Si, por algún casual, tuvieras que contratar a un tipo para que se encargue de eliminar a tu peor enemigo, ¿cómo te imaginas que sería? Esa es la pregunta que se estuvo haciendo Gary Johhnson durante gran parte de su vida para acabar convirtiéndose en el asesino a sueldo profesional más famoso de Houston (Texas). Un experto en el arte de matar a quien confiarías la responsabilidad de disparar, apuñalar, trocear, envenenar o asfixiar a enemigos laborales, sentimentales y personales.
Para sus clientes, era como un personaje salido de una película. Una especie de lobo solitario, misterioso, calculador y con la pizca de locura suficiente como para dar fe de que uno estaba ante el hombre adecuado. Un mercenario discreto y meticuloso a quien podrían confiar la difícil tarea de quitar una vida sin ser descubiertos. La cuestión es que, pese a cumplir con todos los requisitos imaginables, lo que verdaderamente se le daba bien a Johnson era fingir que era ese tipo, mientras trabajaba como topo de la policía para prevenir potenciales asesinatos y terminar metiendo entre rejas a sus clientes.
Esta es la historia, publicada en 2001 en el Texas Monthly, que inspiró a Richard Linklater para escribir, junto al actor Glen Powell, su última película, Hit Man. Ahora, su legado pasa a la gran pantalla para materializar en el cine, una auténtica vida de película.
Cuentan quienes trabajaron con Johnson que era un auténtico camaleón, que desarrolló una serie de alias y complejos personajes para sí mismo, con una especie de capacidad innata para ganarse la confianza de la gente y hacerles confesar.
La otra cara de la moneda mostraba a un profesor de psicología tranquilo y con una vida privada reservada, que, en sus ratos libres, se dedicaba a cuidar de su jardín y de sus gatos, Id y Ego. El tipo de persona a quien sus vecinos catalogarían como "el típico que siempre saludaba". Sin embargo, tras la careta de la discreción, Johnson ayudó a la policía a detener a más de 60 personas que trataron de contratar a un asesino a sueldo.
De la teoría a la acción
Criado en la Luisiana rural, tuvo una infancia aparentemente normal y tranquila. Su primer contacto con las fuerzas del orden fue en Vietnam, donde pasó un año trabajando como policía militar, para después trabajar durante un breve período de tiempo como ayudante del sheriff en Luisiana.
En la década de los 70 empezó a trabajar para la policía de Port Arthur (Texas), e hizo sus primeros pinitos como infiltrado ayudando a las autoridades a detener a traficantes de drogas, descubriendo que se le daba muy bien eso de adoptar otras identidades. Sin embargo, lo de cazar a los malos no era su gran ambición. Johnson quiso dar clases de psicología en la universidad, pues su objetivo pasaba por seguir analizando el comportamiento humano, desde una perspectiva segura y académica. Atendió a cursos nocturnos en la McNeese State University, en Lake Charles (Luisiana), y acabó obteniendo el máster en psicología.
En 1981 se mudó a Houston con la esperanza de doctorase en psicología por la Universidad de Houston. Fue rechazado y acabó entrando a trabajar como investigador para la oficina del fiscal del distrito. Allí empezó haciendo trabajo de papeleo, reuniendo pruebas físicas y buscando testigos para los juicios. Rastreaba automóviles robados y colaboraba en vigilancias encubiertas.
Gary Johnson, el sicario más famoso de Texas
En 1989, la Policía de Houston recibió el aviso de que Kathy Scott, una técnica de laboratorio de 37 años, estaba buscando a un asesino a sueldo que pudiera matar a su marido. El departamento se puso en contacto con la oficina del fiscal del distrito para preguntar si había alguien capaz de infiltrarse como en casos de asesinato a sueldo.
«Gary, eres nuestro asesino a sueldo», le dijo su jefe, quien sabía de sus trabajo en el pasado como "topo". Johnson, no solo aceptó el reto, sino que se tomó muy en serio el encargo, inventándose un nombre y un personaje falsos. Ahora era Mike Caine y tenía el aspecto de motero chungo, con vaqueros rotos y una calavera de plata colgando del cuello.
Quedaron en una bolera, en un barrio con mala fama, la mujer le ofreció 2.500 dólares por "matar al imbécil de su marido" y una confesión de tentativa de homicidio por la que acabó dando con sus huesos en prisión.
Celos, ajustes de cuentas y herencias
Aquel caso fue paradigmático y convirtió a Johnson en una especie de estrella policial, provocando que departamentos de policía de todo Texas solicitaran sus servicios encubiertos. Fue así como terminó manteniendo una especie de doble vida, entre los 90 y la primera década de los 2000, trabajando como asesino a sueldo encubierto mientras ejercía de profesor de psicología en un colegio comunitario local.
