Noemí Casquet (Sabadell, 1992) ha escrito Pirómanas, su regreso a la no ficción –un cruce entre el ensayo personal y el libro de autoayuda– tras probar suerte –con éxito– en la ficción con títulos como Zorras, sobre tres amigas dispuestas a cumplir todas sus fantasías sexuales.
Su adaptación televisiva estuvo a cargo de Atresmedia y Morena Films, y se emitió en Atresplayer durante julio y agosto de 2023. Una sola temporada de ocho episodios tuvo Zorras, la serie, a pesar de ser el primer volumen de una trilogía: Zorras, Malas y Libres. Noemí Casquet, periodista de formación y divulgadora sexual de profesión, habla en Pirómanas sobre la negativa políticamente correcta de otra plataforma (cuál será, será…) a convertir la saga literaria en una serie de televisión: ya tenían series de mujeres. Vuelva usted mañana.
Hoy sale a la venta Pirómanas (Planeta). Nerviosa estaba Noemí Casquet hace dos días, sentada en la biblioteca de un hotel de Madrid, a tan sólo unos pasos de la Plaza Mayor. Con mucha ansiedad y muchos nervios. Se sentía "supervulnerable". El germen de Pirómanas fue una tirada de tarot. "Una tarotista me tiró las cartas desde Venezuela a través de WhatsApp. Me dijo: 'Muestra tus heridas'". Aquel eco, enfermedad y diagnóstico médico mediante (una celiaquía), concluyó: "Ahí me di cuenta de que odiaba ser mujer". No encontró ninguna lectura que le diera una o múltiples respuestas, así que fusionó sus dos mundos: el feminismo y la espiritualidad.
Pregunta.- Empezó con no ficción.
Respuesta.- Sí. Justo el 9 de abril, hace 6 años, salió Mala mujer, y el 9 de abril sale Pirómanas, o sea, un círculo perfecto, cerrado. Empecé con no ficción, una guía de sexualidad para la liberación femenina, y después, ya enseguida, me metí en la trilogía [Zorras, Malas, Libres], la bilogía Cuerpos y almas, y Éxtasis [2023]. Y he vuelto otra vez a la no ficción.
P.- La serie Zorras se estrenó en 2023. ¿Cómo viviste la experiencia de trasladar la primera parte de la trilogía a la pantalla? Atresplayer es una plataforma de pago, pero era un poco el salto al mainstream, que es lo que ha pasado un poco también con el feminismo desde 2017-18. En Pirómanas hablas del capitalismo como un caballo de Troya para intentar hacer una pequeña revolución.
R.- Efectivamente, los movimientos sociales requieren sobre todo dinero porque, si no, no se sostienen. Yo voy a hacer todo lo posible para favorecer a mis compañeras a nivel de capital, o de todas las luchas, sea para la comunidad LGTBIQ+, a la cual pertenezco; a la lucha feminista, que también pertenezco; y la lucha antirracista, que también pertenezco, solo que desde otro lugar. El problema viene cuando en muchas ocasiones hay ciertos discursos que son un poco más incómodos; entonces no interesa el sistema capitalista, pero tienes que ser un poco caballo de Troya.
¿Cómo viví todo esto con Zorras? Forma parte también de la vorágine. Tengo un poco la sensación agridulce porque, por un lado, tuve y tuvimos una oportunidad muy buena de hacer una gran serie y, por otro lado, no me sentí sostenida en ese sentido: todo el proceso de la puesta en escena, de seguir con las temporadas. Justo salió en verano, la peor época. Pero esto me ha pasado a lo largo de mi carrera: sentir que van a apostar por ti, que todo el mundo está superilusionado y luego, de repente, todo se queda un poco muerto. No soy la primera a la que esto le ha pasado, obviamente, pero sí es doloroso. Viví Zorras de forma muy bonita: cómo algo que tenía en mi mente se podía trasladar a la pantalla y unas personas reales. Era y es una serie supernecesaria, superdisruptiva, pero también es una serie que no se puede sostener a todo el mundo.
