Raphael no está resfriado. Debe de ser el único en España. Lleva un precioso traje azul, un fino jersey rojo de cuello vuelto de Emporio Armani y sus habituales botines de cuero. Está muy guapo, se lo decimos, pero ni se inmuta. Una asistente le acaba de retocar un maquillaje sutil que acompaña más que enmascara sus espléndidos 81 años. Lo de los años espléndidos se solía decir de las señoras, pero está claro que ya no solo.

Estamos en la sede madrileña de Universal Music para hablar con él de su nuevo disco, Ayer... aún, retorno a la canción francesa de quien comenzó en esto de la música hace más de 60 años siendo un poco francés aunque hubiera nacido en Linares. Lo parecía por la voz, por el ademán, por el estilo, y también por muchas de sus primeras canciones, adaptaciones de éxitos en francés. Cuenta Raphael que un día Charles Aznavour le dijo "bienvenido al club"; el "selecto club de la canción francesa" al que pertenecían él, Jacques Brel o Yves Montand. Hasta ese punto llegó la identificación de Raphael con ese universo musical e interpretativo al que ahora vuelve.

Este anodino edificio de oficinas se levanta en la parcela de la calle Torrelaguna donde estuvo Hispavox. Aquí estaban la sede, la fábrica, el almacén y los estudios donde grabaron todos, también Raphael, antes de que a mediados de los 80 el célebre sello desapareciera integrado en la multinacional EMI, y diez años después sus instalaciones.

"Aquí me he pasado la vida. Hispavox fue mi tercera casa de discos. La primera fue Philips, que estaba en el Paseo de las Delicias, con aquel estudio que parecía una plaza de toros. Luego me compró Barclay, en París, y a Barclay me compró Hispavox", recuerda sin ápice de nostalgia.

"Yo estaba acostumbrado a tener 100 músicos de orquesta, en estudios enormes como el que había aquí, y de pronto los estudios comenzaron a ser muy chiquitos. A ti te metían en una habitación y había una trompeta al otro lado de un cristal. Es una forma de trabajar muy diferente, pero ya me he acostumbrado", explica. Ayer... aún se ha grabado de esta manera, el acordeón en París, la orquesta en Bratislava y Raphael en todas partes a las órdenes de Jacobo Calderón –"el fantástico Jacobo Calderón", subraya el cantante–, hijo del legendario Juan Carlos Calderón y su arreglista de confianza en los últimos tiempos.

Pregunta.- ¿Por qué esta vuelta al registro francés?

Respuesta.- Esto es algo que yo me debía a mí mismo desde hace muchos años. Extrañamente, mis primeros éxitos, aparte de las canciones de Manuel Alejandro, fueron canciones francesas traducidas. Temas como "Le toreador" o "La mamma", de Aznavour, o "Mi gran noche", que la tienes en todos los estadios cada vez que gana España. "Ma vie", que fue mi disco más vendido en esos tiempos, era una canción de Alain Barrière traducida para que yo la cantara. Y antes de volver a grabarla para este álbum yo ya había cantado "Et maintenant" de Bécaud. He cantado mucha canción francesa, pero de mi ídolo, de la enorme y maravillosa Édith Piaf, yo no tenía nada, y es por eso que tengo este dueto con ella. 

"Yo siempre hago lo que quiero hacer"

En efecto, los ingenieros de sonido se las han arreglado para que Raphael pueda cantar "Je ne regrette rien" con la Piaf y que suene como si estuvieran juntos en el estudio. "Y es muy emotivo. Yo he hecho esto antes con Carlos Gardel, y con Rocío [Jurado], con quien grabé muchas veces en vida, pero una vez que ya no estaba seguí grabando con ella. Porque yo siempre hago lo que quiero hacer, y si a mí me apetece cantar con Rocío, elijo una canción y la canto con ella", sentencia.

Raphael profesa una gran admiración hacia Édith Piaf, pero tiene además cierta "historieta" con ella. "Nunca nos conocimos, pero siempre anduvimos persiguiéndonos. A mí se me contrató para abrir un espectáculo suyo en Valencia, no recuerdo si en el Parador del Tró o en el Parador del Foc. Pero en el cartel yo todavía estaba anunciado sin la ph, Rafael con f. Piaf se puso enferma y nos mandaron a Juliette Gréco. Años después, cuando mi carrera empezaba a despegar, me llamó el empresario del Teatro Olympia de París, Bruno Coquatrix, y firmé un contrato". Por fin iba a coincidir con Piaf en un escenario. "Pero tres meses antes se muere. Yo llegué al Olympia y ella ya no estaba ya. Así que esta ocasión ya no he querido desaprovecharla". 

