Han vivido décadas bajo un mismo techo y ni siquiera se conocen. En el almacén los más afortunados acumulan años de salidas y entradas para ser admirados. El resto sólo imagina cómo sería. A todos un día alguien los ideó, los creó y los firmó, cada uno con su estilo, su procedencia y su tiempo. Diferentes e iguales. Y así, hasta conformar una colección de 14.000 obras valiosas del arte de los últimos siglos, el universal, el nacional y el local. Acumulados pieza a pieza, obra a obra, durante los últimos 110 años se han convertido en la mayor y más innovadora selección de pinturas y esculturas que jamás tuvo el Museo de Bellas Artes de Bilbao. Ahora, una parte desconocida de ella ha subido a la superficie para junto a las más popular, descubrirse y dialogar en una desconocida conversación entre arte y literatura.
Lo hacen a través de las letras, del abecedario convertido en alcahueta del arte mudo de almacén. El impulso para redescubrirse lo aporta la sensibilidad de Kirmen Uribe, uno de los autores en euskera más reconocidos y premiados. Tiempo atrás, cuando apenas era un niño, ya recorría los pasillos y las salas de la pinacoteca bilbaína. Es la que incluye con frecuencia en sus obras, la misma que ahora le ha cedido su colección y sus espacios para ejercer como ‘comisario literario’ en la muestra llamada a conmemorar el 110 aniversario que el viernes conmemora el museo. Uribe no lo ha dudado, la oportunidad para unir en animada conversación literatura y arte eran la causa perfecta para dar forma a ABC. El alfabeto del Museo de Bilbao.
La muestra se un recorrido a través de 300 obras seleccionadas de entre las miles que acumula el depósito del Bellas Artes y que ahora se exhiben en 31 salas remodeladas del complejo museístico en un novedoso formato y diálogo artístico. Uribe ha huido de los habituales criterios expositivos tradicionales de ordenar las exposiciones por razones cronológicas, artísticas o de autoría. El escritor de Ondarroa (Vizcaya) ha recurrido a las letras, a los conceptos que ellas le evocan y a la presencia de ellos en la extensa colección que ha repasado con detenimiento.
De la A a la Z
De la A a la Z y con los dígrafos euskéricos de la ts, tx y tz. Una suerte de abecedario del arte de 31 letras distribuido por otras tantas salas en las que en cada una de ellas una palabra -en euskera, castellano, inglés o francés- se convierte en inspiración literaria y argumental. A la letra “A”, el término “Arte” y a la “B” “Bilbao”. En la sopa de letras del arte planteado por Uribe figuran términos como la “H” de “Heriotza” (muerte en euskera), la “I” de “Iron” (hierro en inglés) o la “M” de “Mom” (mamá).
Letras, términos y conceptos sobre los que el escritor reflexiona a través de la disposición de obras de autores como Murillo, Zurbaran, Sorolla, Tàpies, Bacon o Chillida, entre una lista de casi 200 autores. Obras presentadas además de un modo novedoso en un intento por abrir nuevos “diálogos” entre las piezas de autores dispares en estilo y tiempo, o en reconocimiento y olvido. “Es un modo libre y atrevido, pero muy respetuoso con la colección, para darle vuelta”, asegura Uribe. Destaca que este nuevo modo de distribuir las cerca de 300 piezas seleccionadas permite establecer otro modo de observarlas, “nos permite ver a Murillo conversando con obras de Oteiza, por ejemplo”, y encontrar que puede existir una “armonía” perfecta entre los trabajos de distintos periodos y autores.
Un abcedarario que permite descubrir que literatura y arte “se engrandecen mutuamente”. Los textos escritos por el propio Uribe, plasmados en un libro guía editado con motivo de la exposición –que mañana inaugurará el Rey Felipe VI y que permanecerá abierta hasta el 2 de junio de 2019- incluyen vivencias personales, anécdotas artísticas, leyendas y referencias culturales que facilitan leer la obras desde un prisma diferente. Un libro de más de 400 páginas con textos de Uribe y la reproducción de todas las obras que hasta el próximo 5 de noviembre el Museo de Bellas Artes de Bilbao regalará a quien visite la muestra.
'W' de "War", 'S' de "sueño"
La exposición comienza con la “A” de “Arte” en un intento por hacer reflexionar al visitante sobre el concepto de arte. En la sala se plantea un diálogo de creación artística con una margen de 14.000 años de diferencia. Piezas de la arqueología vasca junto al lienzo Lavanderas en Arlés (1888), de Paul Gauguin. Un diálogo entre los animales pintados en un hueso de cabra y los plasmados en una simple tela de yute.
El recorrido continúa por cada una de las letras del alfabeto para concluir en la Z de “Zubi” (puente en euskera). En la sala obras con los puentes como elemento protagonista, como elemento simbólico -elemento que se presenta como vía para conectar, acercar, unir y extender- o como estético. Obras de Kokoschka, Regoyos y Arteta son sólo algunos de los autores que recurrieron a ellos y ahora se exhiben. Antes de llegar al final, el recorrido habrá incluido conceptos como W “War”(Guerra), la “V” de “Vida”, “la TX de ETxe (Casa), la “R” de “Retrato” o la “S” de “sueño”.
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