Hace 50 años, Ernő Rubik, un profesor de arquitectura húngaro, hizo historia sin pretenderlo. En 1974 creó un prototipo de cubo tridimensional para poder enseñar a sus alumnos las propiedades que estos elementos tridimensionales ofrecen en el campo de la arquitectura. Rubik vio el potencial que tenía su creación, patentándola bajo el nombre de "cubo mágico". Seis años después, el objeto fue bautizado como "cubo de Rubik". El resto es historia.
Se dice que una de cada siete personas en la Tierra ha jugado alguna vez con él. Sólo en 2023, Spin Master, la empresa de juguetes que actualmente posee la marca, vendió 7,4 millones de unidades del cubo en todo el mundo. Es el chisme de oro: con casi 500 millones de unidades vendidas desde su creación, el cubo de Rubik se ha convertido en el juguete más vendido de la historia.
La gracia reside en su complejidad. El cubo se compone de 26 cubitos y 54 caras de colores o cubies (nueve para cada color: en su versión clásica, naranja, azul, rojo, amarillo, verde y blanco), pero el enredo comienza cuando, al mezclarlos, el jugador ha de intentar que todos los cubies concuerden en color para cada cara del cubo, girándolos vertical u horizontalmente en grupos de tres, sin alterar en ningún momento la figura geométrica que le da sentido a todo: el cubo.
Resolver el cubo en segundos
Combinando la simplicidad de su aspecto con la complejidad de su ejecución, el cubo de Rubik plantea un misterio a desentrañar por todo aquel que lo demanda. Con él se pueden crear alrededor de 43 trillones de combinaciones de colores distintas. Concretamente, 43.252.003.274.489.856.000 de posibles posiciones en las que cada color se sitúa junto a otro. Una titánica cifra que ilustra la profundidad de un desafío del que cada vez son más los aficionados enfrentados en el intento de resolver el enigma del cubo en el menor tiempo posible.
"El speedcubing es la práctica de la resolución del cubo de Rubik pero de una manera muy rápida, aprendiendo métodos complejos que te ayuden a resolver el cubo en el menor tiempo posible", define Fernando Sáez Lázaro, presidente de la Asociación Española de Speedcubing (AES) en conversación con El Independiente. "Es una práctica conocida, todo el mundo ha visto el típico Got Talent en el que sale alguien resolviéndolo muy rápido, pero en el momento en que investigas un poquito y descubres que cada fin de semana acoge unas 50 competiciones en todo el mundo, te das cuenta de que es más grande de lo que parece".
¿Cómo resolver un cubo de Rubik?
La pandemia de la COVID-19 benefició al mundo del speedcubing. Al no poder salir de casa, fueron muchas las personas que desempolvaron el cubo que tenían en el altillo de su casa y, con la ayuda de algún tutorial en YouTube, aprendieron a resolverlo. Pero, ¿cómo se resuelve un cubo básico de 3x3?
"El método principiante tiene distintos pasos: primero, haces una cruz en una cara, en la superior, por ejemplo, y, a partir de ella, tratas de completar las esquinas. Al hacerlo, logras que esta cara sea ya de un mismo color. Luego, tendrías que centrarte en la cara contraria, haciendo también una cruz y completando las esquinas. Con lo que te queda, resuelves con un algoritmo u otro", explica Sáez Lázaro. "Al final, se trata de un ejercicio muy matemático, aunque no has de ser un entendido en matemáticas para resolverlo".
En la actualidad, el cubo ha mutado respecto a su diseño y han aparecido rompecabezas de mayor tamaño, diferente forma geométrica o más cubies. "La creencia principal es que cuantos más cuadraditos, más difícil es el cubo. Pero, realmente, el único con el que das un paso hacia mayor dificultad es con el cubo de 4x4 porque, al dividirse las aristas y el centro del cubo, se generan situaciones de paridad. Una vez lo comprendes, se trata de aplicar lo aprendido en los cubos anteriores. Para resolver uno de 6x6, por ejemplo, tienes que aplicar lo aprendido en el 3x3 y en el 4x4. Tardas más tiempo, claro, pero el método de resolución es el mismo".
Y tiempo es justo de lo que tratan las competiciones. La popularidad del cubo de Rubik hizo que, en 1982 (ocho años después de la creación del mismo) se celebrara la primera Competición Mundial del cubo de Rubik en Budapest. El ganador logró resolverlo en 22,95 segundos. Ahora, el récord mundial lo tiene un joven estadounidense de 23 años, Max Park, que resolvió el rompecabezas en 3,13 segundos.
La competición española
El Instituto Ferial de Albacete acoge este fin de semana el campeonato nacional de speedcubing. El Spanish Championship 2024, retransmitido en el canal de Twitch de la AES, no es sólo el momento para el que muchos competidores han estado preparándose a lo largo del año, sino que también es "un punto de reunión para toda la comunidad, para que los aficionados se relacionen y socialicen entre ellos o compartan consejos, trucos, tiempos...", nos explica Andrés Rodríguez Galán, organizador de este campeonato.
"[Este año] contamos con unos 260 inscritos de un gran rango de edades: desde chavales de primaria a universitarios. Hay un pequeño sector de gente más adulta, pero son minoría", expone Rodríguez Galán. Al final, se trata de un "mundillo muy sano", en el que no existe esa competición tóxica porque tu rival eres tú mismo. "Compites para mejorar, para superarte a ti mientras aprendes del otro", defiende el organizador.
Así, la competición se mueve en torno a 17 categorías que van desde la resolución de cubos clásicos (de 2x2 a 7x7) a modelos de distintas formas (uno de ellos tiene aspecto de dodecaedro). También los hay que tratan de resolver múltiples cubos a ciegas o con una sola mano.
Un hobby estudiantil
Es tal la afición que la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) cuenta con su propia asociación del rompecabezas. La Asociación del Cubo nació en 2015, cuando a Rafael Alférez, un antiguo alumno de la universidad, buscaba integrarse en la vida universitaria. "La por entonces subdirectora de alumnos, Isabel Carrillo, nos aconsejaba hacer vida universitaria y laboral, y eso pasaba por las asociaciones. Como recientemente había empezado a competir, busqué algo relacionado con el cubo de Rubik, pero no había nada. Me pareció raro, porque veía que el cubo estaba cada vez más popularizado entre la gente de ámbitos técnicos, así que ofrecí crear mi propia asociación", recuerda Alférez a El Independiente.
Lo que empezó como una animada reunión de amigos en una pequeña sala escondida entre los pasillos de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería y Diseño Industrial fue escalando en participantes año tras año. Tras la pandemia, la Asociación decidió implementar los juegos de mesa entre sus actividades, lo que terminó por posicionarla como una de las más populares de la facultad, con unos 90 miembros en la actualidad.
"Si bien no todos se apuntan por el cubo, hay mucho interés por ello. Hay muchos padres que quieren apuntar a sus hijos pequeños, y les tengo que recordar que, al fin y al cabo, esto es una Universidad. Que aquí hay ambiente universitario e igual no es el mejor lugar. Pero sí que hacemos talleres y ahí puede venir quien quiera", explica Nicolás, el actual Presidente de la Asociación.
Antiguos desconocidos son ahora amigos unidos por una práctica en común. Por el amor a un hobby que, pese a llevar con nosotros medio siglo, está más vivo que nunca. Mientras responde a mis preguntas, Alejandro Soriano Compta, miembro de la Asociación, juguetea con un cubo entre sus manos. "Siempre hay buen rollo. Al final, se trata más de reunirte con tus amigos que de competir", declara. El cubo se ha resuelto.
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