Historias truculentas de celos, ajustes de cuentas o herencias en la que Johnson y sus múltiples personalidades se convertían en confidente y delator. Un hombre que encargó el asesinato de su esposa para conseguir la custodia de sus hijos, una mujer despechada que quería que Johnson matara a su amante casado por negarse a dejar a su mujer por ella, cada relato supera al anterior. Uno de los más sonados fue el de un padre que pidió a Johnson que matara a su mujer y a su hijo pequeño para poder cobrar las pólizas del seguro de vida, o el de un estudiante de secundaria que ofreció a Johnson videojuegos y algunas monedas a cambio de matar a un compañero rival.
Aunque el caso más famoso fue el de Lynn Kilroy, mujer del magnate petrolero Billy Kilroy. El divorcio no era una opción asequible, Kilroy odiaba a su marido pero quería quedárselo todo y pagó a Johnson una suma de 200.000 a cambio de que se encargara de hacerlo desaparecer.
Todo el mundo quiere ver a alguien muerto
«Era la misma historia de siempre», afirmaba Johnson en una entrevista para The Washington Post en 2001. «Los ricos quieren más, los pobres quieren más. Todos queremos más. Demasiado nunca es suficiente».
Amas de casa, contables, gente que va a la iglesia todos los domingos e incluso a un imitador de Elvis. Su empleo secreto le proporcionaba un trabajo de campo envidiable para sus ambiciones académicas. Con el tiempo se dio cuenta de que nadie era inmune al oscuro deseo de que un asesino a sueldo hiciera desaparecer sus problemas en un instante.
«La mayoría se han pasado la vida viviendo dentro de la ley -explicaba Johnson-, muchos de ellos ni siquiera han recibido una multa de tráfico. Sin embargo, han desarrollado tal frustración con su lugar en el mundo que piensan que no tienen otra opción que eliminar a quienquiera que esté causando su frustración. Todos buscan la solución rápida, que se ha convertido en la clave del estilo de vida estadounidense. Hoy en día la gente puede pagar para que le arreglen la televisión y le recojan la basura, así que ¿por qué no pueden pagarme a mí, un asesino a sueldo, para que les arregle la vida?».
Y para destaparles siempre estaba él y su capacidad camaleónica. «Gary es un gran intérprete capaz de convertirse en lo que haga falta en cualquier situación. Nunca se pone nervioso y nunca dice lo que no debe. De algún modo, es capaz de convencer a gente rica y no tan rica, con éxito y sin él, de que él es el auténtico. Siempre los engaña».
La versión cinematográfica de una vida de película
La versión que han ideado entre Richard Linklater y Glen Powell, quien también la protagoniza interpretando al propio Johnson, es un homenaje a su historia en clave de comedia negra, que deconstruye en cierto modo el glamour de las películas de sicarios.
"Al público le gustan los personajes que actúan como lobos solitarios. Se trata de creer, es divertido y empoderador pensar que existen este tipo de personas a las cuales acudir y ordenar que aniquilen a quienes queremos, sin consecuencias", afirmaba el propio Linklater en su presentación oficial en España como clausura del BCN Film Festival.
Sin embargo, a pesar de tener una base real, la película es 100% Linklater gracias a sus pulidos e ingeniosos diálogos, el continuo juego entre realidad y ficción y, por supuesto, el romance que mantienen los personajes de Powell y Adria Arjona, cuya química alcanza un nivel de erotismo que va más allá de la sugerencia. Esta última parte de la sinopsis, por cierto, no tiene nada que ver con la realidad, Johnson nunca propaso los límites de la profesionalidad.
Lo que sí incluye el filme, a pesar de tener un carácter eminentemente de entretenimiento, son una serie de conflictos morales, sociales y filosóficos que convierten esta comedia romántica con apariencia de parodia noir, en algo más que un divertimento.
"Gary Johnson fue un personaje real, un profesor universitario. Leí un artículo sobre su vida y me intrigó mucho la manera que tenía de ganarse la vida. Glen y yo pensamos que podía convertirse en una película de ficción en la que el centro de todo ello era la identidad" descubrió Linklater en la presentación.
Hit Man se estrena este viernes con la premisa de ser la película más cara de Netflix en lo que va de año, tras comprar sus derechos por 20 millones de dólares. Su paso por festivales ha sido un auténtico éxito y lo mismo se espera de su estreno en salas y plataformas. Porque, aunque el verdadero Gary Johnson murió en 2022 y no pudo verla terminada, el resultado de todo ese trabajo de campo en la parte más baja de la naturaleza humana ha dado como resultado un filme tan disparatadamente curioso como su propia historia.
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