Tres años llevan sin luz en el asentamiento irregular más grande de Europa, a tan solo 20 minutos de la Puerta del Sol. Pero esto no frena la vida y en la Cañada Real nacen niños, estos a veces entablan amistades y, en otras ocasiones, les toca decir adiós.
De eso va Aunque es de noche, el último trabajo de Guillermo García López, nominado en los Premios Forqué junto a Sergio Millán (por Actos por partes) y Dani Feixas Roca (por Paris 70) en la categoría de Mejor Cortometraje.
Guillermo García López es un cineasta nacido en Madrid. Su primer trabajo, Frágil Equilibrio, ganó el Goya a Mejor Película Documental tras su estreno mundial en IDFA y después de ganar también el premio Doc España en Seminci, entre muchos otros premios y selecciones en Austin, Edimburgo, Reykjavik, Teherán o Tesalónica.
En 2020, recibió el Premio Princesa de Girona de las Artes y las Letras. Su cortometraje Lo-Tech Realit, fruto de su colaboración con el colectivo techno Underground Resistance, de Detroit, continúa su recorrido por festivales internacionales y museos tras su estreno en Zinebi y Ann Arbor.
Actualmente prepara su largometraje Ciudad Sin Sueño, cuyo guion desarrolló en las Residencias de la Academia de Cine, en los laboratorios de guion de Torino y Berlinale y en la Residencia del Festival de Cannes. Y precisamente fue en el certamen francés donde estrenó este año Aunque es de noche:
"Todo lo que rodea al corto resuena con situaciones que no son solo locales, sino que suceden en muchos sitios de Europa y del mundo a otras escalas también, así que desde otros sitios se puede entender muy bien el problema con la Cañada Real, pues es universal a la vez que local. En Cannes hubo una empatía profunda, también porque no es una película de mensaje, sino sobre las personas y los sentimientos, cosas para las que no hay fronteras", relata el cineasta a El Independiente.
El cortometraje explora a través de la mezcla de formatos —celuloide y digital— los días de Toni, un niño de La Cañada que se prepara para decirle adiós a su mejor amigo, Nasser, el cual va a mudarse de forma inminente a Francia. Ese es el eje del humanista cortometraje, que se acerca a la comunidad del asentamiento guardando distancias con tópicos y paternalismos.
El director llegó mucho antes al sector 6 de la Cañada, en 2015, cuando aún había luz en él. "Mientras estaba rodando mi documental Fácil equilibrio, me quedé impactado por lo desplazado que está este lugar. Pensé que el cine podría acercar la comunidad a los espectadores salvando esa distancia", explica.
Sobre la historia del lugar, recueda que se trata de un barrio en construcción que lleva arreglándose desde los años cincuenta, cuando las migraciones de la España rural llegaban a Madrid. "Mucha gente que no tenía nada se asentó allí, el lugar fue creciendo al margen de la sociedad. Aunque es de noche empieza precisamente con los niños ubicando la Cañada y se ve cómo una fila de edificios se acerca amenazadoramente, eso es muy significativo", relata.
El desafío de rodar con actores no profesionales
Esos niños son solo algunos de los integrantes de la comunidad que han participado en el rodaje delante y detrás de las cámaras, en un proceso que nace en los talleres de cine que el director realiza allí desde hace cuatro años.
"Ninguno de ellos necesitó leer en ningún momento. Fue fraguándose una sensación que para mí es el mayor premio que hay, que es que la gente de allí se vea representada y se sienta cómoda con las imágenes que hemos hecho. Este es un proceso de compartir y surge de un proceso de documentación que me llevo a la ficción", explica.
Se trata de un momento dulce para el cortometraje español: los cortos están cada día más cerca de dejar de ser considerados los hermanos pequeños de las películas. Sin embargo, para el sector prevalece la complejidad de la distribución, es decir, conseguir proyecciones.
"Creo que todavía queda bastante por hacer, porque miro la cartelera y no veo muchas sesiones de cortometrajes, algo que hace que sean un formato quizá más abierto a la experimentación, sin encorsetamientos por el tiempo", asevera.
Sobre las nuevas generaciones de cineastas, a las que imparte talleres, considera que hay muchas ganas de crear cosas nuevas. "Me parece precioso y o podemos obviar el hecho de que las redes sociales y el mundo digital han abierto nuevas posibilidades de contenidos y a nivel de forma, pues puede llegar a ser cine también", explica, en lo que podría ser una alusión a TikTok o a los Reels de Instagram.
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