“¿De no haber sido la actriz Florinda Chico, qué actriz hubiese sido?"
“Florinda Chico”
Fue en 1985 cuando la extremeña (Don Benito, 24 de abril de 1926 - Madrid, 19 de febrero de 2011) espetó dicha respuesta en el Autorretrato (TVE) de Pablo Lizcaino. “Actriz por encima de todo” y unida a la comedia como un recién nacido a su matriarca, Florinda Chico falleció con la etiqueta de “eterna secundaria” a pesar de haber cargado a sus espaldas las risas de millones de españoles.
"Florinda era una actriz vocacional", indica a El Independiente Asier Gil Vázquez, docente e investigador en la Universidad Carlos III de Madrid. "Ella había nacido en Don Benito y no tenía ningún contacto con el espectáculo, mientras que muchas de sus compañeras sí venían de familias de actores: cuando tenías un padre, una madre o unos abuelos que ya eran artistas, todo era mucho más fácil", afirma. "Florinda siempre ha sido de las que enunciaban el “mamá, quiero ser artista”".
Para Gil Vázquez, la actriz extremeña se incorporó a "una tradición de mujeres cómicas" que habían pasado previamente por la "frívola" y "denostada" Revista, un subgénero cómico que fusionaba el burlesque, el cabaret y el sarcasmo con la música y el baile; y que tendía a "cosificar" a la mujer. "Hay otras lecturas de la Revista, pero era un género de teatro que no estaba muy legitimado", indica.
Cuando salta al mundo de la gran pantalla, "pudo ratificarse en algunas películas en el periodo de la democracia" alejadas del cliché cómico que la había definido hasta entonces, como es el caso de La casa de Bernarda Alba (1987) de Mario Camus o el Cría Cuervos (1976) de Carlos Saura, sus dos actuaciones más alabadas por la crítica y las más recordadas en su currículum como actriz. Sin embargo, son cintas más populares como el Abuelo made in Spain (1969) de Paco Martínez Soria las que le otorgaron el foco y aplauso de la audiciencia.
Los personajes cómicos de Florinda Chico eran roles bastante transgresores de los modelos más convencionales de género
ASIER GIL VÁZQUEZ, DOCENTE E INVESTIGADOR DE LA UNIVERSIDAD CARLOS III DE MADRID
El peso de la comedia
"Al género cómico no se le da valor, es el que menos premios tiene", afirmaba la extremeña en 1985. La comedia, la chispa, el carisma. Tres elementos que hicieron de Florinda Chico una horma perfecta para el zapato del género cómico. Sin embargo, salir de las etiquetas que la crítica y el público le ensamblaron no fue sencillo.
"Los personajes de Florinda Chico, para potenciar la comicidad, eran roles bastante transgresores de los modelos más convencionales de género: eran mujeres muy dominantas, que no se callaban nada", afirma Gil Vázquez. Florinda, "que era tan grandota y alta", ejercía en numerosas ocasiones de "contrapunto cómico de hombres más pusilánimes como Paco Martínez Soria". "Daba una imagen de mujer fuerte, de mujer de armas tomar. Jugaba mucho a esa señora echada para adelante que no callaba nada", indica.
A pesar de contar con una soltura natural en el género, el profesor de la Carlos III considera que su figura, y la de algunas de sus compañeras como su inseparable Rafaela Aparicio, ha terminado por ser menos trascendente que la de los nombres masculinos. Así, la comedia era un oficio que "no estaba muy valorado" en los años en los que Florinda despuntaba, pero que terminado pasando "más factura a las mujeres" en su progreso como actrices cómicas.
"Conforme fueron pasando los años, tanto en la Academia como fuera de ella, se ha reconocido mucho más la labor de compañeros masculinos que el de ellas. Hoy en día puedes encontrar un libro sobre Alfredo Landa, o sobre José Luis López, pero en el caso de Florinda Chico, bien fuera porque era actriz de reparto o porque era mujer, no se le ha otorgado el reconocimiento que sí han tenido otros", afirma Gil Vázquez. Florinda, Rafaela Aparicio, Mari Carmen Prendes y otras coetáneas "van a caer en el olvido, porque no se les ha reconocido su labor como actrices", expresa.
En su elemento
“Casi siempre ella ha hecho reír a la gente, que es mucho mas difícil que hacer llorar”, agregaba su marido, Santos Pumar, sobre su capacidad de sacar carcajadas del público, incluso si aquello que se relataba era una pena profunda.
Florinda Chico supo "conectar muy bien con el público de una época", afirma Gil Vázquez. "Sabía representar las formas de ser y la estructura del pensamiento de su periodo". Por ello, aunque tuviera roles más aclamados en la gran pantalla, fue por medio de las representaciones de personajes cotidianos y reales cuando la extremeña pudo hacerse con un hueco en la memoria colectiva y audiovisual de España.
Tanto en la Academia como fuera de ella, se ha reconocido mucho más la labor de compañeros masculinos que el de actrices como Florinda
ASIER GIL VÁZQUEZ, DOCENTE E INVESTIGADOR DE LA UNIVERSIDAD CARLOS III DE MADRID
"Florinda era la actriz que siempre salía haciendo de suegra, de esposa, de vecina, de matrona o de mujer del día a día", señala el docente. Así, aunque sus actuaciones más recordadas sean, "dentro del canon crítico", La casa de Bernarda Alba y Cría cuervos, "la gente la conoce por las películas que salen en Cine de Barrio, esa es realmente Florinda en su elemento": un tipo de comedia en la que la actriz siempre interpretaba "personajes relativamente similares".
Sin embargo, hay una plataforma que la convertiría en la actriz más democrática de España: la televisión. "Florinda no hubiese tenido la fama que tuvo sin la serie La casa de los Martínez, donde hacía de doncella de la familia junto con su tía en la ficción, Rafaela Aparicio", explica Asier. "La Casa de los Martínez fue muy importante para que Florinda conectara con mucha gente", y las convirtió a ella y Aparicio en "una pareja cómica" que actuaba en numerosas ocasiones como pack o dúo.
Un legado innegable
Echando la vista atrás, la comedia de Florinda Chico ha marcado la vía idónea de muchos caminos que las actuales figuras cómicas españolas explotan. "Hay una tipología de actrices graciosas que vuelven a estar en el cine y televisión, como pueden ser Yolanda Ramos, Silvia Abril, Carmen Ruiz, Loles León", que han bebido de la fuente de inspiración de la extremeña, aunque "puede que ellas no digan que son deudoras de Florinda Chico", afirma Gil Vázquez.
Sin embargo, explotan el rol de cómicas "que se presentan tal y como son" y representan a personajes que cuentan con escasa "variación entre una película y otra". Algo que Florinda explotó a la perfección tanto en teatro, como cine, como televisión.
Preguntada por Pablo Lizcaino en su Autorretrato sobre qué gracia creía que el cielo no le había otorgado, la extremeña respondió con un sincero: Creo que las tengo todas. No era la única que lo creía.
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