El pasado verano, Oppenheimer y Barbie formaron una singular alianza para salvar el año de Hollywood con sus milmillonarias taquillas.
Un doble y providencial éxito que fue premiado por la Academia de cine norteamericana con 13 y ocho nominaciones a los Oscar, respectivamente. Este domingo, sin embargo, una y otra han obtenido un resultado desigual en la 96ª edición de los galardones más importantes del Séptimo Arte.
El monumental trabajo de Christopher Nolan ha cosechado siete galardones, entre ellos los de mejor película, mejor director y mejor actor protagonista y de reparto para Cillian Murphy y Robert Downey Jr. Barbie, sin embargo, ha tenido que conformarse con el premio a la mejor canción para Billie Eilish y su hermano Finneas O'Connell por "What Was I Made For?".
Mientras, la tercera cinta en discordia, Pobres criaturas, ha obtenido cuatro estatuillas, incluida la de mejor actriz para Emma Stone. Las dos opciones españolas, La sociedad de la nieve y Robot Dreams, se han ido de vacío.
La noche no ha comenzado con buen pie para ninguna de las dos mitades del publicitado Barbenheimer. Cuando en nombre de una y otra los actores Ryan Gosling (Ken) y Emily Blunt (Katherine Oppenheimer) salieron al escenario del Kodak Theatre de Los Ángeles para homenajear a los especialistas cinematográficos, su contador seguía a cero.
Da'Vine Joy Randolph se había alzado con el premio a la interpretación femenina de reparto por Los que se quedan. Los primeros premios técnicos –vestuario, maquillaje y peluquería, diseño de producción–iban cayendo del lado de Pobres criaturas, la excéntrica y vistosa película del griego Giórgos Lánthimos. Y American Fiction se colaba en la fiesta para arrebatarles tanto a Nolan como a Greta Gerwig y Noah Baumbach la estatuilla a mejor guión adaptado. "Tal y como va la cosa parece que tampoco había tanto por lo que rivalizar", bromeó entonces Blunt.
La redención de Downey Jr.
Pero según fue discurriendo la gala, conducida de manera ágil y brillante por Jimmy Kimmel, la indiscutible favorita comenzó a recibir premios. Al de montaje –Jennifer Lame, primera nominación y primer Oscar–, fotografía –Hoyte van Hoytema– y música original –segunda estatuilla para Ludwig Göransson– siguió el de actor de reparto para Robert Downey Jr., el hijo pródigo de Hollywood, que tras una vida de escándalos y su posterior redención vía blockbusters ha conseguido el Oscar con su tercera nominación. "Gracias a mi horrible infancia y a la Academia, y a mi veterinaria, quiero decir, a mi mujer, que me recogió del refugio de animales y me devolvió a la vida", bromeó desde el escenario mirando a su esposa desde 2005, la productora Susan Levin. "Y al abogado que se ha pasado la mitad de mi carrera consiguiendo que me aseguraran en los rodajes y que no me metieran en la cárcel".
Si Downey era favorito en su categoría, lo era mucho más su compañero Cillian Murphy. El actor de Peaky Blinders, que ha trabajado en varias ocasiones con Nolan –Batman, Origen, Dunkerque– ha agradecido al director su "viaje más satisfactorio" como intérprete y ha dedicado el premio como mejor protagonista masculino a todos "los que luchan por la paz". Un alegato sin referencias explícitas que se sumó a los botones rojos que adornaban algunas solapas y pechos de los asistentes –Billie Eilish, Ramy Youssef, Mark Ruffalo– reclamando un alto en fuego en Gaza.
La reivindicación contra la guerra en Oriente Próximo alcanzó su punto culminante cuando Jonathan Glazer recogió el Oscar a la mejor película internacional por La zona de interés, su sutil y estremecedor relato de la vida cotidiana en la colonia de oficiales de Auschwitz.
