La evolución del concepto de feminidad ha sido un elemento primordial en el desarrollo de las culturas de todo el mundo, como una especie de cajón de sastre en el que cada sociedad ha introducido unos valores y propiedades capaces de simbolizar lo mejor y lo peor de la humanidad. Sus múltiples representaciones van desde hermosas deidades cargadas de virtudes y belleza, hasta los más abominables y temibles monstruos, demostrando que los significados que abarca son tan amplios como cambiantes. Esta es la narrativa que aborda la exposición Veneradas y temidas. El poder femenino en el arte y las creencias, que se puede visitar desde este 27 de septiembre en el Caixaforum de Madrid.
Un recorrido arqueológico, artístico y antropológico a través de 5.000 años de historia de la humanidad en los que obras y artefactos provenientes de culturas de los seis continentes dialogan entre sí, provocando el debate a través de sus diferencias y semejanzas. Esta exposición es uno de los platos fuertes de la temporada, ya que se trata de una colaboración entre la Fundación "la Caixa" y el British Museum, reuniendo 166 piezas históricas en una especie de intercambio discursivo con obras de arte contemporáneas de Marina Abramović, Ana Mendieta y Niki de Saint Phalle, entre otras.
Musas, espíritus, vírgenes, brujas, madres, demonios, santas, guerreras..., la variedad y complejidad de sus personificaciones es prácticamente infinita. A partir de esto, Veneradas y temidas establece cinco espacios en los que exponer interesantes juegos de asociaciones entre culturas, tradiciones y creencias que han marcado el desarrollo de la feminidad como concepto. Estableciendo así una reflexión que parte de las raíces ancestrales más profundas en la historia de la humanidad, con la intención de replantear y resignificar ciertas convicciones y prejuicios de cara al presente.
Diosas y musas
El recorrido empieza con el papel del poder femenino como eje creador en la naturaleza. Ideas como la capacidad de actuación de la mujer en la fertilidad y la abundancia están muy presentes en una sala dominada en el centro por una estatua que representa a las deidades de la agricultura, Deméter y Perséfone, pero también con una Sheela-na-gig irlandesa, símbolo de la fertilidad, o Sedna, la diosa inuit del mar. La siguiente sección cuenta con dos de las obras más interesantes de la muestra, una Venus romana del siglo II, a. C y la joya de la corona, La Reina de la Noche, un alto relieve mesopotámico de la diosa Ishtar datado entre los años 1800-1750 a. C. Ambas representan el amor, el deseo sexual y, sobre todo, la pasión a todos los niveles en los que un ser humano puede serlo, pues su imagen puede incluso llevar a los hombres a la guerra.
Aquí tienen su espacio también deidades como Radha (cultura hindú) y el símbolo tántrico del Yab-yum (budista) que representa a la deidad masculina en la unión sexual con su deidad femenina consorte. Visiones de la unión sexual entre hombre y mujer diametralmente opuestas al grabado cristiano del siglo XVI de Lucas Cranach el Viejo, que representa la escena del pecado original, con la mujer como tentadora que induce a la perversión. Una imagen en la que la propia serpiente tiene un rostro femenino.
Brujas y santas
La otra cara de esta moneda en la que la mujer se convierte en musa y objeto de deseo, muestra los peligros que suponen aquellas que no se pliegan a lo que la sociedad espera de ellas. Es aquí donde entran en juego todas esas brujas, demonios y monstruos de la mitología mundial. Desde la griega Medusa, aquella mujer que se transforma en un monstruo petrificante tras ser violada, hasta la hindú Takata, un espíritu de naturaleza hermosa cuya sed de venganza, al ver cómo asesinan a su marido, la transforma en una ogresa. La mayoría de estos seres femeninos temibles son precisamente mujeres celosas, que no están casadas, sin hijos, que representan una amenaza para la sociedad. Hoy en día se han convertido en símbolos de rebelión feminista por su carácter insumiso y sus historias están pasando un proceso de resignificación muy interesante.
Otra de las dicotomías que propone esta exposición es la de la mujer guerrera, violenta, defensora de la justicia, junto con la de la santa, compasiva y salvadora. Aquí confluyen diosas guerreras como Atenea de la tradición griega, Sekhmet de la egipcia y Shakti en la hinduista. Representan distintas manifestaciones de una misma fuerza motora, la que destruye, pero también la que sana. Por otro lado, hay una interpretación de la feminidad que incluye la compasión amorosa, la asociación a los cuidados, a la maternidad y a su incondicionalidad para no juzgar. Aquí es donde entra la Virgen María de los iconos cristianos o la Maryam del Islam. En el caso de la narrativa cristiana, la madre de Jesús tiene un papel activo en la salvación y en la destrucción del mal. Pero esta concepción femenina de protección y caridad también tiene su analogía con la Guanyin china de los budistas. Una deidad cuyo género parece fluir en función de cómo se represente, pues en algunas imágenes se la reconoce como una mujer, pero en otras también como una figura andrógina.
Y es que este es otro de los grandes temas de la exposición, la ambigüedad de género que existe en las culturas antiguas. Pues muchas de las representaciones que se hacen de algunas diosas no cuentan con una definición estática. Demostrando que nuestros antecesores ya se preguntaban por asuntos como identidad de género, explorando conceptos como lo bigénero o lo singénero a través de estas deidades mitológicas.
Una exposición discursiva
Esto es precisamente lo que busca una muestra como Veneradas y Temidas, que en palabras de su comisaria, Belinda Crerar, pretende ser "una exposición discursiva que suscite debate". Para ello, al final del recorrido, se ha colocado un espacio donde preguntar a los visitantes sobre asuntos como la ambición, la sexualidad o la compasión femeninas, tratando de dar respuestas a las cuestiones que se plantean a lo largo de este diálogo entre la historia y el presente.
Además, la programación de CaixaForum incluye un ciclo de actividades donde se incluye, por ejemplo, un ciclo sobre el poder femenino en el cine (17 de noviembre y 15 de diciembre) con películas seleccionadas por Carla Simón.
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