cerrarla.

Sáenz de Urturi regresa con una reedición de la ‘La saga de los longevos’ a la que el año que viene le seguirá la segunda de las obras de la serie, que publicó por primera vez en 2014: ‘Los hijos de Adán’. La sorpresa llegará también en 2025 con un tercer y último libro de la ‘La saga delos longevos’ y que ya tiene título: ‘El camino del padre’.

Con ‘El camino del padre’, la ganadora del Premio Planeta 2020 con ‘Alquimia’ cerrará una historia que ha sido capaz de conectar con millones de lectores de todo el mundo. La trilogía de los longevos se plantea como un thriller sobre la eterna juventud de una familia de la actualidad que en realidad nació en la prehistoria. Vivir eternamente conlleva haber sido testigo, cuando no partícipe, de algunos de los momentos clave de la historia de la humanidad. Pero también supone sobrevivir en plena juventud mientras tu entorno, el familiar y el afectivo, no lo hace. Esos desgarros emocionales, junto con los secretos de una familia longeva y los enfrentamientos que permanecen abren diferencias entre los integrantes de la ‘La vieja familia’.

La escritora alavesa, Eva García Sáenz de Urturi durante la presentación del libro ayer en Santander. | JAVIER OCAÑA

Sáenz de Urturi revisita la historia de Iago del Castillo, el cerebro de la familia, nacido hace 10.200 años. En realidad se llama Urko, al menos ese es su nombre prehistórico. Inmerso en la investigación de la razón por la que parte de su familia es inmortal, Iago, que ha enviudado varias veces y no afianza nunca el amor, no logra tener una buena relación con sus hermanos, Jairo y Kyra del Castillo. Ambos están empeñados en difundir la investigación sobre su longevidad para terminar de una vez con la soledad y el desgarro de ver marchar a su seres queridos mortales. Héctor, el cabeza de familia, teme que difundir el resultado de la investigación científica a la humanidad la pondría en riesgo. En medio de la disputa, la irrupción de Adriana Alameda, una talentosa investigadora de la prehistoria, para investigar el suicidio de su madre, una reconocida mujer de la sociedad cántabra.

A lo largo de ‘La vieja familia’ el lector descubrirá una trepidante trama ambientada en Cantabria que arranca con Iago del Castillo despertando en San Francisco, sin saber cómo ni por qué llegó hasta allí desde Santander. Sólo recuerda que investigaba por qué los longevos no envejecen, cuál es el secreto que todos anhelan descubrir.

Un relato que comienza en Monte Castillo, un lugar repleto de cuevas y galerías que se convirtió en el primer espacio conocido de los longevos. Fue allí, entre bosques y acantilados, donde crecieron y escucharon las historias de los mamuts que acudían a refugiarse a aquel entorno mágico.

A lo largo de la novela el lector reconocerá otros escenarios cántabros en los que tiene lugar la historia que a través de flashbacks hila el presente y el pasado que siempre aumenta en los longevos. El hoy y el ayer convertidos en un ahora que nunca muere. El parque de Cabárceno, las playas de Somo y Covachos, episodios como el incendio que sacudió Santander o viajes a San Francisco, Dinamarca o Londres a los que llevará a los personajes de esta trilogía con la que Sáenz de Urturi confía en poder cerrar la etapa con la que hace doce años se inició en su pasión: la escritura.