Si la única forma de juzgar lo buena o mala que es una película se midiera conforme a la duración de la ovación que recibe cuando termina, Pedro Almodóvar ya se hubiese embolsado el León de Oro en Venecia después de los 17 minutos de aplausos que hubo tras la proyección de La habitación de al lado. Pero ni la moda de cronometrar las ovaciones puede convertirse en una vara de medir fiable, ni este tipo de eventos suelen reflejar una muestra representativa, más allá de una industria esencialmente endogámica.
Por eso, una vez se consumió la emoción del momento y los críticos, encargados de realizar el primer acercamiento con el público general, se pusieron a escribir, la disparidad de opiniones se alejó bastante de la aparente unanimidad demostrada en la Sala Grande del filme.
No era un ejercicio sencillo, después de un par de cortos curtiendo su inglés La voz humana (2020) y Extraña forma de vida (2023), el manchego se atrevía con su primer largo íntegramente escrito y dirigido en la lengua de Shakespeare con el objetivo de adaptar al cine la novela Cuál es tu tormento de Sigrid Nunez. Para ello ha contado con la ayuda dos gigantes de la interpretación, Tilda Swinton y Julianne Moore, como protagonistas. Dos amigas que deciden pasar juntos los últimos días de una de ellas reflexionando, entre flashbacks, sobre la amistad, la maternidad y la muerte.
Con las primeras críticas ya publicadas a lo largo de este martes, la sensación que deja la película es contradictoria y extraña, con muchas de ellas fijándose en su manera de utilizar el lenguaje. Igual que su último largometraje, Madres paralelas (2021) encontró más apoyo fuera que dentro de nuestro país, ahora la crítica también se divide, aunque con algunas similitudes, entre anglófonos y españoles.
El problema del lenguaje
El principal problema al que aluden tanto las buenas como las malas reseñas publicadas en medios internacionales pasa por el uso del inglés de Almodóvar. "Un arbusto español de invernadero trasplantado a un suelo extranjero pedregoso. Se marchita y se cae; casi se rinde. Y cuando florece, parece un pequeño milagro. La fragilidad de la película es lo que la hace tan hermosa", dice The Guardian, con su generoso 4/5.
En la misma línea va la de Vanity Fair, donde se tilda el lenguaje de La habitación de al lado de ser "rebuscado y demasiado formal". "Las ideas de los personajes parecen sacadas de una página en lugar de nacer de su imaginación. Cuesta un poco, pero una vez te has acostumbrado a la peculiar cadencia de la película, La habitación de al lado se filtra y se afianza", recoge la revista estadounidense.
Puede que muchos de ellos tengan parte de razón, pero la verdad es que los diálogos en Almodóvar siempre han tendido a la exageración con algo de sobredramatización. Un recurso marca de la casa que ha sabido utilizar con acierto durante toda su carrera manteniendo la espontaneidad natural de su estilo sobrecargado.
Otras críticas menos generosas no han dudado en tumbar la película por razones que van más allá del lenguaje. "Muchos esperaban la primera película de Almodóvar en inglés, pero es difícil decir si la espera ha merecido la pena", sugiere la de Cineuropa que define el filme como "frío". Y si en The Guardian todo eran alabanzas, el medio inglés ideológicamente opuesto The Telegraph es el más duro con el manchego. "Una decepción torpe", se puede leer en el titular de la reseña, mientras que en el interior se dice que la película es "deprimentemente floja, y no sólo por razones lingüísticas" y que "a menudo tiene la sensación de estar viendo a un Woody Allen mediocre con el contraste subido".
En España, aceptación generalizada, aunque también hay peros
En la prensa española, la acogida general ha sido buena, prácticamente nadie se ha fijado en el asunto del lenguaje, aunque tampoco parece que nadie se atreva a hablar de una obra brillante. La crítica de Tomasso Koch en El País, por ejemplo, utiliza el verbo convencer, dibujando su crítica como un recorrido con más luces que sombras, pero sin obviar estas últimas. "Igual que sucedía en Madres paralelas, las piezas no encajan, situaciones y diálogos resultan forzados. Un pequeño flashback dedicado a un soldado supone, probablemente, el momento más bajo del largo. Justo entonces, sin embargo, la película empieza a levantarse", escribe Koch.
