Hace cuarenta años, Pedro Almodóvar estrenó la que pasa por ser su primera gran película. Después de sorprender y apuntar maneras con Pepi, Luci, Bom (1980), Laberinto de pasiones (1982) y Entre tinieblas (1983), ¿Qué he hecho yo para merecer esto? terminó de convencer a los escépticos que hasta la fecha no eran capaces de ver a un director de cine en aquel personaje que salía en La edad de oro, el revolucionario programa musical de Paloma Chamorro en TVE, haciendo el mamarracho junto a Fabio McNamara. Pero aquella carnavalesca disidencia iba muy en serio, y hoy Almodóvar es, con sus virtudes y sus defectos, el cineasta español vivo más importante.

Cuando estaba preparando ¿Qué he hecho yo...?, un jovencito de 19 años que formaba parte de su entorno de amigos y colaboradores le propuso hacer la banda sonora. Su nombre, Bernardo Bonezzi (1964-2012). Apenas era mayor de edad pero ya había liderado una banda de trayectoria fugaz y deslumbrante, los Zombies, con un éxito que llegó a las radiofórmulas como "Groenlandia". Orbitaba en esa galaxia de talentos precoces de la nueva ola, después mal llamada Movida, pero él, a diferencia de la mayoría, al menos sabía tocar la guitarra.

Por entonces trataba de integrarse en el sistema musical con Bonezzi & St. Louis, un proyecto auspiciado por la discográfica CBS que casi nació muerto –empezó y acabó con el especial que le dedicó, de nuevo, Chamorro en La edad de oro–. Pero pronto este joven exótico en el Madrid post dictadura, hijo de italiano y brasileña, terminó desencantado de los compromisos y componendas a los que obligaba ser una figura del pop.

Aquello coincidió prácticamente con la propuesta que le hizo a Almodóvar. El director en principio era reticente, sus anteriores películas nunca habían tenido una banda sonora propiamente dicha, pero cuando Bonezzi le presentó dos maquetas con la música para los títulos de crédito y el que terminaría siendo el impresionante tema final, "La soledad de Gloria", todas las dudas quedaron despejadas.

Homenaje en El Sol

Debido al éxito de la película y de su música, la carrera de Bonezzi como incipiente estrella pop quedó aparcada. Nacía un compositor de bandas sonoras que construirá una sólida trayectoria gracias a sus sucesivas colaboraciones con Almodóvar –Matador, Mujeres al borde de un ataque de nervios– y Manuel Gómez Pereira, músicas grabadas en la memoria de los españoles como la de la serie de Antonio Mercero Farmacia de guardia, varias nominaciones a los Goya y un cabezón, por fin, por su trabajo en Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, de Agustín Díaz Yanes.

Bernardo Bonezzi en el estudio. | Jaime Gorospe

Este martes, en el cuarenta aniversario de ¿Qué he hecho yo...?, la figura de Bonezzi será objeto de homenaje en la misma Sala El Sol que se inauguró en 1979 con un concierto de los Zombies. El sello Quartet Records en colaboración con El Deseo presentará la edición 40 aniversario de la banda sonora, con los masters originales recuperados por primera vez, en un acto organizado por quien fuera pareja de Bonezzi y su albacea, el documentalista e historiador del pop Juan Sánchez, presentado por Paco Clavel y Valeria Vegas. Admiradores y compañeros de los viejos tiempos de Bonezzi desfilarán por el escenario de El Sol para recordarle y celebrarle.

Insólita madurez

Hoy al ver y escuchar ¿Qué he hecho yo para merecer esto? parece mentira que aquella música consistente y madura fuera escrita por un joven sin experiencia previa haciendo bandas sonoras. "La hizo por intuición", explica Juan Sánchez a El Independiente, antes de entrar a grabar Menú musical, el programa quincenal que él y Paco Clavel hacen para RNE. "Aunque él era muy aficionado al cine y a la música de cine, hasta entonces solo había trabajado con canciones. Hacer una banda sonora era otra cosa. Pero ya en la época de Zombies decía que se consideraba más compositor que cantante. El disco de Bonezzi & St. Louis no había gustado nada, era un tipo de música que no entendió la gente. Estaba desengañado del mundo del pop. Sin embargo la banda sonora gustó mucho, y comenzó a recibir propuestas de otros directores. La vida nunca sabes por dónde te lleva. El pop le abandonó pero el cine le adoptó".

Lo explicó el propio Bonezzi años después en una entrevista: "No sabía muy bien lo que quería hacer, pero viendo la película con los ojos de ahora pienso que acerté en el planteamiento, o al menos me acerqué. No tenía ningún tipo de formación musical aparte del pop, aunque en mi adolescencia empecé a interesarme en otro tipo de música como el jazz de los años 30, compositores como Cole Porter, Irving Berlin y Kurt Weill, música étnica japonesa y, por supuesto, empecé a escuchar con atención mucha música clásica. Pero la práctica totalidad de ¿Qué he hecho yo merecer esto? la hice por intuición. También era la primera vez que trabajaba con una orquesta".

Aquel trabajo dio lugar a su nueva faceta como compositor. Repitió con Almodóvar en dos ocasiones, antes de que el director cambiara de tono y de gustos y entraran recambios como Ryuichi Sakamoto o –para quedarse– Alberto Iglesias. Firmó su último trabajo para Díaz Yanes, Sin noticias de Dios, en 2001. Si en los 80 sintió que el pop le había dejado de lado, entonces le sucedió algo parecido con el mundo del cine. Intentó retomar su faceta musical, incluso como cantante. Se autoprodujo varios discos, el último de ellos, La esencia de la ciencia, despreciado en su momento y hoy considerado un álbum de culto, publicado en 2012. El 30 de agosto de ese año fue encontrado muerto en su casa. Tenía solo 48 años. Esta noche sonará en El Sol una de las canciones de aquel disco, "Como en un espejo".