2017 devolvió a los acérrimos de DC Comics la esperanza de poder llegar a los niveles que Marvel había desplegado en años anteriores con las exitosas entregas de Los Vengadores, Thor, Iron Man o Guardianes de la Galaxia, entre otros. Con un reto mayúsculo por delante, y después de la gran decepción de Escuadrón Suicida (2016), Patty Jenkins reunió a la actriz Gal Gadot para convertirla en su Wonder Woman y devolver a DC al podio de los superhéroes.
La primera entrega recibió, en general, buenas críticas y contó con la acogida del público: Rotten Tomatoes le dio una puntuación del 93%, y los expertos coincidían, en mayor o menor medida, en que Gadot y Jenkins habían conseguido un blockbuster casi perfecto.
Patty Jenkins estaba decidida en convertir a la actriz israelí Gal Gadot en su nueva estrella en la gran pantalla, por ello, volvieron a unir sus fuerzas en una nueva entrega de la mítica Diana Prince, Wonder Woman 1984, que llegó a las salas españoles estas Navidades tras varios retrasos a causa de la pandemia.
En Estados Unidos se distribuyó en salas y por medio de la plataforma HBO Max, en un nuevo intento por alargar la vida de una película que, de no haber habido coronavirus, se hubiese convertido en una de las más recaudadoras de 2020. Según los datos de Box Office Mojo, Wonder Woman 1984 ha conseguido embolsarse una cifra de 118,5 millones de dólares (unos 96,7 millones en euros), una cantidad que no cubre la inversión de 200 millones que se destinaron a su rodaje.
La premisa de la nueva historia de Jenkins era ubicar a Gadot en la Guerra Fría. El relato arranca en 1984 y Wonder Woman se encuentra con una doble misión: enfrentarse al empresario Maxwell Lord (interpretado por Pedro Pascal) y a su antigua amiga Cheetah (Kristen Wiig), una villana que posee una fuerza y agilidad sobrehumanas.
El consenso generalizado es que Wonder Woman 1984 consigue su objetivo de entretener contando una historia de una superheroína ochentera, pero el relato que Jenkins desarrolla termina convirtiéndose en una mirada occidental hacia el mundo, pues se encuentran en ella razones de peso para afirmar que Hollywood sigue perpetuando la xenofobia y los estereotipos racistas hacia Oriente Medio.
¿Un reflejo del mundo actual?
El debate comenzó con lo que muchos han considerado como un desacertado título para la cinta. Los rumores apuntaban a que Patty Jenkins quería homenajear a la novela de George Orwell, 1984, otros, volver a la década en la que el personaje de cómic de Diana Prince se convirtió en un producto masivo y globalizado que mostraba a la mujer rompiendo los estereotipos de género.
La propia directora admitía que la razón principal para ubicarla en ese preciso año era porque buscaba evocar “lo que es importante en esta película y resuena en este momento. Elegí 1984 por una razón muy específica: creo que fue la cima del éxito en los años 80, fueron unos tiempos increíbles. Hay algo de exceso en ese periodo que está vinculado a donde estamos en el mundo ahora mismo”, admitía.
En las declaraciones en las que Jenkins señala que Wonder Woman 1984 pretende conformar un reflejo de la situación en la que se encuentra el mundo actual, críticos, defensores de derechos humanos y asesores políticos han salido en masa a puntualizar el vacío representativo que el largometraje presenta.
"Viendo Wonder Woman 1984 no pude evitar pensar en cómo las corporaciones han adoptado el lenguaje y postura de los movimientos políticos con el fin de vendernos una interpretación vacía del cambio que realmente queremos", criticaba Angelica Jade Bastién desde Vulture, uno de los medios culturales más reputados en Estados Unidos.
Tildada de “xenófoba”, “racista” y promovedora de “islamofobia”, la cinta de Patty Jenkins ha sido ávidamente criticada por retratar a los ciudadanos de Oriente Medio como fanáticos religiosos y tiranos, cuyo único deseo en la vida es que de su tierra desaparezcan los paganos mientras piden, de acompañamiento, una hornada de bombas nucleares.
Tareq Alkhudari, activista y actor, acudió a Twitter para enunciar lo anterior. Wonder Woman 1984 "es otra película racista, islamofóba y xenófoba que glorifica a sus “salvadores” blancos a través de una actriz cuya historia y antecedentes giran en torno al derramamiento de sangre y la mentalidad de los colonos sionistas", apuntaba.
Khaldoun Khelil, analista de riesgo político y graduado en Columbia en Política de Seguridad Internacional, también apuntó hacia el racismo del filme en redes sociales. Aunque admite que, juzgándola bajo los estándares de una película de DC es un gran largometraje, el contrapunto que denuncia es la perpetuación del cliché occidental acerca de las sociedades orientales.
La ideología tras el conflicto geopolítico
¿De dónde vienen las críticas, entonces, si la película narra las peripecias y misiones imposibles de una superheroína que intenta salvar el mundo? En la cinta, un poderoso elemento otorgará a la persona que lo posee el deseo que quiera y le quitará, a la vez, su posesión más preciada. Así, el anhelo de un árabe crea un devastador muro de arena que atraviesa casas y carreteras, privando a la gente de agua y comida. Este evento no tardó en recordar a la audiencia del muro que Israel ha construido en la vida real y que separa a israelíes y palestinos.
En otra escena polémica de la película, el novio del personaje que interpreta Gal Gadot emplea un arma lanzacohetes (RPG-7) para disparar a cuatro niños árabes que se encontraban jugando al fútbol. Minutos después, Wonder Woman monta en un cohete y decide recoger a los niños antes de que un vehículo blindado conducido por otros árabes les atropelle.
El medio americano Mic no solo han tildado este acto de "blanqueo", pues siempre es el superhéroe blanco el que salva al resto de los males de la humanidad, sino que critica a la productora por nutrirse de conocidos conflictos geopolíticos para promover sus objetivos ideológicos, "haciendo que el estadounidense intervencionista y lleno de estrellas parezca heroico, mientras que los enemigos de Estados Unidos y sus aliados se juzgan bajo una imagen menos benévola".
Esta situación se agranda cuando se rebusca en el historial de Gal Gadot: sirvió como no combatiente en el ejército israelí en 2006 durante la guerra del Líbano y en 2014 apoyó públicamente los ataques israelíes en Gaza. También afirmó que las mujeres y niños palestinos se utilizaban como escudos humanos.
"Envío mi amor y mis oraciones a mis conciudadanos israelíes, especialmente a todos los niños y niñas que arriesgan sus vidas protegiendo a mi país contra los horribles actos llevados a cabo por Hamas, que se esconden como cobardes detrás de las mujeres y los niños… ¡¡¡Venceremos!!!", comentaba Gadot en un post en Facebook en 2014, en el que aparecía con su hija en una imagen.
Por si fuera poco, una de las escenas más criticadas en Wonder Woman 1984, la de los niños árabes jugando al fútbol, fue un acto que tuvo lugar en los ataques israelíes a Gaza el 16 de julio de 2014, cuando cuatro niños fueron bombardeados mientras jugaban al balompié en la playa.
Entre escenas que replican la realidad, pero la modifican para mostrar una visión blanqueada, y un guion que duplica un conflicto geopolítico y religioso de manera propagandística, se alza Wonder Woman 1984, un producto más que nutre el estereotipo occidental de Hollywood hacia Oriente.
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