P.- Cuentas en Pirómanas que vendiste ese proyecto a una plataforma y te dijeron que ya tenían series de este tipo, o sea, series de mujeres.
R.- Es una de las cosas que nos pasa a muchas mujeres; compañeras que han intentado vender a todas las plataformas, especialmente una en concreto, sus proyectos, y al final pasa siempre lo mismo: "Ya tenemos contenido sobre/de mujeres". Esto me da mucha rabia porque el universo femenino siempre se reduce a lo mismo: contenido para mujeres. A los hombres les importa una puta mierda nuestro universo. Oh, sorpresa [Casquet recurre al sarcasmo]. Luego tenemos un montón de tiros, acción, thriller, terror y eso no es contenido de. ¿Qué es contenido de hombres y cuál es el contenido de mujeres? ¿Por qué nuestro universo, que es tan amplio, se debe regir por la comparativa entre dos series que no tienen nada que ver? Me da cierta pena todo esto porque muchas compañeras feministas también tienen grandes ideas, llevadas a la nada, porque hay muchos libros sobre este tema en el mercado o porque hay muchas series sobre ese tema, cuando somos más de la mitad de la puta población.
P.- Henar Álvarez sacó un libro, anunció que iba a ser una serie y nunca llegó a puerto. Se quedó en el camino. Es un milagro que Abril Zamora logre una temporada de Todo lo otro en Max, que Elísabet Benavent saque Valeria en Netflix… No hace falta desvestir a un santo para vestir a otro, pero en su momento se intentó comparar mucho lo que contaba Elísabet en Valeria y lo que contabas tú en Zorras.
R.- Compararme con Elísabet Benavent es como comparar una manzana con un plátano. Somos totalmente distintas a muchos niveles y obviamente honro muchísimo la carrera de esa mujer. No es nada fácil tener más de veinte libros a sus espaldas, defenderlos, y el éxito que está teniendo. De verdad, me alegro muchísimo por ella, pero comparar Zorras con ella es como compararlo con Sexo Nueva York. Por eso te digo que el universo femenino siempre tiene que posicionarse y ser clasificado entre cuatro paredes. Es amplio a más no poder. La ideología que tiene ella, cómo viven los personajes de Valeria y todo lo que les interpela no tiene nada que ver con lo que le pasa a los personajes de Zorras porque vivimos la sexualidad de forma totalmente distinta. Lo que le pasó a Henar Álvarez… Nos tenemos que estar peleando las unas a las otras por un trozo de tierra que hemos intentado conquistar y que merecemos muchísimo más. Esto es el verdadero problema: nos están haciendo ser competencia por un cachito en una esquina de un puto campo de fútbol cuando yo quiero la puta mitad. Ahí cabemos todas.
P.- Hablas en Pirómanas de la machosfera, un concepto que la gente no conocía. El término incel está llegando ahora [a España] cuando en Estados Unidos llevan bastante tiempo hablando de ambos, de esa comunidad online de hombres que retroalimentan su misoginia. Leo artículos explicativos de la machosfera por la serie de Netflix Adolescencia. ¿La has visto?
R.- No todavía, pero está absolutamente recomendada por varias compañeras.
P.- Adolescencia no se centra tanto en la víctima –es verdad que ha habido mucha ficción en torno a mujeres asesinadas y violadas, pero siempre con un trasfondo oscuro–, sino en los motivos de un chaval de 13 años que apuñala a una niña sin motivo aparente más allá de la sensación por parte de ellos de que están perdiendo terreno, privilegios, y se sienten apartados.
