Conseguir un Birkin es todo un reto, incluso para quienes tienen dinero para comprarlo. Para adquirirlo no basta con entrar en la tienda de Hermès y sacar la tarjeta para abonar los 10.000 euros que suelen costar como mínimo estos icónicos bolsos. Primero hay que crear una relación con la tienda, y gastar en otros productos de diferentes secciones, para después ser invitado a comprar la pieza inspirada en Jane Birkin. Hay lista de espera y solo los clientes más exclusivos lo consiguen.
Hasta el punto de que famosos como Cardi B o Kim Kardashian tienen toda una colección de estos bolsos. Dicen que son una de las apuestas seguras a la hora de invertir en el mundo de la moda, puesto que su valor nunca decrece. Supuestamente, a los clientes que entran en las tiendas se les ofrecen muchos otros productos, e incluso otros modelos menos deseados, antes de que tengan la oportunidad de llevarse un Birkin.
Así coaccionan a sus clientes
Por eso en marzo Tina Cavalleri y Mark Glinoga, dos consumidores molestos con estas técnicas, presentaron una demanda en California acusando a Hermès de monopolio, restricción del comercio y competencia desleal. Aseguran que sus métodos inflan el verdadero valor de sus bolsos al crear una estructura artificial para impedir que se compren con facilidad. Así "coaccionan" a sus clientes para que se gasten más dinero del que vale el producto deseado.
Aseguran que el precio de los Birkin –aunque también los Kelly– es una fachada, esconde un sistema de lotería que fuerza a los consumidores a comprar grandes cantidades de otros accesorios de Hermès. Una práctica "predatoria" que sube el precio porque los convierte en piezas todavía más inaccesibles. Insisten además en que, como suponen "entre el 60 y el 75% del mercado de los bolsos de lujo elitistas" debido a estas estrategias, pueden marcar los precios y controlar la oferta y la demanda a su antojo.
¿Es más barato de segunda mano?
Para demostrar su teoría, ponen como ejemplo el precio de los Birkin en el mercado de segunda mano. "Un bolso de piel estándar puede venderse por un precio entre 1,5 y 3 veces superior", en plataformas de reventa de moda. Una discrepancia que, explican, quiere decir que el valor real no refleja el gasto que quienes quieran comprar tienen que tener en cuenta.
Por su parte, Hermès se defendió en septiembre. Reclaman que no tienen el poder para dominar el mercado aunque tienen "productos deseables y han desarrollado una base de clientes comprometida". Según la firma, solo tienen un "pequeño fragmento de cualquier supuesto mercado de bolsos de lujo".
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