Una idea, la de película que va de menos a más, que se repite en muchos de los textos publicados tanto en España como en el extranjero. Algo que explicaría ese éxtasis final que se pudo ver tras su proyección en Venecia y los 17 minutos de aplausos y ovaciones.
Por el contrario, Luis Martínez, crítico de cabecera de El Mundo, evita enredarse en comparaciones y valoraciones demasiado personales definiendo el filme como "una sinfonía de dos rostros convertidos en un mapa tan perfecto que acaba por ser él mismo el territorio, el territorio del alma".
Y esta es la tónica general seguida en nuestro país que han apoyado también medios especializados como Fotogramas y su puntuación de 4/5 o Kinótico y el "aprobado con nota en inglés de Almodóvar". Una vez más la crítica ha quedado fascinada con una de las vacas sagradas de nuestro cine, generando mucho optimismo y satisfacción con el hecho de que el de Calzada de Calatrava "lo haya vuelto a hacer".
El punto fuerte: las protagonistas y la fidelidad al estilo
Más allá de que las valoraciones generales hayan sido más buenas que malas, en lo que prácticamente han coincidido la mayoría de las críticas ha sido en el elogio al buen hacer de las dos actrices escogidas por Almodóvar para protagonizar su película. Julianne Moore y Tilda Swinton, con especial hincapié en esta última, han aguantado el peso actoral de una cinta llena de primeros planos, donde la contención emotiva en el tratamiento intelectual de un tema tan profundo y amargo como la muerte llevan la expresividad emocional a la mínima expresión.
La fotografía Edu Grau, la música de Alberto Iglesias y las comparaciones con el maestro del melodrama Douglas Sirk también son una constante, aparte del inconfundible colorido, la sensibilidad visual y el gusto estético tan lírico y propiamente alomodovariano. Todo ello en una película que se encuadra dentro de su filmografía como una especie de continuación de la aclamada Dolor y gloria (2019), filme donde conceptos como el final del camino y la inevitabilidad de la muerte entraron con fuerza en su obra.
El Almodóvar más político
Esta etapa en el cine de Pedro Almodóvar que empezó con Volver (2006) y algunos han tenido a bien llamar "introspectiva", también está siendo ahora en la que más se está prodigando a la hora de introducir los temas que marcan la agenda política. "Las películas que estoy haciendo son una respuesta a los discursos de odio en España y en todo el mundo" reafirmaba en la presentación en Venecia un Pedro Almodóvar muy comprometido políticamente en sus últimas declaraciones públicas, como en los Goya.
Porque, aunque el carácter social de su cine no es nada nuevo y tampoco ha escondido nunca sus afinidades ideológicas, sus dos últimos largometrajes son en los que más evidente se hace palpable la necesidad de incluir un discurso propiamente político. Si en Madres paralelas trató, entre otros, el tema de la memoria histórica, La habitación de al lado es una película cuyo argumento se posiciona muy claramente a favor de la eutanasia.
Por eso, también se entiende que muchas de las críticas que se han publicado hasta el momento sobre la película puedan tener, para bien o para mal, una impresión sesgada por razones extracinematográficas. Y es que, por mucho que sean una primera toma de contacto necesaria, las críticas, como todo en este arte, son caprichosas y terminan respondiendo a gustos personales.
Por el momento, mientras seguimos ilusionándonos o decepcionándonos con las noticias que nos llegan de Venecia, en España tendremos que esperar al 18 de octubre para ver cómo responde el único crítico que cuenta de verdad y al que más cuesta agradar: el público.
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hace 3 meses
La más guapa de las tres de la foto es la de la derecha.
hace 3 meses
Este gordo defraudador de impuestos hace películas que son una auténtica m¡erda.
hace 3 meses
Que este señor hable de discursos de odio es de traca, los únicos que hacen renacer el odio y el guerracivilismo son los de la ceja y adláteres adoradores de Narciso Sánchez, que viven de las subvenciones con películas que no ve nadie por que son auténticos bodrios.
Vamos a olvidar la p… guerra civil y mirar hacia adelante. Por cierto Almodóvar me recuerda a un frigopie