R.- Desde los años sesenta ha habido una fuerte liberación por parte de las mujeres a todos los niveles, especialmente en esta ola que empezó un poquito antes de 2017. Es un oleaje donde cada vez más las mujeres tenemos mucho más claro lo que queremos y lo que no queremos. Nosotras nos hemos educado, hemos ido a terapia, hemos leído libros; estamos superabiertas. Pero el otro lado de la sociedad… ae ha quedado un poco en tierra de nadie con un montón de privilegios y cuestiones en cuanto a la sexualidad, lo laboral y lo vital que antes les funcionaban. Y ahora, de repente, es: ¿Y ahora qué? ¿Ahora qué hago? ¿Ahora qué se puede hacer y qué no se puede hacer? ¿Por qué el consentimiento es algo tan importante, si antes yo le tocaba las tetas y la metía en caliente? El problema es que a nosotras no se nos escucha y lo que nos interpela no es importante. Es fuerte porque, al final, son hombres heterosexuales a quienes les gustan las mujeres, pero no les gustan las mujeres en realidad.
Hay una dicotomía interna, muy profunda y muy particular, en los hombres y eso les genera rabia, no tristeza, porque a los hombres se les ha arrebatado la tristeza. La única emoción favorable es la rabia. Cuando gana el Real Madrid o el Atlético, celebran la felicidad a través de la rabia. Entonces, la tristeza y el miedo se convierten en una rabia violenta contra nosotras. Eso es un poco todo lo que está pasando en la machosfera. Por más que les joda, por más que les duela, por más que no lo vayan a aceptar nunca, son hombres absolutamente vulnerables, con miedo y tristeza de que no saben qué cojones hacer y que atentan contra nosotras como si fuésemos el puto problema. No, cariño, el puto problema es que te tienes que trabajar un poquito a ti mismo. Tampoco estoy pidiendo tanto como ser humano.
P.- Hablas mucho en Pirómanas de la performatividad y me da la sensación de que las nuevas masculinidades, las masculinidades alternativas, las masculinidades disidentes es otra performatividad más para perpetuarse en el privilegio, en el poder un poquito más reducido. Mismo perro con distinto collar. Como El gatopardo: que cambie todo para que no cambie nada. Hablas también en Pirómanas de los falsos aliados: !Cuidado con los príncipes azules, pero también cuidado con los príncipes violetas". ¿Hemos utilizado esto los hombres un poco a nuestro favor? ¿Vamos a deconstruirnos un pelín y demostrar que que sí estamos a favor de la causa y que nosotros también queremos la igualdad?
R.- Hacer un tuit es una cosa y coger la escoba y barrer la casa sin que te lo diga tu mujer es otra. Hay una búsqueda de validación femenina, ya sea sexual o social, que es muy peligroso porque estos aliados feministas están mostrando un espacio seguro que no lo es. Muchas mujeres, entre las que me incluyo, nos adentramos en ellos pensando que esa persona ha hecho su trabajo de deconstrucción real, más allá de vomitar eslóganes de compañeras, porque ni nos acreditan las frases a nosotras, nos roban los discursos para decirlos en un pódcast. Luego nos damos cuenta en un espacio a priori de confianza de que no es así. Entonces bajas la guardia. De repente, ahora, se ha establecido una figura que es el neomaltratador que utiliza el feminismo para decirte que no estás suficiente deconstruida, utilizan nuestra propia lucha para manipularnos. Yo he recibido una luz de gas por parte de mi anterior pareja; es impresionante que todavía me sigo recuperando de ella. ¿Cómo una persona tan aliada me va a hacer esto? Es imposible. Tienes que estar muy deconstruido para no buscar esa validación sexual y femenina, para no abusar de tu poder siendo aliado feminista. Cada vez están cayendo más, y los que quedan, porque no soy la única que lo ha vivido. Hay muchas. Pero es muy difícil hablar porque la credibilidad es algo que las mujeres nos tenemos que ganar a pulso.

P. Leyendo Pirómanas me surgían dos nombres públicos y mediáticos: Íñigo Errejón y el cineasta Carlos Vermut. Parece que en España cuesta mucho que de una vez por todas estalle el Me Too en cualquier ámbito. Pasó con Jenni Hermoso en el fútbol. Es normal que en España, no sea a través del cine, sino del fútbol, pero parecen casos aislados.
