El Museo Sorolla ha presentado este lunes la exposición temporal Cazando impresiones, que quedará abierta al público del 12 de febrero al 29 de septiembre, y que reúne un total de 227 óleos en pequeño formato que reflejan "el disfrute" del pintor por su obra. Los óleos de la muestra -organizada por el Museo Sorolla y la Fundación Museo Sorolla- son imágenes en pequeño formato sobre tabla, cartón u otros materiales, en su mayoría pertenecientes a la colección del Museo Sorolla, pero con la participación de un total de 44 obras de colección particular, casi todas inéditas, como han explicado a los medios las comisarias de la muestra: María López Fernández junto con la directora del museo, Consuelo Luca de Tena y la bisnieta del artista, Blanca Pons-Sorolla.
Como han recordado, a lo largo de su vida, Joaquín Sorolla llegó a pintar cerca de 2.000 óleos sobre cartones o tabillas de muy pequeño tamaño que llamaba "apuntes", "manchas" o "notas de color", un formato que fue cada vez más utilizado a lo largo del siglo XIX por los grandes artistas al recoger con rapidez ideas o impresiones de cosas vistas en obras independientes que iban más allá de un simple boceto. En un principio fueron consideradas obras íntimas o productos inacabados del trabajo del pintor así como pinturas para su "propio disfrute", en palabras de Pons-Sorolla, aunque pronto se apreció en ellas su libertad creativa por lo que empezaron a exponerse y a cotizarse como muestras personales y originales del artista.
Sorolla utilizó estas obras a veces para ensayar composiciones y otras como ejercicio ya que las conservaba en su estudio, sujetas con alfileres cubriendo con ellas paredes enteras para posteriormente enmarcarlas. Precisamente, el museo ha tenido en cuenta cómo enmarcar estas pequeñas obras usando tonos que destaquen en contraste con las paredes, en las que también figuran instantáneas en gran tamaño sobre el estudio del pintor.
La muestra hace un recorrido por la vida de Sorolla desde sus inicios, durante los denominados años de formación y consolidación, entre 1880 y 1903. Así, después de su etapa de formación en Valencia, Sorolla se estableció en Roma como pensionado (1885-1889) y desde allí viajó a París para, a partir de los años de 1890, instalarse en Madrid con su mujer y empezar a presentarse a grandes certámenes en España y el extranjero. En 1903, cuando termina el cuadro Sol de tarde, Sorolla considera que ha encontrado definitivamente su estilo.
Estos primeros apuntes muestran la influencia de Fortuny y los italianos, tanto en su composición como en su manera de utilizar expresivamente las zonas de la madera que deja sin pintar. Las obras de pequeño formato de este periodo le sirvieron como preparación para composiciones más ambiciosas pero paulatinamente cobraron independencia respecto a obras de envergadura pues Sorolla las usó como instrumento paralelo, experimental y como una manera de mirar.
A continuación, la muestra se adentra en la madurez artística de Sorolla (entre 1904 y 1911) al recordar la exposición en la galería Georges Petit de París, en 1906, en la que aborda cuestiones como las variaciones de la luz a lo largo del día y de las estaciones, el color de las sombras, los reflejos y transparencias del agua, los contraluces y las audacias cromáticas, junto con los amplios espacios del mar y las playas. En aquella exposición hubo una abundante representación de sus pequeños formatos, que adquirieron una enorme importancia como soporte de su avidez de experimentación en estos años, como recuerdan desde el Museo.
Decrece la producción de "las muestras de color"
Posteriormente, entre 1907 y 1911, Sorolla realizó numerosas exposiciones individuales: tres en Alemania en 1907, una en Londres de 1908, y en 1909 la gran exposición de la Hispanic Society de Nueva York. Después vinieron otras en Estados Unidos: en la Fine Arts Academy de Buffalo y la Copley Society de Boston; y en 1911, en el Art Institute de Chicago y en el City Art Museum de St. Louis, y en la Exposición Internacional de Roma. El estallido de la Guerra Mundial puso fin a este movimiento.
En estas exposiciones, Sorolla presentó sus notas de color enmarcadas individualmente y les dio un gran protagonismo, mostrando la importancia que él mismo les concedía como obras autónomas e independientes. Pero abastecer todas estas exposiciones obligó a Sorolla a trabajar intensamente en formatos medianos, por lo que paulatinamente decreció su producción de "notas de color".
La etapa de plenitud de Sorolla se inicia en 1912, a raíz del encargo de los murales para la Biblioteca de la Hispanic Society, que consume la mayor parte de su tiempo. Cuando no está pintando para el proyecto, pinta para sí mismo, sobre todo escenas de jardín y playa. En sus últimos años, los apuntes se centran en las playas del norte, especialmente en San Sebastián. "No sólo pintaba paisajes del Levante, también se adentra en paisajes del norte, como Asturias, lejos de las playas y centrado en los bosquees", ha destacado su bisnieta. Es esta etapa de plenitud la que pone el punto y final a la muestra que concluye en 1919.
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