En los años 60 llegaron a Hollywood nuevos aires desde Europa que renovaron a una industria en crisis en la que los grandes estudios habían relegado a un segundo plano al arte en pos del negocio. Corrientes como la nouvelle vague, el free cinema de los jóvenes airados, o los autores llegados desde el otro lado del muro influyeron directamente en lo que posteriormente se conoció como el Nuevo Hollywood.
De los Jean-Luc Godard o François Truffaut franceses, a los Michael Caine o Tony Richardson británicos, pasando por los soviéticos Roman Polanski o Milos Forman, el aterrizaje de aquellas figuras en "la tierra de las oportunidades" fue el germen de los Scorsese, De Palma, Coppola o Spielberg que vinieron después.
El camino ida y vuelta a través de los dos continentes volvía a ser crucial para el intercambio cultural, favoreciendo la calidad y la experimentación creativa a los dos lados del Atlántico.
Actualmente la crisis que atraviesa la industria cinematográfica en los Estados Unidos viene por razones distintas y cada vez más globales: las huelgas de guionistas, la amenaza de la IA, las plataformas de streaming o asuntos como el Me too.
Cuestiones, todas ellas, que han influido indudablemente en la creatividad y frescura de sus películas. Resulta en cierto modo ambicioso pensar que hoy en día puede estar ocurriendo algo parecido a lo que ocurrió en los 60, pero la realidad es que Hollywood continúa en vistas de una renovación que no llega y, lo que ha quedado claro tras esta edición de los Oscar es que Hollywood vuelve a mirar con interés hacia Europa.
La vencedora indiscutible de este 2024 ha sido Oppenheimer y sus siete estatuillas, que se lleva el gato al agua en su particular duelo con la Barbie de los récords de recaudación en salas, cuyo palmarés se tiene que confirmar con la mejor canción. Sin embargo, si miramos al resto de grandes premios y nominaciones hay un factor común que empieza a brillar con fuerza y es la europeización de los Oscar.
En concreto, hay tres películas que han destacado con galardones importantes como ha sido el caso de Pobres criaturas, La zona de interés o Anatomía de una caída. Un griego, un inglés y una francesa que, más allá de lo previsible de Oppenheimer, han alcanzado el máximo reconocimiento de la Academia.
Multiculturalidad y vanguardia en los creadores europeos
Pobres criaturas es, probablemente, una de las películas formal y temáticamente más arriesgadas de los últimos tiempos. Una comedia negra con fuertes toques de erotismo que aborda la idea del 'buen salvaje' desde una heterodoxa perspectiva feminista. Verla supone un viaje de difícil clasificación en el que la actuación libre y despojada de prejuicios de Emma Stone engancha de manera hipnótica. De producción irlandesa-británica y dirigida por el griego Yorgos Lánthimos, esta excéntrica fábula, que ya ganó el León de oro en Venecia, se ha alzado con cuatro estatuillas, convirtiéndose en la gran triunfadora de la noche por detrás de la película de Nolan.
La zona de interés, por su parte, llegaba al Dolby Theatre de Los Ángeles con la premisa de ser una película sobre el Holocausto en la que la experimentación narrativa deja fuera de plano todo aquello que solemos relacionar con las cintas de nazi.
El filme, dirigido por el inglés Jonathan Glazer cuenta con un elenco alemán de lujo liderado por una gran Sandra Hüller. Una mirada fresca y original que ha sido capaz de resignificar un género tan manido y sensible, con el merecimiento de dos premios Oscar, el de Mejor Película Extranjera y Mejor Sonido.
Si La zona de interés era una película inglesa hablada en alemán, la francesa Anatomía de una caída compartía protagonista con otra soberbia interpretación de Sandra Hüller, y en ella se habla inglés, francés y alemán.
El filme, dirigido por Justine Triet y coescrito con Arthur Harari, ha conseguido revalidar en la Academia de Hollywood el prestigio cosechado en Cannes con su Palma de Oro. El Oscar a mejor guion premia la complejidad y dinamismo de una película de juicios muy bien cerrada en la que nada es lo que parece.
La mejor película extranjera también es europea
Otro hecho relevante a la hora de valorar la influencia europea en estos premios Oscar es que prácticamente casi todas las películas extranjeras que optaban a la estatuilla tenían procedencia europea. Quitando la japonesa Perfect days, que está dirigida y coescrita por Wim Wenders, el resto de nominadas: la ganadora, La zona de interés, la representante española La sociedad de la nieve, la alemana La sala de profesores, y la italiana Yo capitán; todas ellas están producidas por el viejo continente. Por lo que, ganara quien ganara, iba a ser europea.
Además, entre las 10 cintas nominadas a Mejor Película, estaban también las tres ganadoras europeas: La zona de interés, Pobres criaturas y Anatomía de una caída, en una selección diversa y abierta en la que también figuraba Vidas pasadas, de la coreana Celine Song.
Cillian Murphy y Sandra Hüller, dos intérpretes que han dejado huella
En cuanto a las interpretaciones más celebradas de esta edición, ya se ha mencionado la de Emma Stone en Pobres criaturas, pero no hay que olvidar que uno de los grandes premios de Oppenheimer, el de Mejor actor ha recalado en Cillian Murphy, un "orgulloso irlandés" que no ha tenido que dejar su Irlanda natal para desarrollar una productiva carrera dentro y fuera de las islas. De hecho, cabe destacar que uno de sus primeros papeles protagonistas le llegó con uno de los últimos representantes del free cinema inglés con Ken Loach en El viento que agita la cebada (2006). Aunque su cara se volviera archiconocida por ser Tommy Shelby en Peaky Blinders.
Sin Oscar pero dejando una huella imborrable en esta edición, estará la anteriormente mencionada Sandra Hüller, una muy digna competidora de intérpretes de la talla de Emma Stone o con Lily Gladstone, que ha protagonizado dos de las películas premiadas. Este año quedará marcado en la trayectoria de actriz alemana, cuyo talento ha sido reconocido por todo el mundo. No sorprenderá ver su nombre entre las próximas grandes producciones.
Está por ver qué influencia tendrá esta destacada presencia europea en los premios por excelencia del séptimo arte y, sobre todo, si es una tendencia que termina por consolidarse o se trata de un hecho puntual. El hecho es que Hollywood es cada vez más global y en su capacidad para mirar más allá de su ombligo puede estar, una vez más, la fórmula para reinventarse y superar la enésima crisis de su historia.
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