La salvación del Éxtasis de San Francisco de Asís, obra de Doménicos Theotocopoulos, conocido como el Greco, fue un auténtico milagro. Esta pintura, una de las seis más valiosas que se exhiben en Polonia, se muestra desde hace justo 20 años en el Museo Diocesano de Siedlce, a 80 kilómetros de Varsovia. Estuvo a punto de caer en el olvido, ya que sus dueños durante mucho tiempo desconocían que fuera fruto del trazo del genial pintor renacentista que vivió desde los 36 años hasta su muerte, en 1614, en Toledo, donde se encuentra gran parte de su legado artístico.

Un documental que se estrenó en Varsovia en la primavera de 2021, titulado Polski el Greco (El Greco polaco), revela cómo el Éxtasis se vendió en una tienda de antigüedades de la capital polaca. No se sabe cómo llegó hasta allí. La adquirió el párroco polaco Franciszek Dabrowski en 1927.

Del anticuario en Varsovia a la iglesia de Kosóv Lacki

Este religioso la usó en principio para decorar su casa. Ni el anticuario ni el cura sabían que ese San Francisco era obra de Doménikos Theotokópoulos. Así el cuadro fue trasladado a una iglesia de Kosów Lacki, donde los fieles podían contemplarlo pero sin darle especial valor. El patrón del templo es San Francisco de Asís y por eso el párroco quiso mostrarlo en el templo.

"Estuvieron a punto de quemarlo porque lo habían dejado en un almacén. Precisamente se salvó del expolio de los nazis porque nadie había reparado en quién era el autor de la obra", explica Dorota Pikula-Kurziak, historiadora del arte, en el Museo Diocesano de Siedlce, donde se expuso por primera vez el 14 de octubre de 2004. "Cuando cayó en manos de las historiadoras Izabella Galicka y Hanna Sygietynska, sus descubridoras, estaba "muy sucio".

Las salvadoras del 'San Francisco'

Galicka y Sygietynska descubrieron el cuadro en 1964 cuando hacían un inventario de las obras de la iglesia de Kosów Lacki. "La cabeza de un hombre con expresión ascética, el rostro alargado, con rasgos afilados, pómulos salientes, sienes hundidas, la sombra subrayada por mejillas demacradas, la nariz larga y aguileña", anotaron en su descripción del San Francisco.

El Greco tenía un semblante parecido y muchos de los personajes de sus obras también como El caballero de la mano en el pecho. El médico Jan Kwoczyński sostiene que las figuras del Greco tienen rasgos del síndrome de Marfan, e incluso él podría haberlo padecido. Las personas con síndrome de Marfan generalmente son altas y delgadas, y sus brazos, piernas, dedos de los pies y las manos son inusualmente largos.

Las dos defendieron su tesis de que El éxtasis de San Francisco de Asís era obra del Greco en un artículo publicado dos años más tarde en el Biuletyn Historii Sztuki (Boletín de Historia del Arte), pero fueron tratadas casi con desprecio y sorna. Consultaron al experto de Barcelona José Gudiol, quien les dijo que la obra reunía todas las características de los trabajos del Greco o de sus discípulos. Gudiol creía que habría sido realizado en el último cuarto del siglo XVI.

Diez años más tarde sus planteamientos ya eran aceptados por los académicos, gracias a una investigación del conservador Bohdan Marconi. Aún así la obra, de 104 x 75 centímetros, se mantuvo a recaudo por temor a que el régimen comunista lo confiscara.

Una obra que lleva a la contemplación

En los trabajos de limpieza de la obra se recuperaron los colores originales, que se habían perdido, y se encontró la firma de Domenicos Theotocopoulos. Galicka y Sygietynska vieron cómo finalmente reconocían su hallazgo. Nunca supieron averiguar cómo había llegado a Varsovia la obra. Hasta el final de sus días estuvieron preocupadas por hacer saber al público del valor de este cuadro.

"El Greco no seguía la técnica de su época, el siglo XVI, sino que era un vanguardista. La mirada de San Francisco hacia el cielo, los colores empleados, todo tiene como finalidad incitar a la contemplación espiritual", señala Pikula-Kurziak.

Durante años hubo dudas sobre dónde exhibir la obra. Finalmente se eligió el Museo Diocesano de Siedlce, donde también se muestran creaciones artísticas con inspiración religiosa de la época y cerca de la sala del San Francisco, hay dos copias de Zurbarán y dos obras originales de Velázquez y Ribera.

En la sala el visitante puede disfrutar de la contemplación del Éxtasis de San Francisco, con sus estigmas en las manos como Jesucristo, sin aglomeraciones. La historiadora del arte acompaña a los interesados y los ilustra sobre las peculiaridades de la obra.

En 2016 el Museo Nacional de Cracovia llegó a un acuerdo con el Museo Diocesano de Siedlce para restaurar el San Francisco, que se estaba deteriorando. Un equipo interdisciplinar con químicos, conservadores, historiadores, se empleó a fondo y logró una mayor definición de las líneas de los estigmas, por ejemplo.

Esta semana el Museo Diocesano espera que el 20 aniversario de la exhibición del San Francisco atraiga a más interesados en el arte del genial maestro arraigado en Toledo. El embajador de España, Ramiro Fernández Bachiller, ha concedido el patrocinio honorífico a los actos, que tendrán lugar el jueves 17 de octubre.

Las dos historiadoras que descubrieron el Greco polaco ya fallecieron. Sygietynska en 2017 y dos años más tarde Galicka, quien colaboró con la directora y periodista Katarzyna J. Kowalska en la elaboración del documental sobre el Polski Greco. A los pies de San Francisco en la obra de Doménicos Theotocópoulos una calavera, símbolo de cómo la vida terrenal es efímera. Solo ese Dios al que se entrega San Francisco es la vía para trascender la muerte.