Moisés Martín habla con El Independiente en el Vincci Capitol repleto de ilusión. Y no es para menos: estrena su primera película, Palacio Estilistas, este viernes 12 de enero en más de 30 salas de cine. La cinta es una comedia costumbrista de enredo vertebrada por Juana, una peluquera que quiere cambiar las tijeras por el mundo del cine.
Descubre por casualidad el delito de unos clientes y decide chantajearles. Pero ellos tienen otros planes, que incluyen una boda para escurrir el bulto y culpar al novio… que guarda un inesperado vínculo con la propia Juana. La película, con un marcado tono autoral, habla de su director desde el momento en el que entra en escena la peluquería, un lugar que considera "el germen" de su universo cinematográfico:
"Crecí con mi madre, mis tres hermanas, mi abuela y mi tía en una cocina y, mientras cocinaban, hablaban de sus vidas y las arreglaban. Esa es la semilla de mi universo cinematográfico y esto lo traslado también a la peluquería, una fuente inagotable de historias y cotilleos".
El cineasta, que hasta ahora había grabado cortos como Inside The Wardrobe y Sospechosos bajo el telón, comenta que fue peluquero durante algunos años para poder pagar sus estudios.
Esto le une a Juana, pero la cosa va más allá: en la película se cuela el cartel de La Cleopatra perturbada, el primer cortometraje de Moisés, aunque se habla de ella como una película de la peluquera que no llegó a ver la luz.
La encargada de dar vida a Juana es Goya Toledo. "Hice algo que los guionistas no debemos hacer nunca, que es crear un personaje pensando en una actriz, porque si no lo logras puedes tener un conflicto contigo mismo. Pero yo lo hice con Goya Toledo y tuve la suerte de conseguirlo, es un sueño", recuerda.
En su amplio reparto, la película cuenta también con Pastora Vega, Carlos Hipólito, Alex Peral, Lolita Flores, Nicolás Mota, Sandra Ortueta, Juanma Lara y Ramiro Blas.
Del ambicioso elenco cabe destacar a Julia Fernández y Diana de María: la primera es una mujer trans que interpreta a una cisgénero, algo que hasta ahora no había pasado en cine; mientras que la segunda es una mujer cisgénero que interpreta a una trans.
Julia, de 18 años, cuenta a El Independiente que se sintió muy cuidada durante todo el proceso de casting y rodaje, así como que se identifica con su personaje, Alba, en ser un poco "inconsciente" y "enamoradiza" a veces.
Una actriz trans para un personaje cisgénero
Habiendo trabajado en Verano en rojo y Vestidas de azul, su película favorita es Una rubia muy legal y no duda al explicar dónde habría que incidir para mejorar las condiciones de su colectivo en la industria audiovisual: que las personas trans puedan acceder a todo tipo de papeles.
"Antes, si había papeles trans, solo eran prostitutas o cosas por el estilo, y lo interpretaba un hombre o una mujer. Después empezaron a darse personajes trans, pero también de prostitutas o como personajes que llevaban en la frente que eran 'trans', sin historias detrás", añade.
Con una sonrisa, explica que la película le ha aportado seguridad en sí misma y un impulso para pasar a considerarse actriz con todas las de la ley. No es lo único subversivo que podemos ver en una película en la que, en un momento dado, un personaje dice que no ha sido madre… porque no quería serlo.
"Esta frase es muy potente y hay quien la llamaría malvada por decirlo. Para mí era muy importante que lo dijera sin titubear, sin remordimientos, sin juicios. Quería hacer hincapié, porque creo que la película también habla de una nueva maternidad y de un nuevo concepto de de familia, una revisión para llegar a términos más saludables", reflexiona Moisés Martín.
Además, apunta que, en los últimos años, la subcultura está irrumpiendo en el mundo mainstream, "algo que ya pasó en los ochenta por primera vez en España, con Fabio McNamara". "Ahora ocurre, por ejemplo, con Samantha Hudson, que presentó un programa de Navidad, esto es algo grandioso. Con pasitos muy pequeños estamos consiguiendo avanzar en la lucha, pero necesitamos humanizarnos más", asevera.
Pasando al equipo detrás de cámara, Palacio Estilistas cuenta en sus filas con la asistencia de dirección de Pedro Lazaga —marido de Rosario Flores y culpable de que Lolita Flores sea la pitonisa del palacio— (Hable con ella, El reino de los cielos, El espinazo del diablo).
Alex Bokhari (The Crown, Westworld) es el director de fotografía. Carlos Bonmatí (Onibaba) se encarga del sonido. Javier Tapia (Josefina, Magical Girl) firma la dirección artística y Concha Campins (Black Beach, Tregua(s)) es la directora de producción.
Del largometraje destacan, entre otras cosas, los colores, algo que obedece a la nostalgia del director. "De pequeño veía las películas clásicas de Billy Wilder o los melodramas Douglas Sirk que tenían el tecnicolor, los rojos eran rojos, los amarillos amarillos y los verdes verdes. Ahora, cuando veo las películas, tengo la sensación de que están bañadas por un aura gris azulada, y yo tenía claro que mi primera película tenía que ser en tecnicolor. Pero no en tecnicolor clásico al uso, sino con los claroscuros que utilizaba, por ejemplo, Alfred Hitchcock en La soga", matiza.
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