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Sé feliz, te estamos controlando

Portada de 'Happycracia'.

Sonríe, camina erguido, busca la fuerza que hay en tu interior, sé positivo, confía en tí: la felicidad está a tu alcance. Seguro que has escuchado alguno de estos consejos alguna vez, quizá lo has leído en alguno de las decenas de libros de autoayuda que se publican cada año; puede que un amigo te ha sugerido que veas un problema de manera positiva, que quizá es una buena oportunidad para cambiar cosas de tu vida. El mundo puede estar derrumbándose a tu alrededor pero con un enfoque positivo puedes cambiar las tornas a la situación, depende de tí. Quizá lo dijo un gurú o un coach. Es posible que hasta tú te hayas dicho esto alguna vez. Malas noticias, te estabas engañando.

Esta es la conclusión a la que se llega con la lectura de Happycracia (Paidós) de Edgar Cabanas y Eva Illouz, doctores, respectivamente, en Psicología y Sociología. El volumen que tiene previsto ser traducido, de momento, a diez idiomas tiene como principal argumento demostrar cómo se ha introducido la felicidad en el tejido del poder y en la toma de decisiones.

El sufijo -cracia “tiene que ver con autoridad, queríamos mostrar cómo la felicidad se integra en el tejido de poder y se utiliza como criterio principal para tomar decisiones sobre la vida de las personas bajo argumentos siempre de autoridad. En este caso de la autoridad científica que viene ser uno de los grandes aliados de esta idea de felicidad actual”, explica Cabanas a El Independiente.

La expansión en las últimas décadas de la psicología positiva, por todo el mundo, es la razón de la omnipresencia de la felicidad.

La expansión en las últimas décadas de la psicología positiva, por todo el mundo, es la razón de la omnipresencia de la felicidad. Una corriente que, según estos autores, no ha demostrado sus tesis con solidez científica. “En España la psicología positiva ha tenido una amplia repercusión, aceptación y difusión dentro de la academia”, asegura el doctor en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid. Pero su alcance sobrepasa la esfera de la Psicología, “ha tenido mucho impacto en la educación y en el mundo de los negocios, en el marketing y en la psicoterapia”.

La razón por la que la psicología positiva también se ha introducido las empresas la encuentran en el hecho de que las empresas españolas miran a las americanas como referentes y estas son las que han introducido, de forma masiva, la psicología positiva en los trabajadores como forma de control. Trabajadores centrados en sí mismos, en sus logros, su satisfacción; no hay colectivo, no hay clases, no hay comités de empresa.  Si tu director general te pregunta "¿Eres feliz?", es porque quiere ser tu gefe. "En España y en países hispanohablantes se ha extendido esta nueva noción del gefe, con g, ya no es alguien que te manda, que te dirige, que te dice qué hacer: es un gestor de la felicidad que con formas un poco poco aparentemente democráticas parece que se preocupan más de la persona".

Las circunstancias sociales no tienen apenas peso en la realidad de los individuos, nada hay de social en la felicidad

“La felicidad se ha revelado como una forma muy poderosa de control social porque contiene la idea de que es por nuestro propio bien y qué nos hace bien. La idea de felicidad ha venido de alguna forma a secuestrar todos aquellos significados que tienen que ver con lo bueno, con lo adaptativo, con los éxitos y es una forma de responsabilizar a las personas por sus propios éxitos, por la búsqueda de mantenerse de forma saludable, por ser productivo etc. Ofrece una solución a problemas que son estructurales, pero lo hace de manera muy individual, de forma que lo que hace es ocultar o desdibujar la verdadera causa”, explica.

Las circunstancias sociales no tienen apenas peso en la realidad de los individuos, nada hay de social en la felicidad, según las teorías psicológicas de la felicidad que en algunos casos, reflejados en Happycracia, han elaborado mediciones de la felicidad en las que la situación socioeconómica no supera el 10% en el cómputo. De manera que ser hijo de un Grande de España o ser hijo de un funcionario de correos no determina el resultado, porque la felicidad está en tu interior.

Libris de autoayuda

Ideología de la felicidad

El control de esta Happycracia no es un control externo, está en el individuo: se ejerce en “connivencia con las propias personas que se entregan voluntariamente a estas formas de ser, pensar y de sentir. En nuestro libro mostramos que el control es más huxleyano que orwelliano. Huxley temía que el control fuera interno, que nos entregamos, de alguna forma voluntaria hacia esas formas de control, hay agencialidad, las personas lo hacen porque creen que es por su propio bien”.

En este sentido el autor no cree que podamos hablar de dictadura de felicidad, pero sí de ideología de la felicidad. “Es una ideología que ha encontrado en una ciencia muy débil un gran aliado para legitimar su discurso. Podemos hablar de ideología de felicidad en el sentido de que la ideología lo que hace es asumir una propuesta, una idea sobre qué es la naturaleza humana y sobre lo que es debe ser la naturaleza humana y cómo se debe comportar. Qué es el individuo y qué es la sociedad son asunciones que son ideológicas porque no están probadas de ninguna forma, simplemente son formas iniciales de generar pensamientos argumentos, emociones que tienen un horizonte un proyecto político claro con una idea de individuo y sociedad muy claro”, asegura el psicólogo.

una religión del uno mismo, del cree en ti mismo, en tus posibilidades, focalízate y gestiona tu vida interior

Para Cabanas este concepto de felicidad dominante también se puede ver como una forma moderna de religión: “una religión del uno mismo, del cree en ti mismo, en tus posibilidades, focalízate y gestiona tu vida interior y tu vida emocional para volcarla socialmente en la productividad y en la búsqueda del interés propio”.

