El 14 de septiembre de 1977 falleció Sandra Mozarowsky (cuyo nombre completo era Alexandra Elena Mozarowski Ruiz de Frías) por las lesiones cerebrales que sufrió al precipitarse semanas antes desde la terraza de su casa, en el número 3 de la calle Álvarez de Baena, cerca del Paseo de la Castellana.
La versión oficial sobre su muerte dicta que se cayó por un desafortunado accidente al regar sus plantas, aunque siempre se ha especulado sobre si la empujaron terceras personas o si se tiró ella misma, versión descartada por gran parte de su entorno.
En ese momento, Sandra tenía 18 años, una carrera que empezaba a despuntar como actriz y un embarazo de seis meses. Según diversas fuentes, citadas en el documental Salvar al rey (HBO Max) que ilustra el pacto de silencio de la prensa con la familia real española hasta la primera década de los 2000. Según dichas fuentes, la joven esperaría un bebé de Juan Carlos I y recibió todo tipo de extorsiones y presiones en sus últimas semanas con vida para que abortase.
El supuesto romance secreto apareció también en un libro sobre la familia real española escrito por Andrew Morton, biógrafo de Lady Di, y en la novela El asesino tímido de Clara Usón. Pasando a la pantalla, también recoge parte de la historia la serie Cristo y Rey. En ese caso, Sandra, interpretada por Anna Canepa, asiste al estreno de la película Call Girl (La vida privada de una señorita bien) junto a Bárbara Rey, con quien compartía créditos. Entonces, Bárbara le pregunta si no estará embarazada, y su compañera, de 18 años, responde que sí.
En el tercer episodio, que gira en torno a cómo Bárbara Rey dejó su relación con el hoy rey emérito, la serie muestra cómo Sandra Mozarowsky murió en trágicas circunstancias. Sobre sus últimos días reflexiona La última noche de Sandra M., película que llega a Filmin este viernes 29 de marzo y que ofrece un trabajo impecable y conmovedor de Claudia Traisac (La llamada, Paquita Salas, Vivir sin permiso...) para darle vida a la que algunos llegaron a considerar la Ornella Muti española, aunque no tuvo vida suficiente para rodar tantas películas como la italiana.
"Esta no es una biografía de Sandra, ni mucho menos un relato fidedigno de los acontecimientos tal cual sucedieron, ya que nadie sabe bien qué pasó. Este es solo un modesto homenaje a una joven de 18 años que quería ser actriz", advierte el dosier de la película.
El filme comienza mostrando la tierna relación de Sandra con su madre, quien trata de disuadirla de ser actriz; y su extrañeza al ver su vientre hinchado para terminar con el descenso a los infiernos enmarcado por la soledad, el alcohol o las pesadillas al entender que ni para ella ni para su hija — Sandra se muestra convencida de que el bebé que espera es una niña— hay futuro.
Pese a las licencias creativas, la película enseña las innegables vejaciones a las que se veían sometidas algunas actrices del llamado destape en una época en la que la idea de que existiera una figura como el coordinador de la intimidad resultaba una quimera.
Así, aparece Sandra con 17 años forcejeando con un director de cine que no le da opción a quitarse las bragas sin haberlo pactado antes, contando que perdió un papel por negarse a ir sola con otro cineasta a un Parador cuando tenía 15 años o enfrentándose a un periodista que le pregunta si se retira "por estar llenita".
También, y siguiendo una de sus últimas entrevistas reales, se ve a la intérprete repitiendo hasta la saciedad que quería retirarse un tiempo para formarse en cine y dejar de sentirse como "un objeto" al servicio de los hombres al que solo le ofrecen desnudarse delante de las cámaras.
En otra escena y en conversación con su amiga Inma de Santís, interpretada por Georgina Amorós, desvela cuáles eran sus planes: irse a Londres, aprender inglés y ser madre de Adela —por La casa de Bernarda Alba—, una niña que podría ser lo que quisiera… menos monja.
Hija de una española y un diplomático ruso (de ahí su apellido), Sandra Mozarowsky nació en Tánger en octubre de 1958, aunque sus padres se mudaron rápidamente a Madrid. Con solo nueve años apareció en la película El otro árbol de Guernica, que según dijo le hizo percibir su vocación. Pasó una época centrada en sus estudios y posteriormente protagonizó cintas como Beatriz y algún capítulo de la serie Curro Jiménez.
En sus comparecencias, que empezaron a ser más que habituales poco antes de que falleciera, se mostraba como alguien adelantada a su tiempo, que no creía en "las ataduras del matrimonio", pero sí en el amor, en las conexiones humanas y en el sexo.
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