El 1 de enero de 2021 no tenía un duro para hacer la película, pero Tengamos la fiesta en paz se estrena finalmente este viernes en más de 120 salas de todo el país. Una comedia musical familiar, extremadamente familiar, con niños que encierran a sus padres, les quitan los móviles y los ordenadores para que no discutan, dejen de trabajar y se centren en ellos, en su familia. Cinta familiar navideña a medida y gusto de valores cristianos de contemporáneos.
Su director Juan Manuel Cotelo se ha hecho su espacio en el mundo del celuloide. En 1998 escribió, dirigió y produjo su primer largometraje, El sudor de los ruiseñores. Le siguieron La última cima (2010), Footprints (2016), Tierra de María (2013) y El mayor regalo (2019) todos documentales con mucho recorrido en taquilla y que se han estrenado en 39 países. Sus producciones se levantan con micromecenazgos.
“Al carecer de ayudas institucionales, recurrimos al crowdfunding, que supone pedir un voto de confianza al espectador directamente, sin intermediarios. Y por ahora, en doce años, hemos logrado producir cinco largometrajes, y distribuirlos a 39 países, gracias a esa ayuda directa de los espectadores a los que gusta nuestro trabajo”, explica a El Independiente.
Su nuevo proyecto es más complejo que los anteriores al ser una comedia musical, pero todo ha ido milagrosamente bien. “ A cualquiera de la industria del cine que le cuente que en doce meses hemos obtenido toda la financiación, la hemos rodado, montado y distribuido... se queda con la boca abierta. Habrá quien crea en la suerte. Yo, personalmente, creo en la ayuda del Cielo, que pedí con pleno convencimiento. En concreto, se lo pedí a San José, tratándose de una película sobre la unidad familiar. Le pedí que me echara una mano... y sospecho que me echó las dos”.
Con esa mirada tan católica como convencida podría considerarse que es un outsider del cine español, pero él no ve así. “¿Cómo podría considerarme un outsider, si desde hace 35 años me dedico exclusivamente a contar historias a través del lenguaje y la industria audiovisual? He trabajado en RTVE, Telecinco, Euskal Telebista, Telemadrid, Canal Sur, y en Estados Unidos, tanto en Los Ángeles como en Washington D.C., con las productoras más importantes de España y algunas extranjeras: Globo Media, Agencia Reuters... He participado en las series más populares de la televisión en España como 7 Vidas, Policías, Compañeros, Aída, El Internado, entre otras. He compartido escena con artistas de la talla de Amparo Baró, Carmen Machi, Anabel Alonso, Javier Cámara, Antonio de la Torre y he trabajado con los profesionales más prestigiosos de este país, como Fernando Navarrete, Luis San Narciso o Juanma Bajo-Ulloa. ¿Sigo?”, dice el cineasta. Y sigue: “Mis películas se han estrenado en 39 países, fuimos la primera productora española en vender producciones a Netflix... pertenezco a la Academia de Cine y a la Academia de TV... he fundado y dirigido un Festival Internacional de Óperas Primas... estoy bastante dentro de la industria, ¿no cree? En cualquier caso, en esta profesión nadie es un outsider, porque todos los cineastas del mundo acabamos en el mismo lugar: frente a los espectadores, que son quienes deciden quién entra y quién sale de esta industria. En mi caso, me siento muy avalado por la respuesta del público, que ha sido abrumadoramente generoso conmigo”.
En España no hemos logrado, hasta ahora, que ninguna televisión nos abra sus puertas"
juan manuel cotelo
Sin embargo sus películas siguen estando fuera de los circuitos de la televisión ¿Por qué? “Es una magnífica pregunta, para la que no tengo respuesta. Habría que preguntárselo a los responsables de adquisición de películas, de las diferentes televisiones. Hemos vendido sin especial dificultad a televisiones extranjeras y a plataformas de alcance mundial, pero en España no hemos logrado, hasta ahora, que ninguna televisión nos abra sus puertas. Pero no me escandaliza. Simplemente confío en que algún día, no lejano, sucederá. Y lo celebraremos”.
Como cineasta defiende que no todos en el cine español andan quejándose de algo. “Todos, no. Le invito a abandonar el tópico y conocer a los cineastas que hoy hacen películas en España. Basta con que analice a los que han producido una película en 2021, para que descubra a personas que no han perdido su tiempo en quejas y han pasado a la acción, con creatividad y con mucho esfuerzo. No conozco a ningún cineasta que lo haya tenido fácil. En esta profesión, o estás realmente apasionado, o no vas a durar mucho tiempo. Lo que pasa es que mientras la mayoría trabaja en silencio, con mucha constancia y efectividad, otros pocos se quejan en voz alta, haciendo mucho ruido. Pero son más representativos del conjunto los primeros, que los segundos”.
Su documental Tierra de María se estrenó en 39 países y a Roma llegó el mismo día que el equipo romano jugaba contra el Bayern de Múnich un partido de Champion, la gente montaba colas enormes en el cine para ver Tierra de María. ¿La fe es más fuerte que el fútbol? “La fe y el amor son los motores más poderosos que existen. Cuando alguien se mueve por fe y amor, puede conseguir cualquier meta. Hace falta fe y amor para jugar al fútbol, para la investigación científica, para sacar adelante una familia, para levantar una economía, para superar cualquier dificultad de la vida y para producir cualquier película. Hacer cine siempre es un acto de fe. Has de creer en la historia que cuentas, has de creer en las personas del equipo, has de creer en los espectadores. Lo contrario de la fe es la inmovilidad, el aburrimiento, la desesperación, el pesimismo, la tristeza”, contesta el director.
Defensor de la familia
Cotelo, que se ha reservado un pequeño papel en su nueva película, es un férreo defensor de la familia pero no la defiende porque crea que está en peligro. “La familia jamás estará en peligro de extinción, porque todas las personas somos seres familiares, está en nuestra naturaleza. Pero ser familia no basta. De nada nos sirve la declaración oficial de matrimonio, paternidad, filiación o fraternidad.... si las personas concretas no nos amamos, si no nos servimos unas a otras. Lo importante no es recibir el título oficial de familia, sino cuidar y proteger los lazos familiares, para que sean más fuertes que las tormentas. Lo que hemos de revitalizar es el sentido positivo de las palabras esfuerzo y sacrificio. Ninguna medalla se alcanza sin esfuerzo y ninguna familia se mantiene unida sin esfuerzo. Pero ese esfuerzo, merece la pena más que ningún otro”, afirma.
Y esos valores se ven en Tengamos la fiesta en paz. “Es una película familiar, navideña, en la que cualquiera va a sentirse retratado en la pantalla. Pero añado el motivo más importante: es una invitación amable y sencilla a amarnos más, al salir del cine, cuando lleguemos a casa. Aceptar esa invitación merece la pena. Si construimos la paz y la unidad en los hogares, toda la sociedad sale beneficiada”, explica.
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