Tener un pueblo es esencial para los españoles. Ese lugar del que eres pero donde ya no estás y vas siempre que quieres salir del agobio de la ciudad. Muchos de los grandes escritores de nuestro país tenían ese tesoro, ese pueblo del que se fueron para prosperar y al que volvieron. Otros incluso se asentaban en verano en alguno que no era el suyo. En El Independiente hacemos un repaso de algunos de los escritores más ligados a su tierra:
Pardo Bazán - Sada
El Pazo de Meirás no siempre fue de los Franco. Emilia Pardo Bazán lo heredó de su familia y fue la encargada de construir la mítica torre que ahora está vacía pero que ella llenó de libros. Se encuentra en Sada, un municipio de La Coruña, ciudad en la que nació la escritora, y el lugar elegido por ésta para pasar sus vacaciones. Para leer.
Pardo Bazán volvía al pueblo y lo hacía para ser feliz. Allí se casó con José Quiroga y Pérez Deza y donde, cuentan, creó gran parte de sus trabajos literarios. Incluso este lugar la inspiró para Los pazos de Ulloa. "En donde me hallo mejor para sentir esta grata fiebre de la creación artística es aquí, en la vieja Granja de Meirás, en este rincón apacible de las risueñas Mariñas", escribió, sin saber que aquel rincón apacible sería años después el símbolo de un poder sobredimensionado.
Juan Ramón Jiménez - Moguer
El 23 de diciembre de 1881 nacía en Moguer, Huelva, Juan Ramón Jiménez. Sus padres eran comerciantes de vino y él se educó en la escuela de este municipio. Aunque no tardó en largarse a Madrid, donde pensó que tendría más éxito escribiendo, tendría que volver a su lugar de origen cuando falleció su padre y la ruina llegó a su familia.
Era 1905 y comenzaba la etapa más fructífera literariamente del andaluz. Las obras que escribe durante los años que pasa en la casa donde nació le llevan a volver a la capital con más fuerza, como un referente. Sería allí donde le daría forma a Platero y yo, la obra más vinculada del autor con Moguer, y donde se convertiría en uno de los grandes admirados por la generación del 27.
Ahora su casa es Bien de Interés Cultural y alberga un museo que narra la historia de Moguer y la importancia de este lugar para el poeta. Las calles de la ciudad están repletas de citas de Juan Ramón Jiménez y el turismo se ha convertido en literario. Todos quieren conocer el lugar que no dejó escapar a uno de los mejores de nuestra literatura.
Miguel Hernández - Orihuela
De toda esta lista, Miguel Hernández es el poeta que más unido estuvo a su lugar de origen. La familia del poeta, que despuntó desde muy pequeño en sus estudios, le obligó a dejar el colegio para dedicarse al negocio familiar: la cría de ganado caprino.
Fue en los campos de Orihuela, pastoreando, donde Hernández adquirió el vicio de la lectura y comenzó a escribir. El valenciano no salió de su pueblo hasta los 21 años y siempre lo mantuvo en una obra que se centraba en la naturaleza.
Miguel Delibes - Molledo
Molledo sufrió un colapso cuando a Miguel Delibes se le ocurrió ficcionar lo que ocurría en aquel pequeño pueblo cántabro. Lo hizo en El camino, que se publicó en 1950 y ganó el Premio Nadal. Desde entonces, se ha convertido en un lugar de peregrinación.
El amor de Delibes por esta localidad le viene de cuna. Nació y veraneó en él durante toda su vida. Allí cogía la bicicleta para recorrerse 100 km hasta Sedano, el lugar en el que Ángeles, que luego se convirtió en su mujer, pasaba los veranos con sus padres.
Ahora, allí viven 1700 habitantes en todo el municipio, en Molledo "capital" no llegan a los 500. No ha cambiado tanto desde Delibes.
Carmen de Burgos - Rodalquilar
Fue el lugar donde nació, donde vivió muchos años y donde huía cuando a su marido le daba por emborrarse y ella tenía que combatir su mala leche y la pérdida de su primer hijo. Carmen de Burgos y Rodalquilar estuvieron unidos durante toda la vida de la escritora. De esa localidad y de El Cabo de Gata se puede apreciar mucho en la obra de la primera periodista, de la conocida por Colombine.
Incluso por su cercanía, escribió otra versión de la historia de los crímenes de Níjar, que inspiró a Federico García Lorca en Bodas de sangre. La suya con final feliz.
Federico García Lorca - Fuente Vaqueros
Fuente Vaqueros es el pueblo donde nació Lorca y donde desde 1976 se celebra un festival en su honor. Su casa a día de hoy se ha convertido en un museo que lleva su nombre.
Aunque Federico García Lorca dejó aquel lugar a los 11 años, su huella aparece en su literatura. Los sueños de mi prima Aurelia, la pieza en la que trabajaba cuando fue detenido en 1936, está ubicada en aquella casa de la localidad granadina.
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