La expectación era enorme, cebada desde que el pasado 7 de febrero la fotógrafa Annie Leibovitz se encerrara cinco horas con los reyes en el Palacio de Oriente para retratarlos. Cuando este martes a las 13 horas decayó el embargo sobre las imágenes, las reacciones, predominantemente entusiastas, no se hicieron esperar: júbilo ante la glamurosa aparición de Letizia, elogio de un esplendor regio poco habitual en la historia reciente de la Casa Real y comentario exaltado de la inspiración velazqueña, el horizonte torcido y los ejes inclinados. Tradición española pasada por la lente de una leyenda viva de la fotografía, que se labró su reputación fotografiando a otra realeza, la de Hollywood, y tomando el testigo de Richard Avedon en el Vogue americano.

"Me parece feísimo". La contundente opinión de uno de los mejores fotógrafos españoles desmiente la unanimidad favorable y representa a muchos colegas del gremio que prefieren no pronunciarse. Consultado por El Independiente, pide mantener el anonimato más por pudor que por prudencia. "No soy muy opinólogo", explica con modestia. Pero tiene cosas que decir.

Reconoce que las fotos –o la foto dividida en dos, otra decisión que critica– reflejan al menos la personalidad de Leibovitz, "cosa que no sucedía, por ejemplo, en las que Cristina García Rodero les hizo a los reyes, unas fotos horrorosas que parecían de fotoestudio de comunión y donde no la veías a ella por ningún lado. Aquí sí veo a Leibovitz, pero es una Annie Leibovitz que no me interesa".

Frente a los que alaban la inspiración y la geometría velazqueñas de este trabajo, nuestro fotógrafo critica "la deriva pictórica" de Leibovitz y su técnica digital, "que ha empeorado muchísimo sus fotos respecto a cuando hacía analógico". Y que en este caso se ve agravada por el hecho de que las imágenes estén impresas en tela –y convencionalmente enmarcadas en dorado– para dar más sensación de cuadro. “El peor piropo que te pueden hacer cuando haces una foto es que te digan que parece un cuadro. Y a mí con esta foto me pasa eso. Parece un cuadro. Y para eso, haces un cuadro”.

Lo único que le gusta "un poco" es "la lectura que se puede hacer del hecho de que el rey esté en penumbra mientras ella aparece iluminada, como la salvadora de la monarquía. A mí eso me hace gracia, pero porque soy pro Letizia".

Josie: "Es un batiburrillo"

"Por llamar a una leyenda creo que los reyes han salido perjudicados en el resultado final". Mientras ultima la propuesta que lucirá Cristina Pedroche para presentar las campanadas de este año –esta será su décima nochevieja junto a la presentadora–, Josie comparte con este periódico sus impresiones del esperado retrato. Para el popular estilista, enciclopedia viviente del universo de la moda y la imagen en el que Leibovitz ha construido su mito, "Felipe no está todo lo guapo que es, el Salón Gasparini se lo come todo, y aunque la reina está en la misma habitación parece que está es su casita de muñecas, porque está muñequizada, con las tenacillas y ese Balenciaga historicista en crudo, sin ninguna relectura".

Josie cree que el encargo a Leibovitz tiene que ver con el hecho de que la fotógrafa recibiera en 2013 el Premio Príncipe de Asturias. "Existe ese vínculo entre ellos, porque si no la elección me parece un poco borreguil. No entiendo por qué no descubren el panorama maravilloso de fotógrafos que existe hoy en el mundo y que tienen la fuerza que tenía Leibovitz en los 90".

Y no se trata de edadismo, advierte. "Es que ella se ha quedado encasillada en los editoriales que hacía en el Vogue de Anna Wintour en plan Alicia en el país de las maravillas, el mago de Oz, todo aquello que nos fascinaba, que esperábamos en el quiosco (cuando se vendían revistas) y nos quedábamos muertos. Esa luz tenebrososepia entonces nos parecía lo más, pero ha envejecido mal porque el mundo es otro, porque todo es distinto y porque hay otros fotógrafos que hacen cosas más apetecibles". 

Para Josie, se trata de un homenaje fallido a los retratos reales de Cecil Beaton, una línea que Leibovitz viene explorando desde que fotografió a Isabel II, a su juicio de manera equivocada. "Esa luz tenebrosa que Beaton metía en los espacios palaciegos de los Windsor funcionaba muy bien en blanco y negro. Pero ella lo traduce al color y al final queda un batiburrillo entre el mundo de ayer, el mundo de hoy y la inteligencia artificial. Y no se entiende, porque no es bonito".

Pese a todo, le indigna la pequeña polémica que se ha suscitado por los 137.000 euros que han costado las fotografías. "Es lo que tiene que cobrar. Todo el mundo se ha acostumbrado a que las fotos sean gratis. Son unos retratos para la historia. La gente es una rata y no se da cuenta de que este expendio al final lo puedes recuperar en cinco minutos. Que se lo digan a Luis II de Baviera cuando se le echaban encima porque hacía todos esos palacios maravillosos y cuando murió (o lo mataron), recuperaron con creces todo lo que había gastado porque se convirtió en el sueño de Walt Disney".

Josie se despide con un deseo. "Ojalá dentro de poco Letizia coja un vestido de Alaïa, Felipe se descamise un poco y se vayan a un fondo blanco y se hagan unas fotos maravillosas. O se metan en un fotomatón y se den unos besos, porque esa es la foto que yo quiero ver de los reyes. Entonces sí que estaríamos hablando de algo histórico y potente".