Una religión con muchos acólitos. “Hay gente muy creyente en este tipo de cuestiones, cuando crees en algo, crees que te va ayudar y crees, fuertemente, que eso te ayuda y que te está haciendo bien. Hay gente que prueba porque son soluciones simples, muchas veces de sentido común. Mucha gente no puede luchar contra sus circunstancias, situaciones que tiene, así que por qué no va a probar una técnica de mindfulness o ser más agradecido o practicar el perdón o escribir las 10 cosas buenas que ha hecho en el día. Bueno, pues si te ayuda, por qué no lo vas a hacer, habrá que probar. Es más fácil que intentar cambiar las circunstancias, pero el problema no lo soluciona”.

Una felicidad cruel

Los autores de este libro que arremete contra los paradigmas de la psicología positiva consideran que “de la misma manera que se conceptualiza la felicidad, como una cuestión de elección propia, esto es, se puede ser feliz si quieres, porque se supone que la ciencia ha descubierto las claves para ser feliz, los que no sean felices no lo serán porque no quieren, porque es una cuestión de voluntad y no tiene nada que ver con las circunstancias”. Un presupuesto muy cruel para estos expertos, “ya que las circunstancias de cada cual nunca pueden ser una excusa para no ser feliz, porque se supone que no influye, pero al mismo tiempo que se convierte esta felicidad en una elección, también convierte el sufrimiento en una elección. Por lo que se concluye que cada cual elige su sufrimiento, cada cual es responsable de su propio sufrimiento”.

eres sospechoso de querer seguir mal, de no poner los medios necesarios para dejar de estar mal

Puedes ser feliz si quieres, pero si sufres es también porque quieres, “eres sospechoso de querer seguir mal, de no poner los medios necesarios para dejar de estar mal, para dejar de estar ansioso o dejar de sentirte impotente”, asegura Cabanas.

El negocio de la felicidad

Según la Federación Internacional de Coaching, solo en Estados Unidos, el mercado del Coaching, del entrenamiento personal, alcanzó los 955 millones de dólares en 2015, frente a los 705 millones de 2011 y su estimación es de 1,3 millones de dólars para 2022. El mercado de la ayuda está en expansión y es una tarta a la que se apunta el mundo académico.

“En el ámbito de la universidad empiezan a proliferar las especialidades de coaching. De hecho los psicólogos positivos dijeron que eran ellos los que tenían que dar las acreditaciones a los coach. El coaching era un mundo muy amplio, muy poco regulado al que se ha sumado la psicología positiva con su marchamo científico para marcar las herramientas y el lenguaje necesario para dar los certificados, para que tengan un plus de cientificidad. De tal manera que mucha gente se especializa en este tipo de másters ya que son un gran negocio”.

Se están generando hipocondríacos emocionales, el discurso de la felicidad lo que impone no es solo la idea de que no debemos estar mal

También en los colegios “cada vez hay más programas escolares y más materias que tienen que ver con la inteligencia emocional, la creatividad y el emprendimiento en la currícula escolar. Tenemos que preguntarnos por el tipo de estudiantes y de ciudadanos que esto crea. La psicología ha dejado de ser un herramienta para ayudar a tomar decisiones para ser la psicología misma la que muchas veces dicta las políticas educativas”, reflexiona el psicólogo.

La insaciabilidad del mercado responde al universo poblacional al que se dirige, esto es, todo el mundo: gente que esté bien y gente que no. “Se están generando hipocondríacos emocionales, el discurso de la felicidad lo que impone no es solo la idea de que no debemos estar mal, sino que aunque estemos bien, siempre podemos estar mejor. Su mercado tiene a todo el mundo como objetivo. Siempre hay formas nuevas de mantener lo que se tiene, potenciarlo, de verse sano emocional y físicamente, y mucha gente se engancha a esa búsqueda de más y más cosas, obsesionados consigo mismos. Si me pasa algo, necesito algo, tendré que mejorar algo, arreglar arreglar esto que me pasa”, relata en autor.

Una de las presuposiciones de la psicología positiva es la distinción entre emociones positivas y negativas. Una distinción falsa para estos científicos sociales. “No existen las emociones negativas y positivas. Las emociones son emociones, y muchas veces el sentir ira es deseable porque la ira nos moviliza a reparar injusticias, cuando sentimos indignación por algo porque hay una situación de desigualdad de justicia. Esas emociones tiene una función social muy potente, muy práctica y poderosa”

Los autores vinculan el crecimiento del neoliberalismo, que ha extendido su influencia en el mundo en las últimas décadas, con el crecimiento en paralelo de la psicología positiva. Las emociones positivas que se predican “tienen un componente político, es un componente bastante conformista y conservador. Elimina la cuestión política de las emociones y culpabiliza a la persona por sentirse mal. Los problemas psicológicos que la gente tiene no son problemas personales solo son problemas estructurales, tienen ansiedad en el trabajo y estrés por sus condiciones laborales de precariedad, de multitarea y de escaso empleo y mucha competitividad, inseguridad constante y difícil planificación del futuro. Son problemas estructurales, sociales, no personales”, concluye.

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