ARCO 2024 ha arrancado este miércoles pensando en clave de coleccionista. La feria de arte contemporáneo más importante de España, cuya celebración se concentraba en las últimas semanas de febrero, se ha mudado a principios de marzo en una decidida apuesta por encontrar su sitio como evento de referencia en el mercado internacional. "Queremos seguir creciendo", declaraba su directora, Maribel López, días antes de la inauguración, que con esta nueva fórmula pretenden adecuar la feria a las necesidades de galeristas y coleccionistas.
Y con esta vocación cada vez más centrada en responder a las necesidades del mercado y menos a la transgresión, la 43ª edición de ARCO ha reunido a un total de 205 galerías procedente de 36 países distintos con un aumento significativo de presencia extranjera (132).
"Dentro del mercado europeo, el mercado español no representa siquiera el 1% del total. A pesar de ello, desde el 2020 se denota un mayor interés en el coleccionismo, a la par que suben los precios de compra. La tendencia del mercado del arte en España, en este 2023 ha sido la de la prudencia a la hora de la compra, y de la escasa novedad en obras comparadas con otros años", analiza Enrique Vallés, vicepresidente de la Asociación de coleccionistas de arte contemporáneo 9915, como preludio de lo que va a ser la feria.
Miró, Picasso, Chillida y Tàpies, los más caros y codiciados
El mercado del arte contemporáneo es cada vez más previsible y esto es una realidad que se ha podido comprobar en esta edición en la que ha crecido el número de artistas mujeres (43%), pero en la que los grandes reclamos siguen siendo los mismos de siempre. Joan Miró, Pablo Picasso, Eduardo Chillida o Antoni Tàpies en el año de su centenario continúan siendo los más codiciados. De hecho, el precio récord de esta edición lo marca un Miró por 3,3 millones que se puede adquirir en la madrileña Leandro Navarro, donde también figura un Tàpies por 650.000 euros. El podio de los "inalcanzables" lo completan un Calder en Elvira González por 2,9 millones y un Picasso por 2,5 en Guillermo de Osma.
La galería Mayoral donde, igual que el año pasado, se pueden ver también varios Miró, trae una escultura de Chillida por 1,2 millones. A esto se refieren con la "prudencia" que impera en el mercado, los valores seguros son los más cotizados. Sin embargo, a pesar de lo prohibitivo que puede sonar hablar en estos términos, también hay otras opciones de renombre para coleccionistas con un presupuesto más ajustado, como algunos dibujos de Luis Gordillo en la Malborough por 2.600 y 5.000 euros, o fotografías de la recientemente fallecida Colita por 5.000 en RocioSantaCruz, una de las galerías que ha apostado por darle un protagonismo principal a artistas femeninas como Pilar Aymerich, Ouka Leele o Teresa Gancedo, una de las dos artistas mujeres que expuso en el Guggenheim en la exposición de arte español de 1980.
Polémicas 'recicladas'
"Se parece mucho a la del año pasado", se comenta en uno de los pasillos, "es un ARCO muy decorativo", le responde en clave de eufemismo su interlocutor en el pabellón 7. Por eso, la obra que más miradas se acaba llevando es la que rompe un poco con esta tendencia en el stand de José de la Mano, donde al artista Rodrigo Muñoz Ballester, más conocido como Rodrigo, recupera su obra 'Manuel', una pieza que se convirtió en el foco de la controversia en 1983, al convertirse en la primera escultura gay en la historia de la feria.
A falta de obras con carácter polémico capaces de provocar a sus visitantes, esta edición de ARCO ha optado por reciclar algunas ya conocidas. En este sentido se puede destacar la presencia de Santiago Sierra (el ninot de Felipe VI y 'Presos políticos') en la veterana Helga de Alvear, donde se puede ver una serie de estampas suyas que se venden por 600 euros. Otro de los habituales artistas polémicos de la feria, Eugenio Merino ('Franco en la Nevera') ha confeccionado su particular 'Mapa político de los derechos pisoteados' que está en venta por 18.000 euros, en el que se puede ver un mapa mundi con suelas de zapato en las que ha grabado algunos de los apartados dela Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU.
Sin Juana de Aizpuru y con la mirada puesta en el Caribe
Una de las ausencias más sonadas de esta 43ª edición ha sido la de Juana de Aizpuru, una de las fundadoras de ARCO y que precisamente fue directora en el año 83, y que pidió retirar el polémico 'Manuel' de Rodrigo. Su espacio lo ocupa la parisina Chantal Crousel, con una instalación de Ralph Rugoff para la bienal de Venecia 2019.
Con el título de La orilla, la marea, la corriente: un Caribe oceánico, esta sección que se estrenó el año pasado dedicada al Mediterráneo y sustituye al país invitado, pretende ahondar en las particularidades y singularidades que existen en la región. Comisariado por Sara Hermann y Carla Acevedo-Yates, este espacio ha sido diseñado por Ignacio G. Galán, Álvaro M. Fidalgo y Arantxa Ozaeta, tiene una mirada descolonizadora que pretende despojarse de los prejuicios eurocéntricos. Un espacio de encuentro y diversidad al que invitan a entrar tomando un helado realizado con agua salada del mar Caribe.
Una sensación, la de haber saboreado un helado salado, que queda tras visitar esta edición de ARCO. Pues aunque su resultado siempre es refrescante, el regusto que deja no termina por ser del todo agradable. Quizá sea porque su vocación comercial ha sustituido a su fama transgresora, pero el mercado es el mercado y las ferias, al fin y al cabo, están hechas para vender.
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