Cuando alguien nos convoca para pedirnos un favor, casi que nos echamos a temblar. Antes de saber cuál es la petición empezamos a imaginar, a elucubrar y, lo que es peor, a temer qué clase de favor nos irán a pedir, por mucha confianza que tengamos, por mucha intimidad, o por mucho que creamos que conocemos a la susodicha persona. 

Y, la mayoría de las veces, estaremos errados. Eso de… "lo sabía, sabía que me lo ibas a pedir", no suele funcionar nunca. Y tanto más cuando quien nos convoca para pedirnos ese favor es un amigo de los de siempre, que no puede sorprendernos, que sabemos de qué pie cojea. Pero, hete aquí, que sí nos sorprenderá. Al menos, en esta situación disparatada y, al mismo tiempo, muy bien planteada en el texto de El favor, en sus argumentos, en los diálogos naturales que mantendrán estos cuatro amigos y donde uno de los cuatro es el que pide ese favor especial mientras que los otros tres se verán obligados a excusarse, a inventarse milongas, a destaparse en sus secretos para llegar, posteriormente, a echarse ciertas verdades dolorosas a la cara, a hacer tambalear esa amistad por tantos años cultivada. 

En El favor, de Susanna Garachana, la autora va desgranando esa amistad con puntos oscuros, con descubrimientos sorpresivos para cada uno del grupo, sin dejar de constatar cierta angustia, el espejo donde se ven reflejados los cuatro protagonistas, muy a su pesar. La amistad a prueba de favores. 

Lo dirige, con gran acierto y soltura, Xavier Ricart, integrándose como uno más de los amigos a los que se les pone en el brete de conceder, o no, ese favor tan especial.  Los intérpretes, César Camino, Antonio Hortelano, Jorge Kent y Paco Déniz, a los que se les ve muy cómodos en sus roles, están de sobresaliente. Denotando además que, entre ellos, fuera de escena, también son grandes amigos. 

Verdades que unen

Todos bailan alrededor de una idea que, en el fondo, no es tan descabellada, si bien las alternativas a la propuesta son variadas e indiscutibles. Si no se desarrolla la idea inicial, el argumento colapsará rápidamente. Y no es así. Como ya he dicho anteriormente, los diálogos son frescos, tienen sentido, lógica y cada personaje está estupendamente trazado en su forma de ser, lo que hace que los espectadores les cojan simpatía, los sientan cercanos, y piensen que todos tenemos amigos que reaccionarían de esa manera y no de otra. 

Comedia divertida sin pretensiones de bufonada, sin querer ni necesitar que la gente salga llorando de risa, porque no es nada absurda, muy al contrario, ofrece una lectura social que nos pone en la tesitura de qué haríamos nosotros, tanto si nos piden el favor como si tenemos que pedirlo. 

Lo que queda claro ante esta difícil prueba de amistad es que las conversaciones entre amigos son absolutamente imprescindibles, aunque duela oír ciertas cosas, pero ese vínculo de amistad se verá reforzado diciéndose las cosas que uno siente, expresando su parecer. Si la amistad es real, eso no podrá acarrear tensiones ni rupturas, ni lamentos, aunque, en más de una ocasión, nos hayamos arrepentido de haber dicho lo que dijimos. 

'El favor', de Susanna Garachana, dirigida por Xavier Ricart, en el Teatro Reina Victoria hasta el 30 de marzo y de gira por España