R.- Porque nos cuesta mucho a las mujeres nuestra credibilidad, o sea, han aparecido muchos más nombres de aliados feministas. Yo señalé a uno de ellos y es muy difícil. Hay muchos presentadores de televisión, muchos actores y cómicos… La lista es muy larga desgraciadamente y da mucho miedo sobre todo ver como dentro del feminismo también protegemos de algún modo a ciertas personas. No estamos preparadas para que salgan tantos nombres porque también es jodido para la lucha feminista.
P.- Otra vez, la responsabilidad está en vosotras y las víctimas. Muchas de vosotras pedís a los hombres, a los testigos de estas situaciones, que hablen, que les protejan, aunque sea de manera involuntaria.
R.- Da igual. A mí me han llamado despechada. Yo nunca he recibido tanto odio como cuando señalé. Nunca en la vida. Y llevo hablando de sexo 15 años. Entonces, cuando señalas, de repente te empiezan a señalar a ti también. "La tóxica puedes ser tú". Cancelar a un hombre es dificilísimo. Hay hombres ocupando espacios en congresos feministas que podrían ser ocupados por una mujer, una puta doctorada en feminismo, como Ana Bernal, como compañeras que están poniendo el puto cuerpo como Julia Salander, Henar Álvarez, Carla Galeote, que podrían estar ganando dinero por su puta lucha, para que sigan poniendo el cuerpo; y tenemos que estar cediendo otra vez nuestro puto espacio, nuestra puta lucha, a hombres que, además, distan mucho de lo que son en realidad.
P.- Leí o escuché algún comentario en Internet que decía que era imposible un Me Too en el fútbol, en el cine o en la tele cuando no sale un Me Too del periodismo.
R.- Un Me Too del periodismo, un Me Too de influencers y un Me Too de todo. Todavía hay muchísima protección. Y con Íñigo Errejón tuvo que salir Elisa Mouliaá. Puso su cuerpo. ¿A qué nivel? Ponte tú en un juicio, con el juez que te está diciendo cada barbaridad; aguanta eso también. No es nada fácil; es muchísimo más fácil callar porque, ¿quién te va a creer a ti? Pero luego: "Yo sí te creo, hermana", en el 8M. Tenemos que estar en todas, hermanas. Yo me he dado cuenta muchísimo de cómo nos damos las espaldas unas a otras cuando de repente empiezan a caer ciertas cuestiones.
P.- En este caso, ¿interviene el concepto de la víctima perfecta?
R.- Absolutamente. Lo cuento en Pirómanas. Hay un capítulo específicamente para la credibilidad femenina: como no denunciar más tarde porque entonces, cuando denuncias y señalas –en mi caso fue después de una ruptura–, ya soy la despechada. ¿Qué hago si he estado manipulada todo el rato? Cuando de repente se señala, es "por qué ahora. "¿Por qué los estás señalando si esto pasó en 2022? Porque ahora estoy preparada. No es nada fácil que nos toquen, abusen, violen. Hazlo tú, ponte tú, y a ver cómo psicológicamente estás preparado para exponerte pública, mediática y judicialmente.
P.- Dices en Pirómanas que dentro de una mujer hay un hombre.
R.- Es una frase de Margaret Atwood, la novelista de El cuento de la criada. Me parece una frase espectacular porque efectivamente, dentro de cada mujer, hay la voz de un hombre voyeur, que nos está observando. Nosotras, por ejemplo, cuando no estamos depiladas, nos cuesta mucho romper eso. Cuando no estamos maquilladas, ¿qué imagen nos proyectamos en el espejo? O no podemos vernos desnudas de una forma neutral; casi siempre tenemos que estar posando, casi siempre tenemos que estar en juicio con nosotras mismas.
P.- Se apela muchas veces al hombre para que se deconstruya, pero en Pirómanas, entiendo que la mujer también tiene que deconstruirse.
R.- Claro, muchísimo. Nosotras nos tenemos que deconstruir toda la mierda que nos han puesto: buscar la validación masculina, toda la performatividad que tenemos como mujer, nuestra identidad; el concepto que tenemos de poder, de construir; el síndrome de la impostora que nos atraviesa a todas; deconstruir que nuestro placer es muy complicado, muy complejo. ¿Cuántas veces hemos escuchado que las mujeres somos muy complicadas en la cama y que es más fácil ir a a puto Marte antes que encontrar el clítoris? Todo este sistema social de mitos, leyendas y falacias que nos rodea también requiere deconstrucción.