El realizador británico y judío no ha podido evitar que le temblaran las manos mientras leía su discurso, en el que ha reclamado el fin de la muerte de inocentes en Palestina. Le observaba entre lágrimas desde su butaca la actriz Sandra Hüller, nominada a mejor actriz por su papel como esposa del comandante del campo.
El premio a la mejor interpretación femenina ha correspondido finalmente a Emma Stone en detrimento de la otra gran favorita, Lily Gladstone, protagonista de Los asesinos de la luna de Martin Scorsese, que aspiraba a ser la primera nativa americana en conseguir un Oscar.
Con la voz ronca y un roto en la espalda de su vestido de Vuitton, Stone ha querido compartir su segundo Oscar –el primero lo consiguió en 2017 por La La Land– con todas sus compañeras de nominación y con el equipo de la película –"Lo mejor del cine es que todos trabajamos a una"– y ha agradecido a Giórgos Lánthimos haberle hecho el regalo de su vida con el personaje de Bella Baxter.
España en blanco en los Oscar más europeos
El realizador griego ha encabezado el nutrido contingente europeo que en esta edición ha contado con el interés y el favor de la Academia. Otro caso ha sido el de la francesa Anatomía de una caída, que tras ganar el año pasado la Palma de Oro en Cannes ha recibido el reconocimiento al mejor guion original. "Este premio me va a ayudar con mi crisis de la mediana edad", ha bromeado la realizadora Justine Triet acompañada de su pareja, Arthur Harari, con quien escribió el guion "entre los pañales" de su hijo recién nacido y en plena pandemia.
En el año de la diversidad, con tres películas de habla no inglesa nominadas al máximo galardón, las películas españolas se han ido de vacío. Pese al esfuerzo promocional de Netflix, La sociedad de la nieve de Juan Antonio Bayona no ha logrado ninguno de los dos premios a los que optaba, mejor película internacional y mejor maquillaje y peluquería. Tampoco Robot Dreams, que aspiraba al galardón a mejor película de animación, y que ha recaído en El chico y la garza, del maestro Hayao Miyazaki.
De Spielberg a Nolan
En el trigésimo aniversario del premio a La lista de Schlinder, ha correspondido a Steven Spielberg entregar la estatuilla a Christopher Nolan. Después de ocho nominaciones, el visionario realizador de Memento, Origen, Interestellar, Dunkerque o la penúltima y más oscura trilogía de Batman ha recogido el testigo del maestro, consiguiendo por fin el premio que se le resistía desde hacía dos décadas. El británico ha compartido su triunfo con "Emma Thomas, productora de todas nuestras películas y de nuestros hijos", antes de que ella misma recibiera de manos de Al Pacino –que vaciló y quizá se precipitó al abrir el sobre– el premio a la mejor película.
Todo ello en una gala fluida pero con pocos momentos para el recuerdo: el luchador John Cera entregando desnudo el premio al vestuario; Arnold Schwarzenegger y Danny DeVito recordando sus tiempos de supervillanos en Batman mientras su enemigo, Michael Keaton, les miraba con cara de póker ante la carcajada general; o los responsables de los efectos especiales de Godzilla Minus One peleándose con el inglés durante los agradecimientos. Kimmel bromeó sobre el hecho de que Jodie Foster y Robert de Niro volvieran a estar nominados a la vez 48 años después de Taxi Driver –"antes podía ser su hija, ahora podría ser su novia"– y respondió en directo a un mensaje de Donald Trump criticando su manera de presentar los premios.
También hubo tiempo para la solidaridad con Ucrania con el premio y la ovación cerrada al documental 20 días en Mariupol, del periodista Mstyslav Chernov. Pero quizá el momento estelar de la gala fue cuando Ryan Gosling interpretó "I'm Just Ken", el tema que canta en Barbie, en modo karaoke, rodeado de un batallón de Kens vestidos de frac homenajeando a Marilyn en Los caballeros las prefieren rubias y con Slash, de Guns N' Roses, haciendo el solo de guitarra y con todo el auditorio en pie. Barbie se fue casi de vacío, pero sigue contando con el favor del público, dentro y fuera del Kodak Theatre.
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