Cortar la cabeza al enemigo ha sido a lo largo de la humanidad una forma de evidenciar el poder a través de un trofeo ritual. Y desde hoy uno puede adentrarse más en las raíces de este ritual en la exposición Cabezas cortadas. Símbolos de poder que se ha inaugurado en el Museo Arqueológico Nacional en Madrid.
El director general de Bellas Artes, Román Fernández-Baca Casares, y el director de l'Agència catalana del Patrimoni Cultural, Josep Manuel Rueda Torres, han inaugurado la muestra, que reúne 61 piezas arqueológicas y etnográficas gracias a la colaboración con el Museu d'Arqueologia de Catalunya. La exposición estará en la capital española hasta el 1 de septiembre, con entrada libre y gratuita de martes a domingo.
La muestra cuenta con 61 piezas arqueológicas y etnográficas"
Cabezas cortadas. Símbolos del poder recorre el fenómeno de las cabezas trofeo desde la antigüedad hasta el mundo contemporáneo, con especial atención a la cultura íbera, y se exhiben por primera vez en Madrid juntas las "cabezas enclavadas" del poblado barcelonés de Puig Castellar y las descubiertas recientemente en el gerundés de Ullastret.
Los de Puig de Castellar son cráneos datados en el siglo III a.C. atravesados por clavos de más de 23 centímetros de longitud y se consideran característicos de la Edad del Hierro, con especial incidencia en la cultura ibérica, sobre todo en el extremo noroeste de la península, donde se sitúan los principales hallazgos.
Gracias a las distintas figuras, esculturas y armas recuperadas de cremaciones se ha podido reconstruir la vida y los hábitos de estas comunidades íberas, según ha explicado en la presentación el comisario del Museu d'Arqueologia de Catalunya, Gabriel del Prado.
El cartel de la exposición es la reconstrucción que ha hecho el forense Philippe Froesch, a partir de métodos empleados por la policía y programas científicos "fotorrealistas", del rostro de un joven de 17 o 18 años de la época.
En la última parte de la muestra se exponen fotografías y vídeos de obras más contemporáneas, como el martirio de San Cugat del siglo XVI o la escultura de Perseo sujetando la cabeza de Medusa del siglo XVI de Cellini. Pero también las hay de Luis XVI en la guillotina del grabador Isidore-Stanislas Helman, escenas de la película de Tarantino Kill Bill o de la serie Juego de tronos y la imagen del niño sirio que sujetaba una cabeza decapitada mientras su padre le fotografiaba.
Nueve museos han prestado piezas para el montaje de esta exposición itinerante, que llega a Madrid tras su paso por el Museu d'Arqueologia de Catalunya y el Museu de Prehistòria de València.
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