P.- Ni putas ni santas.
R.- Obviamente. Hay una escala de grises muy interesante que nos tenemos que dar el permiso de explorar.
P.- Al final hay una construcción del relato. Hablas en Pirómanas de lo que consumimos de niños; las películas. Para ti, Mulán fue un punto y aparte. Ahora han intentado matizar Blancanieves, pero al final sigue siendo lo mismo.
R.- Mulán, para mí, fue como el permiso de la elección; de cómo una mujer, de repente, podía ser algo más que ama de casa y cuidadora de hombres. Era una mujer que luchaba por su patria y que la salvaba. Mulán fue muy reivindicativa para esa época.
P.- Última pregunta. ¿Has visto la película Babygirl? Hay una frase que se dice mucho: "Si el mundo fuese liderado por mujeres no habría guerras".
R.- Eso no lo sabemos porque nunca lo hemos experimentado ni lo vamos a experimentar. Por ser mujeres ya tenemos que ser las perfectas, las más maduras y las más emocionales. Somos mujeres y la cagamos. También tenemos y necesitamos el permiso de ser mediocres. Entonces, en muchas ocasiones, cuando entramos en el poder, las mujeres emulamos lo que ya hemos visto. Yo no tengo el ejemplo de una mujer en el poder. ¿Cómo son las políticas que han entrado en altos cargos? El patriarcado no es algo que vaya únicamente hacia los hombres; es un sistema de creencias, es una ideología, y ahí es donde tenemos que romper, que no se nos exija a nosotras ser las más buenas del mundo y las más maduras porque somos personas y ya está. Es un derecho y una necesidad global recapitular cómo estamos viviendo el poder. El poder femenino es algo que tenemos que redignificar y resignificar.
Te puede interesar
2 Comentarios
Normas ›Para comentar necesitas registrarte a El Independiente. El registro es gratuito y te permitirá comentar en los artículos de El Independiente y recibir por email el boletin diario con las noticias más detacadas.
Regístrate para comentar Ya me he registradoLo más visto
- 1 Educación se desentiende de inclusión de "la fiesta de la Marcha Verde" en programa de cultura marroquí
- 2 Carmena: "Lo que está muy en cuestión es qué es la izquierda"
- 3 Michigan aupó a Trump en noviembre y ahora afronta miles de despidos por los aranceles
- 4 La regla del 6-6-6 para mayores de 60 años para mejorar su salud
- 5 Simón Pérez y Silvia Charro: muerte en directo
- 6 Carmena: "Con Íñigo no tuve mucho trato"
- 7 ¿Qué le pasa al jardín de boj del Museo del Prado?
- 8 Avance de La Promesa este lunes 14 de abril
- 9 Por qué debes quitar las raíces de las patatas antes de cocinarlas
hace 2 días
Menuda cretina. La serie Zorras era el mayor mojón que se puede hacer, pero si esa es su visión de la vida, del sexo, de la mujer y de todo eso, pues se entiende. Se ha cancelado a cientos de hombres. Ella menciona a Carlos Vermut, cancelado por denuncias anónimas y cutres de supuesto mal sexo. Eso bastó. A Kevin Spacey se le canceló porque si y a muchos otros, que hasta llegaron al suicidio. Esta palurda no se entera de nada.
hace 3 días
PEDRO SÁNCHEZ ha rendido homenaje en Hanoi a HO CHI MINH, Líder Comunista responsable de una de las represiones más sangrientas del Sudeste Asiático en el siglo XX. Bajo su mandato, más de 100.000 personas fueron ejecutadas o murieron víctimas del aparato represivo del Régimen.
¿ Y ESTE SINVERGÚENZA PRESUME DE SER SOCIALDEMÓCRATA EUROPEO ?. No hay más preguntas, Señoría.