Volvieron las torpes carreras por los pasillos, los silencios de estupor sobre el escenario y la siempre renovada sorpresa por el peso de la estatuilla. Volvieron los llantos, las risas y los abrazos de siempre; y volvieron los típicos y tópicos del cine español. En crudo. O en el blanco y negro de un Berlanga que estuvo -aunque no demasiado-, presente.
«Si hay un lugar optimista y feliz, donde todavía existe el imperio austrohúngaro, seguro que está en Valencia». Fue la primera frase que se escuchó. La segunda: «Hoy es la gala del reencuentro entre nosotros, los que hacemos el cine, y los espectadores», de una Carmen Machi encargada de abrir la 36ª ceremonia de los Premios Goya celebrados en el Palau de les Arts de la capital del Turia. Y de ahí, tres segundos de pirotecnia en Calabuch, un microchiste de Pantomima Full sobre El Verdugo, y la interpretación de una versión de Libre por parte de las artistas Jedet, Bebe y Cristina Castaño daban paso a los "Goya del reencuentro", y de las pocas sorpresas.
El buen patrón, la gran favorita de la 36 edición de los Premios Goya, se hizo finalmente con seis galardones a pesar de que había arrasado en las nominaciones, al optar a 20 estatuillas de diferentes categorías y convertirse en la más nominada en la historia de estos premios. Por número de 'cabezones', Las leyes de la frontera fue la segunda cinta más premiada, con cinco, mientras que Madres Paralelas de Pedro Almodóvar se fue de vacío.
En concreto, la película dirigida por Fernando León de Aranoa y protagonizada por Javier Bardem consiguió media docena de premios, entre ellos los más importantes, como el de Mejor Película, Mejor Dirección (Fernando León de Aranoa), Mejor Actor Protagonista (Javier Bardem, que se convierte en el intérprete más premiado de la historia de los Goya, con seis premios), Mejor Guion Original (Fernando León de Aranoa), Mejor Música Original (Zeltia Montes) y Mejor Montaje (Vanessa Marimbert).
Por su parte, la cinta de Monzón optaba a seis premios y casi rozó el pleno con cinco, al ser reconocida con los de Mejor Actor Revelación (Chechu Salgado), Mejor Guion Adaptado (Daniel Monzón y Jorge Guerricaechevarría), Mejor Diseño de Vestuario (Vinyet Escobar), Mejor Dirección Artística (Balter Gallart), Mejor Maquillaje y Peluquería (Sarai Rodríguez, Benjamín Pérez y Nacho Díaz).
Maixabel, de Icíar Bollaín, que optaba a 14 cabezones, se llevó finalmente tres de ellos, todos reconociendo la calidad interpretativa de sus actores: Mejor Actriz Protagonista (Blanca Portillo), Mejor Actor de Reparto (Urko Olazabal) y Mejor Actriz Revelación (María Cerezuela). Y tres fueron también el número de reconocimientos que se llevó Mediterráneo, que optaba a siete premios, con Mejor Canción Original (Te espera el mar de María José Llergo) Mejor Dirección de Producción (Albert Espel y Kostas Sfakianakis) y Mejor Dirección de Fotografía (Kiko de la Rica).
El compositor Alberto Iglesias se consagró como la persona con más premios y nominaciones en la celebración del cine español, pese a no haber sumado ningún Goya en la noche de ayer. Y es que el Goya a la mejor música original se fue para Zeltia Montes. La compositora, es la tercera mujer en ganar este premio en la historia de los Goya: "La historia no ha sido agradecida con las compositoras, ni la historia del cine tampoco. Me gustaría que los productores reflexionaran sobre el valor que aporta la música a sus películas y el valor que le dan ellos a la música. Le dedico el premio a todas las mujeres que cada dia no se acuestan por las noches componiendo", dijo en su discurso muy emocionada.
Este año, la Academia apostaba por una nueva fórmula sin presentadores. A cada tanda de premios, los rostros conocidos del cine hacían la labor de entregar las estatuillas y presentar a los nominados sin más preámbulos. Pero pese a las previsiones de duración, la gran noche del cine español ha vuelto a superar las tres horas como en pasadas ediciones. Por el escenario pasaron Antonio Banderas, Ángela Molina, Nora Navas, Nathalie Poza o Paco León, entre otros.
Lo que tampoco cambió fue el discurso de Mariano Barroso como presidente de la Academia de Cine, en el que alertó, una vez más, de la precariedad de los actores y actrices por su trabajo intermitente: "La nuestra es una profesión que genera riqueza para nuestra sociedad y no es solo cuestión de dinero, que también", señaló. Pero Barroso también se acordó de los que no están antes de que Luz Casal les cantara el Negra sombra: Almudena Grandes, Pilar Bardem, Mario Camus o Verónica Forqué, que se llevó una mención especial: «Nunca nadie ocultó el dolor de forma más hermosa».
Las reivindicaciones tampoco se hicieron esperar: mientras Albert Espel, ganador de Mejor Dirección de Producción por la película Mediterráneo deseaba "que el Mediterráneo deje de ser una fosa común", Verónica Echegui, ganadora del Goya a Mejor Cortometraje de Ficción por Totem Loba en su debut en la dirección, instaba al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, presente en la ceremonia, a mostrarle el documental a sus hijas: "Tómatelo en serio".
Pero la gala tuvo momentos emotivos, como el habitual 'in memoriam' con Luz Casal interpretando Negra sombra -canción emblemática de la música gallega-; la actuación de un Joaquín Sabina que regresaba a los escenarios e interpretaba, junto al cantante Leiva, Ni tan joven ni tan viejo, en un tributo musical a su carrera; o la participación de la aplaudida cineasta Sahraa Karimi, primera mujer que llegó a ocupar la presidencia de la agencia pública del cine en Afganistán y que tuvo que abandonar el país con los talibanes, pidiendo "por favor" al cine español que "no reconozca el régimen" instaurado por este movimiento que "oprime a las mujeres afganas y ataca a los valores democráticos".
Muy aplaudida fue también la actriz australiana Cate Blanchett, que recogió el primer Premio Goya Internacional de manos del director Pedro Almodóvar y la actriz Penélope Cruz. Dando las gracias, tanto en inglés como en castellano, por el galardón recibido, la australiana dijo estar "orgullosa de lo que se ha hecho como sector", con elogios para el cine español por trabajar en pandemia.
A su vez, José Sacristán también arrancó ovaciones al coger su Goya de Honor con palabras recordando el ser pionero con la Academia: "Me siento muy orgulloso de ser uno de los primeros de esta esforzada tropa".
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