P.- Hace pocos días, Manuel Alejandro, que tantas canciones te ha escrito, te describía en una entrevista como "una mezcla de Gilbert Bécaud, Juanita Reina y Domenico Modugno". 

R.- Está bien visto, sí... pero depurado (ríe). Si lo dice Manolo será cierto, él entiende mucho de esto. Pero yo creo que nunca me he parecido a nadie. Por lo menos, que yo haya intentado parecerme a alguien, nunca. Yo salí a la palestra con una forma de hacer totalmente innovadora, que no tenía nada que ver con todo lo que se había visto.

P.- En las grabaciones de televisión de la época se advierte ese aire de familia con la música francesa, pero también esa condición única tuya, esa manera apasionada de interpretar y sobre todo de mirar a la cámara. Se ha dicho mucho de tu gestualidad pero se habla poco de esa mirada.

R.- Lo de mirar a la cámara te voy a decir por qué lo hacía, y lo sigo haciendo. En mi primera gira por América, cuando "Yo soy aquel" ya había tenido éxito pero mis demás canciones todavía no se conocían, los productores de televisión se reunían conmigo antes de las actuaciones para preguntarme, ¿cómo te retratamos, cómo hacemos el programa? Eres muy especial cantando y actuando y no nos sabemos las canciones, ordénanos. Y yo no sé a quién se le ocurrió decir que mirara a la cámara para darles una idea de dónde quería que me pincharan. Y eso se quedó tan arraigado en América que desde entonces a los artistas, a compañeros míos, les preguntaban, cómo lo hacemos, a nuestra manera o a lo Raphael, mirando a cámara?

P.- Con esa mirada debió de resultar fácil dar el salto al cine.

R.- Ahí ya estaban las órdenes del director. Por ejemplo, el lado desde el que siempre se me retrata es resultado de un comentario y una orden de Mario Camus [con él rodó Cuando tú no estás (1966), Al ponerse el sol (1967) y Digan lo que digan (1968)]. Camus me dijo: Raphael, tu lado, donde tú impresionas, es este [el izquierdo], que no te lo cambien. Y yo, a la orden, jefe. Y procuro que sea así.

Raphael incombustible

Raphael es, probablemente, el único artista de su generación que sigue actuando de manera intensiva, encadenando giras de conciertos que frisan las tres horas, y no precisamente en holograma. "Ah, no, eso no... Aunque estuve en Londres viendo lo de ABBA y es maravilloso", confiesa sobre el espectáculo virtual de la banda sueca. "Llega un momento que es todo tan emotivo que crees que están ahi".

Para Raphael "toda su vida es su escenario", dice Manuel Alejandro, y él lo corrobora. "Llevo una vida muy traqueteada", reconoce relajado, con la tensión baja del samurái que reserva todas sus energías para el combate. En febrero se va a América de gira (arranca el 28 de febrero en Washington), pero antes tiene todavía unas cuantas fechas en España con su tour Victoria: el 30 de noviembre en La Coruña, cuatro noches en Sevilla (6, 7, 13 y 14 de diciembre) y dos WiZink antes de Navidad (20 y 21 de diciembre).

El empeño de Raphael por seguir trabajando es posible porque el público acompaña. Y en su caso gracias a un asombroso y poco común recambio generacional.

"Yo tengo mucho público joven, y la enorme suerte de haberme dado cuenta, porque así lo disfruto más. Fue hace como seis o siete años, cuando yo estaba haciendo Sinphónico y Resinphonico. Empecé a notar que el público había variado muchísimo. Había más, pero es que era de todas las edades. Estoy cantando para cinco generaciones. Es una barbaridad. Y lo han conseguido en los hogares. Yo me imagino a los chicos de 14, 15 años y que el padre les dice, oye, ¿tú has visto a Raphael? Pues si puedes, vete a verlo. Son los mismos padres que son fans los que hacen a su hijos. Porque, si no, ¿de qué tanta gente joven?".

P.- ¿Cómo vas a incorporar este disco a tu espectáculo?

R.- (Silencio) Surprise... No puedo decirte. Todavía estoy trabajando en ello y no está decidido. Estoy refinándolo. Pero se va a saber ya muy pronto.

P.- ¿Y va a haber especial de navidad de Raphael?

En cierta manera, sí. En cierta manera. Es todo lo que te puedo decir (risas). Lo que pasa es que será un día más tarde de lo que yo acostumbro. Surprise...