Este viernes 12 de enero llega a los cines Valle de sombras, película que se sitúa en la Cordillera del Himalaya, en el año 1999. Quique, Clara y Lucas, hijo de la segunda, disfrutan de sus primeras vacaciones juntos en el norte de la India. Una noche, durmiendo al raso durante una tormenta, sufren un brutal ataque por unos bandidos.
Horas después, Quique es rescatado por un nativo y trasladado a una remota aldea aislada en las montañas. Allí, incomunicado y sin posibilidad de regresar a la civilización, permanece hasta la llegada del invierno, que permite la formación de la única vía de salida de la aldea: el río helado.
El camino de vuelta, lleno de peligros y en compañía de varios niños de la aldea, pondrá a prueba todo lo que Quique ha aprendido durante su estancia en el corazón del Himalaya. La película está protagonizada por Miguel Herrán, que al igual que en Los Farad (Prime Video) forma una pareja romántica con Susana Abaitua.
"Para nosotros es fácil, hace que nos podamos quitar trabajo. Si he construido una relación de pareja con la misma persona para otra serie, ahora solamente tengo que quitar esa cosa de los personajes, de la venta de armas, de Marbella y tal... y transformarlo en otra cosa, pero la relación es la misma, ya la tenemos, es un gustazo", explica a El Independiente Herrán, desde el Hotel Hyatt Regency Hesperia de Madrid.
Al actor le llegó la propuesta de la película hace dos años y medio. Ya trabajó con el director, Salvador Calvo (Adú, Sin tetas no hay paraíso), en Los últimos de Filipinas. Esta vez, con Valle de Sombras, Miguel Herrán ha conocido la India.
"Es un sitio muy diferente a este, a ratos una maravilla y a ratos un infierno, te preguntas cómo pueden permitir ciertas actitudes, pero no se puede juzgar. Por ejemplo, ahora estoy aquí hablando contigo y, si me diera por matar una mosca, allí me podrían decir que soy como un asesino, que no respeto la vida... pero te comes un cadáver en el Ganges delante de todo el mundo y es normal", cuenta.
"Me ha costado muchas relaciones llevarme a casa los personajes"
miguel herrán
Pese al cansancio emocional de interpretar a Quique, con una alta carga dramática, Herrán apunta que no es de esos intérpretes que se llevan a los personajes a casa: "Antes me pasaba, pero creo que por inexperiencia. A veces probaba, por ejemplo, a decir textos de mi personaje a gente de verdad para ver qué pasaba, o tenía actitudes de un personaje en el ámbito real... y hasta mi madre me ha llegado a decir 'Oye Miguel, deja el personaje o te piras'. Me ha afectado en mi vida personal, me ha costado muchas amistades... hasta que aprendí que nuestro trabajo no es ni tan difícil ni tan importante, no tienes por qué dejar tanto de lado, no hace falta".
A días de ser padre con Celia Pedraza, hermana de su excompañera de Élite María Pedraza; celebra haber pasado a considerarse un actor y no alguien que hace películas. "Antes me valoraba la gente, pero valorarme yo mismo es muy diferente. Siempre he carecido de amor propio, no me gustaba nada de lo que hacía, ni mi físico ni nada de lo que me rodeaba", recuerda.
Sin embargo, esto cambió al darse cuenta de que sabía manejarse y tratar a los demás en los rodajes, algo que atenuó su "síndrome del impostor": "Puedes ser un pedazo de intérprete y un actor de mierda, es perfectamente compatible, porque puedes interpretar del copón y ser un déspota y un capullo, pero para mí eso no es ser buen actor, porque ser buen actor engloba todo, incluso el trato con el equipo".
En su carrera, elige aquellos proyectos que no obstaculicen su vida personal, que es lo que opta por priorizar. "He dicho que no a la mayoría de propuestas los últimos años, no vivo por y para mi trabajo. Hago una balanza entre tiempo libre de calidad y trabajando, y también entre los proyectos que me permiten llevar a cabo el estilo de vida que quiero y los que me permiten sentirme realizado como actor", describe.
Y no solo quiere seguir esa línea, sino llevarla más allá y poder vivir de algo ajeno al cine y a las series para asegurarse estabilidad y hacer solo los proyectos que realmente le apetezcan.
"Quiero montar algún tipo de negocio o empresa que no tenga nada que ver con esto y que me genere unos ingresos pasivos que me permitan llevar a cabo el mismo estilo de vida de estos últimos ocho años, pero sin tener que coger proyectos que realmente no me apetecen porque tengo que pagar una hipoteca", asevera.
También son para él determinantes las productoras detrás de las grabaciones: "Prefiero hacer un proyecto de mierda con una productora cojonuda que hacer un proyecto espectacular con una productora de mierda. Para mí es mucho más importante lo cómodo que voy a estar en el rodaje que el éxito que tenga o no el proyecto después, eso me da igual. Los premios y la fama los tuve con La casa de papel, con Élite, con Modelo 77... Ahora primo que, cuando suene la alarma el lunes, me levante con una sonrisa".
Pasando a Valle de sombras, y aunque su género predilecto es el terror, Herrán comenta que también disfruta mucho de los dramas y que la película pertenece a este género, aunque se esquive decirlo decirlo.
"Vivimos en la era del recuerdo, se recupera todo lo que funcionó en los noventa y en los dosmil"
miguel herrán
"La gente que me está parando por la calle dice 'Qué ganas de ver tu película de aventuras'. Y tiene aventura, pero hay algo que me jode y es que todo el mundo tiene miedo a decir que es un drama", defiende. Cree que esto se debe a que las películas más taquilleras, al menos en España, tienden a ser comedia: "Los números no mienten. Las películas que más éxito tienen, al menos a nivel de taquilla, con las de Santiago Segura, creo que la gente prima echarse unas risas, pero a mí me gusta también ver drama".
Además, apunta que el cine actual no atraviesa un momento creativo, sino todo lo contrario. "Vivimos en la época del recuerdo. Ahora mismo se está jugando mucho a la sirenita en carne y hueso, la remasterización de El Rey León, el reencuentro de los de Física o Química el spinoff de La casa de papel... vuelven a poner todo lo que funcionó hace 15-20 años".
De esa corriente, destaca una excepción: la creada por Estíbaliz Urresola en 20.000 especies de abejas. "Tenemos de cuando en cuando alguna cabeza pensante que hace alguna maravilla completamente fuera de la norma, como 20.000 especies de abejas, por ejemplo. Pero creo que estamos muy metidos en en el recuerdo de una gloriosa época que fueron los noventa y los dosmil", asevera.
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